aperturas psicoanalíticas

aperturas psicoanalíticas

revista internacional de psicoanálisis

Número 029 2008 Revista de Psicoanálisis en Internet

Contribuciones para comprender el cambio terapéutico: ahora tenemos un patio de recreo

Autor: Harrison, Alexandra; Tronick, Edward Z.

Palabras clave

Cambio terapeutico, Co-creacion de significados, Infantes, Interacciones entre terapeuta y paciente, Investigacion infante/evolutiva, Modelo de expansion diadica de la conciencia, Sistemas abiertos, Tronick..


"Contributions to understanding therapeutic change: Now we have a playground" fue publicado originariamente en el JAPA, 55 (3), 2007, 853-874. Traducido y publicado con autorización de la revista. 

Traducción: Marta González Baz

Revisión: Raquel Morató

La comprensión del cambio terapéutico se explora en dos sentidos. El primero es ofreciendo  un modelo de cambio que enfatice las interacciones momento a momento “a nivel local” en la díada analítica. El segundo es ofrecer información clínica detallada –obtenida a partir de la cinta de video de la primera sesión de una analista de niños con una niña de 3 años- que ilustra cómo este modelo de cambio puede ser útil para los clínicos. El material clínico se presenta en forma de transcripciones verbales y descripciones de intercambios comunicativos no verbales entre la niña y la analista. Tanto el modelo de cambio como la técnica del microanálisis de la cinta de video se apoyan en el trabajo de los investigadores de niños y muestran así cómo los avances en campos relacionados pueden suplementar los métodos psicoanalíticos tradicionales.

Muchos conceptos pueden contribuir a una comprensión de cómo las personas cambian en el psicoanálisis y la psicoterapia psicoanalítica. Este artículo intenta contribuir a una comprensión del cambio terapéutico en dos sentidos, basados ambos en insights a partir de la investigación infante/evolutiva. En primer lugar, ofrecemos un modelo de cambio que enfatiza las mayores oportunidades para el cambio en las interacciones momento a momento entre terapeuta y paciente en una sesión individual, interacciones similares pero no idénticas a aquellas entre madres e infantes que generan cambio. En forma abreviada nos referimos a este modelo –la expansión diádica del modelo consciente- como el “modelo de expansión diádica” o simplemente “expansión”. En segundo lugar, ofrecemos información detallada sobre el cambio obtenido de una cinta de video de la primera sesión de una analista de niños con una niña de 3 años (“Kate”) para ilustrar cómo este modelo de expansión diádica puede ser útil para comprender el cambio terapéutico.

Kate, que había presenciado el ataque a las Torres Gemelas en la televisión en ausencia de su madre, sufría un grave trastorno de angustia de separación con trastornos del sueño. En la sesión presentada con Kate, el cambio puede apreciarse primero en su capacidad mejorada para jugar libremente y para representar simbólicamente en su juego la imagen traumática de gente saltando, y luego en su creación con la analista de un “patio de juego seguro” en el que los niños pueden saltar “con seguridad” y “suavemente”.

La información de la cinta de video se ha usado durante mucho tiempo por los investigadores de infantes para explorar las interacciones entre madres e infantes (Stern, 1985; Tronick y col., 1978; Tronick y Cohn, 1989; Weinberg y Tronick, 1994). Aquí pretendemos a mostrar cómo el modelo de expansión diádica del proceso de cambio momento a momento, y el análisis del video relacionado con él, puede suplementar las herramientas psicoanalíticas utilizadas para comprender el cambio terapéutico. Muchos elementos importantes del proceso psicoanalítico no pueden ser observados en una cinta de video pero pueden ser explicados provechosamente por las teorías existentes. Por ejemplo, la cinta de video no puede grabar el mundo interno privado del paciente ni del analista (Modell, 1993), ni puede grabar los significados del espacio intersubjetivo creados mutuamente (Winnicott, 1971; Mitchell, 1997; Ogden, 1994; Aron, 1996). Sin embargo, el presentar y examinar los microintercambios que tienen lugar entre terapeuta y paciente como se revelan en la cinta de video puede ofrecer importantes insights sobre la naturaleza de su intercambio terapéutico, y sobre cómo se produce el cambio (Harrison, 2003; Tronick y col., 1998).

Comenzaremos con una visión general del material clínico de la sesión grabada. Este material deriva de 7 clips de 3 a 4 minutos captados de la grabación de toda la sesión y consiste en la transcripción verbal, así como en descripciones de alguna de las conductas no verbales de la díada. A continuación presentaremos el modelo de expansión diádica de la conciencia, tras lo cual demostraremos cómo este modelo puede ser utilizado para comprender mejor algunos de los procesos de cambio ilustrados en el material clínico del video. Concluimos con algunas reflexiones sobre cómo la teoría y la observación de material clínico continúan evolucionando en una interacción mutuamente favorecedora para ofrecernos nuevas oportunidades de comprender el proceso del cambio terapéutico.

Introducción

A los 2 años y 9 meses, Kate vio en televisión los ataques del 11 de septiembre. Vio los aviones chocando con los edificios y a la gente saltando por las ventanas. Kate desarrolló síntomas de ataques de pánico y flashbacks. Le dijo a su madre “¡Saca esos aviones de mi cabeza!”. También padecía tartamudeo, un trastorno severo del sueño y angustia de separación. El contexto de los sucesos de esa mañana incluye la ausencia de la madre de Kate, que había ido al hospital para una urgencia médica sin importancia, la ausencia de su padre, que estaba llevando a su hermano mayor al primer día de colegio, y la ausencia de la abuela, que acompañó a la madre de Kate al hospital. El abuelo de Kate estaba cuidándola esa mañana. La familia inmediata de Kate consistía en su madre, su padre y su hermano de cuatro años y medio.

Resumen de la sesión derivada de una revisión de la cinta de video

Kate comienza esta sesión, la primera para ella, evitando el avión de juguete y la casa de muñecas que se le han ofrecido, dando la espalda a la analista (Alexandra Harrison) y emprendiendo un juego ficticio de echar gasolina en coches con la gasolinera de un garaje de juguete. Adopta ambos roles, el del conductor que necesita gasolina y el del dependiente de la gasolinera, el que echa la gasolina, y finge voces diferentes para representarlos. La analista intenta entrar en el juego de Kate con la gasolinera, fingiendo una voz similar a la suya y diciendo “perdón, perdón ¿puedo echar gasolina?” Mediante una secuencia repetitiva de pequeños intercambios pidiendo y obteniendo gasolina para distintos coches con distintos dueños, Kate y la analista hacen una conexión que da lugar a un movimiento en el juego a una carrera de coches, más activa, con pequeñas muñecas. Kate nombra ganador a un coche. La analista se refiere al otro coche, diciendo “no es muy divertido perder”, y finge un llanto por parte del coche perdedor. Inmediatamente después de esto, Kate le dice a las muñecas de la analista “vamos a ir al circo. ¿Queréis venir con nosotras?”

Kate dice que la casa de las muñecas es “el circo” y explica que hay gente “mirando por las ventanas”. Esta es la primera imagen que podría reconocerse como de las Torres Gemelas. La analista mete tres muñecas al circo. En otra secuencia de juego repetitivo, el par analítico elabora tres formas de saltar hacia abajo: “saltar”, “deslizarse” y “deslizarse-saltar”.

El juego de la casa de muñecas da lugar a una mayor libertad de movimiento y uso del espacio en la sala de juegos, y a la sugerencia de Kate de que construyan un “patio de juego”. Juntas, Kate y la analista construyen un patio, dentro del cual saltan las muñecas. Cuando la analista introduce el tema de hacerse daño haciendo que una de sus muñecas diga “¡Ay!”, Kate se inclina y se acerca mucho a la muñeca y dice: “¿Sabes por qué dices “Ay”? Dices “ay” porque diste un salto muy grande. Se suponía que tenías que dar un salto pequeño”. Kate y la analista practican reiteradamente pequeños saltos con sus muñecas, y Kate dice que el patio es un sitio donde la gente es libre de saltar con seguridad: “[Incluso] puedes dar saltos grandes cuándo estás en el patio”, dice.

La sesión termina de esta forma y Kate es capaz de abrir sus rígidos significados sobre lo que sucede cuando las niñas pequeñas se separan de sus madres –tal vez algo así como “las madres saltan desde altos edificios y se van para siempre”- y crear, con su terapeuta, nuevos significados más adaptativos sobre separaciones: que los niños pueden encontrar un “patio” seguro donde “incluso puedes dar saltos grandes”. ¿Cómo se produjo este cambio?

El modelo de Tronick de expansión diádica de la conciencia

El modelo de expansión diádica de la conciencia conceptualiza el crecimiento, en el desarrollo normal y en la psicoterapia, como sucede cuando dos individuos interactúan de un modo que da como resultado la desorganización de viejos significados y la emergencia de otros nuevos (Tronick, 1998, 2004).

Mientras que el modelo psicoanalítico ofrece, tal vez, el mejor insight sobre el mundo privado del individuo, el modelo de expansión diádica ofrece un modo adicional de comprender cómo los mundos privados del paciente y el analista interactúan para crear el cambio. El modelo de expansión define los principios generales de elaboración de significado que son isomórficos para el tratamiento psicoanalítico y el intercambio infante-cuidador. Esto no significa que todas o la mayoría de las observaciones hechas por los investigadores sobre infantes puedan ser aplicadas al psicoanálisis; en realidad no pueden. En cambio, este modelo identifica principios generales de crecimiento y desarrollo basados en la teoría de los sistemas dinámicos que puede usarse en estos dos campos diferentes en los cuales es crucial el cambio. Los dos conjuntos de pruebas, los datos a los que pueden aplicarse estos principios, se obtienen por diferentes medios: por la práctica psicoanalítica o psicoterapéutica y por la observación directa. Por tanto, el modelo de expansión ofrece un modo de comprender los datos sobre el proceso de cambio psicoanalítico recogidos de un modo diferente, mediante la aplicación de los mismos principios organizadores derivados de la teoría de sistemas dinámicos.

En el modelo de expansión diádica, se crean conjuntamente nuevos significados durante los intercambios desordenados continuados de significados a partir de la percepción del mundo que cada individuo tiene según su edad (Tronick, 2004). Los intercambios son desordenados porque cualquiera que sea la forma de los significados –palabras, acciones, gestos- estos nunca están plenamente formados ni fijados, y porque el proceso de elaboración de significado es difícil, demandante y desordenado. Sin embargo, cuando los significados se juntan entre sí, emerge un estado diádico de conciencia en el que los significados de cada individuo son mutuamente percibidos y coordinados.

En este modelo, los humanos son entendidos como sistemas abiertos que co-crean significados internamente (en su mundo privado) o con otros (en su mundo relacional) para modificar sus propios estados de conciencia. Estos estados, no necesariamente conscientes, son los estados momento a momento de ser y actuar en el mundo. La co-creación de significado es un proceso que tiene lugar continuamente poco a poco. Esta evolución continua de estados de conciencia es necesaria para cumplir con el requerimiento teórico básico de los sistemas abiertos –para continuar existiendo, los sistemas abiertos deben mantener o incluso incrementar su coherencia y complejidad. Cuando se co-crean nuevos significados, el estado de conciencia del individuo se amplía y la percepción del mundo del individuo se hace más completa y compleja.

La mente es un sistema complejo, jerárquicamente organizado, con influencias hacia arriba y hacia abajo que conectan sus numerosos niveles, cada uno de ellos con propiedades únicas. La expansión diádica sostiene que los significados no estáticos, cambiantes, existen en todos los niveles –en el cuerpo, en las acciones, en el inconsciente dinámico, en lo no consciente y en lo consciente. Estos significados son implícitos o explícitos en distintos grados, y cada una de estas formas de significado trae el pasado al presente, da sentido al lugar que el individuo ocupa en el mundo y guía las futuras acciones y comprensiones. Según emergen los significados de un nivel a otro, adoptan nuevas propiedades. Ningún nivel es totalmente privilegiado. Así, incluso si uno fuera a asumir que existe el significado inconsciente plenamente formado, fijado (una suposición que no hacemos puesto que los significados son principalmente  confusos y desordenados), cuando el significado es traído a la conciencia adopta propiedades emergentes asociadas con el nivel consciente de la mente. Estas nuevas propiedades, tales como las formas simbólicas, representan un cambio respecto a la forma inconsciente del significado. A su vez, el significado es inmediatamente actuado por la díada paciente-analista y los cambios subsiguientes. Finalmente, el significado consciente ahora cambiando dinámicamente transforma el significado inconsciente, aún fluido, mediante la causalidad de arriba abajo (Freeman, 1995, 1999).

Pero no todos los nuevos significados conducen a la expansión. Algunos constriñen y hacen más rígida la percepción del mundo por parte del individuo y el estado de conciencia de la persona pierde coherencia y complejidad. En el lenguaje de los sistemas abiertos, el estado de conciencia se disipa (Stengers y Prigogine, 1997). Hay una violación del primer principio de la teoría de los sistemas abiertos: mantener la organización y crecer. En consecuencia, el individuo tiene un sentimiento subjetivo de pérdida de libertad, de caos y angustia. La persona anticipa la pérdida de organización y la percepción de la aniquilación inminente. Sin embargo, existe otro origen de ansiedad predicho por la teoría de los sistemas abiertos, y este origen es el cambio como tal. El proceso de co-crear un nuevo significado a partir del desorden amenaza con la disipación del nivel de coherencia y complejidad previamente alcanzado, con la consiguiente –al menos temporalmente- pérdida de organización. Así, existe un conflicto experiencial entre la expansión y la disminución que acompaña a los conflictos psicodinámicos que son parte, también, de la elaboración de significado, y estos campos de conflicto se influyen entre sí.

En el caso del trauma, el acontecimiento puede estar más allá de la capacidad del individuo para dotarlo de sentido de un modo que amplíe su estado de conciencia. Pero puesto que el individuo siempre debe intentar otorgar un sentido de la experiencia, el sentido puede ser rígido, imposible de integrar en un estado continuado de conciencia, y cerrado a la entrada de significado de los otros –lo que los clínicos denominarían un significado disociado. Para mantener este aislamiento defensivo –para mantener tanta coherencia y complejidad como sea posible- el individuo limita la comunicación que pudiera permitir acceder al significado disociado y a otros significados desorganizadores. El resultado es un mayor deterioro de la elaboración de significados del individuo.

Aunque el sentimiento subjetivo del mundo que acompaña a un estado de conciencia es el de estabilidad y certeza, los estados de conciencia son inherentemente inestables y cambiantes. Están en la “criticalidad”, el estado de un sistema que es altamente complejo y coherente, si bien inherentemente inestable (Bak, 1996). La criticalidad requiere un input energético y una fuerza para mantenerse. Parte del input se autoorganiza y otra gran parte debe provenir de los otros. Por el contrario, los estados de conciencia compuestos por significados rígidos están lejos de la criticalidad, son más estables, altamente coherentes, menos complejos y menos abiertos al input.

Uso clínico del modelo

En el modelo de expansión diádica, el objetivo del psicoanalista es ayudar a los pacientes a mover su estado de conciencia hacia la criticalidad de modo que puedan formarse nuevos estados de conciencia y se pueda cambiar el sentimiento de certeza impelente. El trabajo del analista de un paciente traumatizado es iniciar el proceso co-creativo de otorgamiento de significado para modificar el estado de conciencia menos complejo, rígidamente coherente, del paciente. Puesto que el significado existe a muchos niveles –procesos y acciones corporales, afecto, inconsciente dinámico y pensamiento consciente- implementar este cambio comienza por establecer campos de comunicación en los que pueda tener lugar la co-creación de significado. Entonces, la co-creación de nuevos significados del trauma puede tener lugar trayendo al proceso de otorgamiento de significado elementos de significado tanto de los propios estados de conciencia del analista como de los del paciente.

La conexión se logra mediante el uso de medios de comunicación posibles según la edad. El concepto de “posibles según la edad” es clave, porque toma en cuenta  las competencias disponibles según el grado de desarrollo que cada participante trae al proceso de otorgamiento de significado[1]. Por ejemplo, los movimientos corporales, incluyendo las expresiones faciales y las vocalizaciones, son las herramientas comunicativas de los infantes, y los significados compartidos son las intenciones y los afectos. El lenguaje y el juego ficticio son las herramientas comunicativas del niño preescolar, y los significados que se comparten son representaciones simbólicas y narrativas de juego de temática ilógica a menudo basadas en la acción. Los adolescentes y los adultos se comunican con el analista principalmente en un idioma con símbolos abstractos. Esta comunicación es, en su mayor parte, en forma narrativa y tiene, especialmente para los adolescentes, pocas limitaciones. El establecimiento de un campo de comunicación sobre el significado no es específico del contenido, sino de lo que es posible según la edad.

Es entonces cuando la analista trae sus propios significados a la mezcla según intenta comprender las  comunicaciones del paciente. Este paso se conceptualiza explícitamente en el modelo de expansión diádica, donde se considera un aspecto universal del proceso psicoanalítico. En el nivel organizativo más alto del lenguaje hablado, el otorgamiento de significado es explícito, consciente, en la conciencia. Por el contrario, mucho del otorgamiento de significado –especialmente en el momento a momento- es implícito, inconsciente, fuera de la conciencia. Un silencio prolongado, una posición corporal, una mirada rehuida, un cambio en el ritmo de la sucesión de turnos orales, y muchas otras comunicaciones no verbales tienen significado y se convierten en elementos de los significados que la díada construye junta (Beebe y Lachman, 2002; Fivaz-Depeursinge, 1999). En este proceso co-creativo, ambos participantes aportan los significados de los numerosos niveles que estructuran los estados de la conciencia a la interacción que abre antiguos significados y los transforma en otros nuevos. Los nuevos estados de conciencia no son planeados, ni predecibles. Por el contrario, emergen de los intercambios repetitivos de significados que tienen el objetivo inmediato de crear y mantener una conexión mediante el otorgamiento de significado (Bruner, 1990).

La repetición y el ritmo son mecanismos clave en los estados de conciencia cambiantes (Sander, 1983; Beebe y col., 2000). Al nivel más alto del otorgamiento de significado, la repetición es necesaria para asegurar la comprensión explícita, puesto que los significados que las palabras tienen para los  individuos nunca son idénticos ni totalmente conocidos, incluso para el que habla. En el nivel momento a momento del otorgamiento de significado, el cambio en el significado puede emerger de pequeñas variaciones, cuando el estado de conciencia ha alcanzado la criticalidad. Bak (1996), de hecho, demuestra que en los sistemas complejos como las mentes que interactúan diádicamente, la repetición de formas aparentemente idénticas genera inevitablemente un cambio en el sistema. El cambio rítmico de turno funciona como una onda portadora que mantiene el momento del proceso de otorgamiento de significado y, al hacerlo, transmite significado, algo así como “trabajamos juntos para encontrar una  ‘direccionalidad’ a nuestro otorgamiento de significado”. Una vez establecida, la direccionalidad se amplifica y da lugar a una mayor coherencia y complejidad del significado compartido. En el proceso momento a momento de una sesión psicoanalítica, los patrones repetitivos son comunes. En el modelo de expansión se les da un papel central en el proceso de cambio. En el microanálisis de la cinta de video del tratamiento de una niña pequeña, la repetición se hace observable, con sus sutiles cambios y la transformación eventual en algo nuevo.

La creación conjunta de significado es inherentemente desordenada, pero el desorden no es error; más bien, es la fuente de nuevos significados (Tronick, 2004). En nuestra ilustración clínica, Kate y su analista interactúan a muchos niveles –observables en la cinta-  que transmiten significado, desde los campos no verbales del movimiento corporal y la expresión facial a los significados posibles según la edad comunicados en el lenguaje, el juego simbólico y los elementos prosódicos del habla. Cada uno de estos campos transmite motivaciones, afectos e intenciones conductuales y relacionales, así como significados inconscientes (incluyendo significados dinámicamente inconscientes).  En este interjuego existe una variabilidad de la coordinación de los significados comunicados entre ambos participantes. La variabilidad disminuye con el tiempo según los nuevos significados son creados conjuntamente y compartidos, pero el desorden siempre está presente, puesto que el índice de intercambio a nivel local es tan rápido y complejo que la captación y la expresión  exactas no pueden mantenerse y porque los significados emergentes se convierten en materia del proceso continuado del otorgamiento de significado.

El cambio en el estado de conciencia de Kate desde la perspectiva de la expansión diádica

El significado que Kate otorgó a las imágenes de la televisión fue un significado traumático. Si bien su estado de conciencia incluye mucho más que ver las imágenes en televisión. Sin tener todavía  tres años, Kate tiene un vocabulario extenso, destreza en sus acciones, preocupación por la integridad corporal, una memoria robusta, pensamiento preoperativo,  reflexividad y autoconciencia.  Su percepción de lo que había sucedido emerge de esos procesos de otorgamiento de significado posibles según la edad, desde el contexto crucial de las experiencias de su familia, y de otros significados privados tales como las fantasías y los procesos psicodinámicos en desarrollo. Todos estos factores contribuyen al estado de conciencia y a la “certeza impelente” que Kate genera como respuesta a estas imágenes. ¿Cómo llega a tener esta certeza impelente que la convierte en sintomática?

Las capacidades normales de otorgamiento de significado de Kate trabajan para crear un sentido complejo y coherente de lo que ella estaba viviendo, pero no son capaces de generar un modo no tóxico de comprender los acontecimientos. Sus capacidades han flaqueado bajo el estrés del acontecimiento –el ver, incluyendo el contexto en el que ocurrió (en otras palabras, la experiencia total)- dadas sus capacidades normales pero aún limitadas por sus tres años de edad. No puede dejar que su mente opere en el modo preoperativo, espontáneo, porque hacerlo comprometería sus abrumadores sentimientos. Fonagy (Fonagy y col., 2002; Fonagy y Target, 1998) sostendría que su mentalización, la capacidad para la actividad mental reflexiva –en este momento una capacidad emergente- se ha interrumpido. Al mismo tiempo, si fuera incapaz de otorgar a su experiencia ningún significado, la desorganización sería abrumadora. Así, el trauma incluye no sólo la visión, sino también su capacidad disminuida pero operativa de otorgamiento de un significado posible según la edad, amplificando el efecto negativo.

Sin la ayuda de su madre para contenerla, Kate está desprotegida frente a pensamientos como “¡Incluso los adultos pueden caerse de edificios altos y hacerse daño y perder a sus mamis para siempre!”. Con su emergente capacidad para mentalizar, Kate está reflexionando sobre los sentimientos  y pensamientos de los otros. Tal vez está aterrorizada por comenzar a imaginar lo asustadas que estarían esas personas para saltar de tan alto y por saber que resultarían tan malheridas. Incapaz de integrar su percepción atemorizante de esta experiencia en su percepción usual del mundo, disocia la experiencia para mantener aislados sus efectos  negativos, lo que también sirve para protegerla de la ansiedad que se produciría junto con los efectos desorganizadores. Por razones similares, no puede hablar libremente sobre ella, limitando las oportunidades de obtener ayuda de los otros.

Es importante apreciar que el acontecimiento se produjo dentro de un rico contexto que amplifica sus efectos. El estado de su abuelo durante el programa de televisión no se sabe totalmente. Sabemos que estaba asustado e incapaz de ser adecuadamente receptivo; Kate tuvo que confrontar la ansiedad del abuelo. Es más, el que la madre hubiera ido al hospital puede haber evocado la experiencia de Kate de la vulnerabilidad de su madre, así como imágenes de los hospitales como grandes edificios, provocando la amenaza de la pérdida de su madre. También, su hermano –objeto de admiración y envidia- había ido a su primer día de “cole de niños grandes”, llevado por su padre. Finalmente, además lo que estaba pasando en el momento de ver las imágenes, sus relaciones actuales y pasadas con los miembros de su familia y sus modos característicos de manejar el estrés en general y el significado que el ataque del 11/9 tuvo para ellos en particular, forman parte crucial del contexto.

Kate debe intentar otorgar significado a este ensamblaje de acontecimientos y elementos de significado previamente creados, conectando su experiencia del mundo externo con su mundo interno para crear su estado de conciencia. Si no lo hace, su estado se disipará y abrirá camino a la angustia abrumadora. En su mundo interno, las representaciones simbólicas se aúnan continuamente con otros elementos de significado del contexto local –configuraciones afectivas, recuerdos y sensaciones corporales. O se trasladan de un nivel de la mente a otro, en una síntesis evolutiva, mediante procesos mentales implícitos. Todos estos elementos de significado, y los procesos mentales que actúan para crear significados, son influenciados por múltiples factores: las capacidades evolutivas de Kate, sus capacidades personales únicas, su experiencia pasada con los otros y con los acontecimientos, su cultura y sus fantasías. Y todo ello gobernado por el requerimiento inevitable de mantener y ampliar la complejidad y la coherencia.

La fantasía, así como otro significado, se co-crean en un proceso comunicativo/interactivo continuamente en evolución. La co-creación de significado con otro, y también de los propios significados, funciona como un operador (un modificador) de significado. Tanto la conciencia de sí mismo como la comunicación alteran el estado de conciencia de un individuo. Sólo aquellas fantasías que quedan fijadas –puesto que han sido aisladas de los procesos de autoorganización o del proceso comunicativo- son las que resultan en distorsiones de la realidad o formación de síntomas. Estas fantasías fijadas, tanto los significados que son elementos simbólicos de la fantasía como los modos de unir esos significados, normalmente parte del proceso co-creativo, acaban causando problemas.

Kate puede ser capaz de dejar atrás los acontecimientos atemorizantes del 11/9 y llevar adelante su vida cotidiana. Sin embargo, las imágenes de aviones, o la falta de receptividad de un adulto importante, por ejemplo, pueden desencadenar el conjunto de viejas imágenes y reacciones afectivas, así como las viejas operaciones cerebrales ilógicas. Por ejemplo, un contexto importante desencadenante era la hora de acostarse, no sólo por el tema intrínseco de la separación en la experiencia, sino también porque los distintos procesos mentales durante los cambios de estado implicados en irse a dormir probablemente desempeñaban un papel en la recreación de los acontecimientos atemorizantes.

Cualquiera que sea el estado de conciencia de Kate, podemos apreciar la complejidad de su otorgamiento de significado. El significado de Kate no es el de un infante o un niño mayor, pero tampoco es el de otro niño de su edad. Es único, en gran parte desconocido e imposible de conocer, desordenado, ilógico y en constante cambio. Sin embargo, a causa de su experiencia traumática, los elementos de su significado están relativamente más fijados, menos desordenados y aislados de sus propios procesos de otorgamiento de significado y del significado que ella otorga a los otros. Usando esta formulación derivada de la expansión diádica para complementar formulaciones psicoanalíticas, y sin saber lo que deparará el futuro, ¿cómo va a comprender la analista lo que sucedió en la primera sesión con Kate?

Usando el modelo para comprender la cinta de video

Al comienzo de la sesión la cinta de video demuestra el primer paso en la implementación del cambio –el establecimiento de campos de comunicación donde la co-creación del significado puede tener lugar. En tres pasos, Kate y su analista hacen una conexión, usando sus cuerpos, su habla, su juego y su afecto[2]. El primer paso es de Kate, y es implícito: un ligero giro de su cuerpo en dirección a la analista y una pausa en su actividad, como si dijera “¿Te gustaría un giro?” Estas comunicaciones no verbales de significado preceden directamente a la comunicación verbal inicial de la analista hacia Kate, y no estaban en la conciencia de la analista en el momento en que se hicieron. Sólo al ver la cinta de video tras la sesión pudo observarlas, pero en el momento en que actuaba sobre ellas éstas estaban en su conciencia implícita, de forma muy similar al conocimiento intuitivo que los padres tienen de la comunicación de sus infantes (Papuosek y Papousek, 1986). Cuando la analista pide gasolina por primera vez, Kate se gira hacia ella con una sonrisa, y silenciosamente, le echa algo de gasolina en su coche. En el segundo paso, la analista repite su petición, esta vez con una voz fingida y  Kate se gira hacia ella con una pequeña sonrisa, diciendo “¿Sí?”  tranquilamente y le echa gasolina. En el tercer paso, Kate se gira hacia la analista y toma la iniciativa de hacer la pregunta “¿Quieres gasolina?” Los turnos y el ritmo transmiten el mensaje de que están haciendo algo juntas. Pero, ¿que es lo que están haciendo juntas?

El segundo paso en la implementación del cambio es traer elementos de la propia experiencia de la analista y de la de Kate a un proceso de co-creación de otorgamiento de significado, con el objetivo de cambiar el significado traumático de Kate. ¿Qué significados transmite cada uno de los pasos en el juego de la gasolinera? El primer paso tiene significado, aunque éste se comunique de forma no verbal. El significado puede ser algo así como: “finjo ser el impotente (sin gasolina) y el poderoso (el que echa gasolina), todo yo sola. No tengo a nadie”. Sin embargo Kate tiene la capacidad de imaginar que la analista puede ser una buena compañera. Se gira hacia ella y hace una invitación. En el paso tres, el significado puede entenderse como “Juntas, podemos crear nuevas vías para manejar el no-tener, o la pérdida. Podemos usar el juego simbólico para representar una situación en la que una persona impotente pide lo que necesita y lo obtiene de la persona poderosa”. Este significado ampliado permite a Kate y a la analista “jugar con” las experiencias afectivas de impotencia y poder.

La analista repite entonces la misma petición de gasolina con un coche tras otro, dando cada vez una razón distinta por la que necesita gasolina. El proceso co-creativo es facilitado por la repetición; cada repetición es la misma, aunque cada una contiene algo nuevo. La parte nueva es impredecible, tal vez desconocida. No sólo la analista varía su pregunta un poco cada vez, ofreciendo impredecibilidad a Kate, pero la propia Kate es impredecible en sus respuestas. Por ejemplo, podía haber dicho “No”, o “Puedes echarte un poco”. En realidad responde echando gasolina cada vez, pero cada vez con una comunicación afectiva, movimiento corporal y habla diferentes. Paciente y analista se han comprometido en un proceso co-creativo y Kate ha sido capaz, mediante la conexión reguladora con la analista, de manejar el estrés de lo impredecible y el desorden del proceso de otorgamiento de significado.

Cuando Kate inicia una carrera de coches entre una muñeca y su “mamá”, la analista usa su experiencia analítica con niñas pequeñas de la edad de Kate, concretamente, su conocimiento de los significados de la fantasía que suelen usar para dar sentido a sus mundos. Piensa en la competición edípica entre Kate y su madre, pero no sabe cómo ni si esto servirá., Usando el modelo de expansión diádica, no privilegia el material simbólico edípico (ni ningún otro), sino que lo tiene en mente. No se preocupa de poder elegir la intervención “errónea” porque sabe que el otorgamiento de significado puede proceder de infinitas maneras. En cambio, focaliza en el flujo del proceso co-creativo de otorgamiento de significado y en apoyar la iniciativa de Kate de introducir nuevos elementos y de aceptar o rechazar los elementos introducidos en el juego por la analista. La técnica terapéutica es desarrollar el desorden y permitir a Kate que tolere ese desorden, aun cuando el contenido no sea el contenido de su trauma.

Tras la carrera, Kate anuncia las posiciones “ganadora” y “perdedora” y la terapeuta expresa su aceptación de los sentimientos del “perdedor”. Kate responde con su invitación al circo. Esta es otra elaboración de “hacer algo juntas”, algo especial como el circo. “Ir al circo” fue una de las explicaciones que analista había dado por la que un conductor necesitaba que Kate le echase gasolina, y queda claro que Kate ha elegido usar un motivo introducido por la analista en una parte anterior del juego -pero ahora en un nuevo contexto, una forma de repetición en la cual un elemento de significado es asimilado por Kate y al cual da un nuevo uso. Kate toma luego la iniciativa de introducir un nuevo tema en el juego. Es un riesgo porque no puede predecir dónde llegará, pero transmite su sentimiento de que irán juntas allí donde sea. Invita a las muñecas de la analista a unirse a las suyas dentro del edificio, donde están “mirando por la ventana”. Es aquí donde la analista reconoce una imagen que recuerda las imágenes traumáticas del World Trade Center, pero no sabe lo que Kate está pensando realmente. Desde el punto de vista de la expansión diádica esto podría verse como un punto de bifurcación, algo similar a un “momento ahora”, un momento que dice que algo va a suceder (Stengers y Prigogine, 1997; Stern y col., 1998). Este es un punto en la actividad terapéutica en el que existe la elección entre una dirección que lleva a un nuevo estado de conciencia y otra que mantiene el viejo. Si bien parece obvio que es preferible el camino hacia un nuevo estado de conciencia, la decisión real se compone de múltiples respuestas a cuestiones complejas incluyendo la perspectiva terapéutica, la técnica, la experiencia clínica, la evaluación que la analista hace de dónde está Kate en ese momento,  y la angustia que siempre acompaña al avanzar hacia lo desconocido. Además, incluso si se toma el camino hacia el nuevo estado de conciencia, no hay seguridad de que la oportunidad se haga realidad, dado el desorden del proceso creativo momento a momento y su amenaza de disipación.

La analista, reconociendo que se necesita algo más que su receptividad momento a momento para ayudar a Kate en su otorgamiento de significado en este punto crítico, se basa tanto en la teoría analítica como en la experiencia clínica. También usa el modelo de expansión diádica, porque Kate le está ofreciendo elementos de juego para usarlos en lo que podría tener como resultado la co-creación de un nuevo significado para la experiencia traumática. Para prepararla para este tipo de juego, la analista lleva tres muñecas “al circo”. La elección de tres muñecas se hace explícitamente, mientras que otras acciones –como la iniciación del juego de la gasolinera- son más implícitas, aunque todas formarán parte del otorgamiento de significado. La analista pretende usar la técnica de la repetición para prepararse a establecer los significados traumáticos de Kate. Incluso cuando aún no sepa cómo o cuándo las muñecas emprenderán la acción en el juego, sabe que tres muñecas no responden a las limitaciones del patrón de todo o nada de un significado traumático.

Kate invita a las tres muñecas a unirse a las suyas dentro de la casa de muñecas, diciendo “¡Estamos aquí arriba!” La analista pregunta luego, “¿Cómo voy a subir?” Se pregunta si Kate elaborará la imagen traumática de saltar, pero no sabe si lo hará o, si lo hace, cuándo o cómo lo hará. Kate responde, “Puedes subir de un salto”. En este punto, a la analista se le ocurre la idea de abrir un patrón rígido de todo o nada organizado en torno al significado de saltar. Le gustaría crear algo más que los dos extremos que podría estar representados por perder a Mamá para siempre y por tanto la autoaniquilación, y aferrarse a mami y rechazar separarse de ella. Basándose en el modelo de expansión diádica y en su experiencia con la técnica de la repetición, se prepara conscientemente para ayudar a la apertura de Kate del significado de “saltar”. Quiere ser capaz de poner en acción múltiples posibilidades de saltar, de modo que sean capaces de introducir al menos algún pequeño cambio en su significado y en cómo co-crean juntas un nuevo significado. Aunque tiene como objetivo la co-creación de un significado más adaptativo, no sabe qué será ese nuevo significado o cuándo emergerá en el juego.

La analista hace que una muñeca salte hacia arriba (“¡Salta!”), que salte la segunda (“¡Salta!”), y que salte la tercera (“¡Salta!”). La repetición es una técnica importante de este modelo. Mantiene el intercambio, y el desorden del intercambio, y abre posibilidades para algo nuevo. En este caso, lo nuevo es la presencia de tres muñecas que han saltado hacia arriba y que ahora están en posición de saltar hacia abajo. Quizá Kate elija hacerlas saltar hacia abajo, y quizá no. Los conceptos de impredecibilidad y desorden del modelo apoyan a la analista en no saber qué sucederá en esta situación clínica.

En la invitación de Kate a unirse a sus muñecas en el primer piso, una pequeña distancia de la ubicación del segundo piso donde están las otras muñecas, su analista detecta otro punto de bifurcación, un punto en el que puede ocurrir algo nuevo. Cuando se le pregunta si esto significa otro salto, Kate sugiere: “Puedes saltar… o puedes deslizarte”. La analista de Kate se alegra por lo que considera una señal de la apertura potencial del significado de “saltar” introducida por la nueva alternativa de “deslizarse”, una alternativa generada por Kate. La analista hace que una de sus tres muñecas “salte” hacia abajo, que la segunda muñeca “se deslice” hacia abajo y –en colaboración con Kate- que la tercera muñeca “salte-se deslice”. En la articulación de “saltar-deslizarse”, paciente y analista se ríen juntas. Hay un cálido sentimiento de conexión que marca una ampliación exitosa del significado compartido. El nuevo significado es más complejo. Las experiencias de afecto, conexión y significado ampliado son inseparables. Kate aprovechó la oportunidad iniciando una nueva posibilidad y confiándosela a su analista. Y todavía no hay nada cierto sobre dónde las llevará este significado ampliado de saltar. El nuevo significado, co-creado, de la palabra puede acercarlas demasiado a su significado traumático, y Kate podría retirarse. O puede descubrirse que el significado de Kate tiene menos que ver con saltar de lo que inicialmente había pensado. El camino que tomen se hará manifiesto sólo en los siguientes momentos del compromiso.

Kate sugiere que “construyan” un patio, expresando sentimiento de sujeto agente de un modo nuevo mientras exclama alegremente “¡Sígueme!” y corretea por el suelo hacia otra parte de la habitación. Kate especifica que la analista debería hacer una línea de bloques rojos, mientras ella hace una de bloques azules, comenzando ambas desde un punto común. En su juego, la analista intenta conscientemente establecer un ritmo de turnos, eligiendo bloques y poniéndolos en línea como hace Kate, siguiendo cada uno de los movimientos de la paciente con un movimiento semejante de ella misma. Coloca cada bloque con un gesto definitivo para acentuar el final de su turno. Según proceden los turnos, cada una va colocando los bloques en lo que se ha convertido en un arco, estableciendo una dirección tanto física como psíquica. El turno rítmico establece una direccionalidad, haciendo avanzar el otorgamiento de significado interactivo (Sander, 1983). El momento del turno rítmico ayuda a prevenir el proceso de descarrilar a causa de los desequilibrios y tropiezos.

La impredecibilidad queda ilustrada de nuevo por el hecho de Kate y su analista saben que algo se creará con el tiempo –un patio hecho de bloques- pero se desconociera el tamaño y la forma que adoptaría, lo elaborados que llegarían a estar los significados, cuándo tendrían que “parar”.  Según las dos líneas de bloques se aproximaban, Kate dice, “nos estamos acercando”. En esta afirmación une elementos de significado del lenguaje, el movimiento corporal, el afecto y la intención. La analista repite, con una voz más suave, “nos estamos acercando” y espera a que Kate ponga el último bloque y complete la conexión. Una vez que el círculo está completo, Kate se pone de pie y observa su creación. “Ahora tenemos un patio”, comenta.

Kate indica que las muñecas deberían entrar en el patio, diciendo: “¡Otro salto!” Aquí la analista decide asumir el riesgo de vincular, por primera vez, el acto de saltar con la idea de ser herido (y potencialmente con el afecto traumático asociado). Hace que su muñeca diga “¡Ay!” tras saltar en el patio. Esta contribución puede considerarse en modelos más tradicionales como “cerrar” otras alternativas. Sin embargo, en el modelo de expansión, esta introducción de un elemento de significado por parte del analista se considera que da lugar al desorden, y este desorden hace posible la mejora de alternativas en el proceso de otorgamiento de significado. Permanecer en silencio hubiera contribuido, por sí mismo, a otro elemento de significado al proceso. La analista está observando la reacción de Kate y cuando ésta duda se pregunta si ha ido demasiado lejos. Decide hacer saltar a la segunda y tercera muñeca dentro del patio sin decir “¡Ay!”. Sin embargo, tras su duda, Kate se aproxima y se pone en cuclillas frente a la muñeca que dijo “Ay” y pregunta: “¿Sabes por qué dijiste ‘Ay’? dijiste ‘Ay’ porque diste un salto demasiado grande. Se suponía que tenías que dar un salto pequeño”. La  analista hace que su muñeco pregunte a Kate si debería “practicar pequeños saltos” y cuando Kate asiente con aprobación hace que el muñeco asienta también. Kate repite entonces la práctica con otro muñeco. La analista está encantada de reconocer que ahora ella y Kate han acumulado un gran repertorio de saltos –enormes, terribles saltos hacia abajo (desde las Torres Gemelas), saltos hacia arriba, saltos-deslizamientos, y ahora pequeños saltos. Finalmente, Kate le dice: “¡puedes dar [incluso] grandes saltos cuando estás en el patio!”

“Oh –dice la analista- ¿porque es más seguro en el patio?”

“Sí”, dice Kate. “Y más suave”.

La analista repite: “Y más suave”.

Implicaciones para futuras investigaciones del cambio terapéutico

Considerando cómo integrar la teoría y la observación para ofrecer insights a los clínicos es en sí un proceso interactivo. Las formulaciones conceptuales permiten observar el material clínico bajo una nueva luz, y los análisis detallados que son posibles gracias a la grabación en video permiten observar nuevas interacciones, lo cual, a su vez, da lugar al enriquecimiento de la teoría. La sesión con Kate ofrece un ejemplo de este proceso mutuamente reforzador.

El modelo de expansión diádica de la conciencia tiene dos aspectos que apoyan la integración del conocimiento desde la investigación con infantes y el psicoanálisis y hacen que dicho conocimiento resulte útil para el clínico. El primero es la inclusión que deriva de la adherencia del modelo a los principios generales de la teoría de sistemas abiertos. El segundo es el factor de la especificidad –en términos de capacidades de otorgamiento de significado posibles según la edad y significados exclusivamente co-creados. Ambos aspectos del modelo –inclusión y especificidad- se realizan en el concepto de “estado de conciencia”. Los estados de conciencia resultan de la actividad de otorgamiento de significado y abarcan multitud de significados. Estos surgen de los sistemas sensorial, perceptivo, motor y afectivo e incluyen tanto pensamientos conscientes como significados del inconsciente dinámico. Así, el modelo no privilegia una forma u otra de otorgamiento de significado. En cambio, reconoce que los significados tienen muchas formas y se forman de muchos modos a muchos niveles.

A pesar de la complementariedad potencial del psicoanálisis y el modelo de expansión diádica, es evidente que integrar teorías que derivan de diferentes tipos de datos –la práctica psicoanalítica y la observación directa de infantes y cuidadores- sigue siendo un desafío. El modelo de expansión diádica complementa las herramientas del analista ofreciendo un medio para comprender el proceso interactivo momento a momento, pero ¿qué pasa con lo intrapsíquico? ¿Hay un lugar en el modelo para conceptos analíticos tales como el insight, el conflicto y la elaboración? Se obtiene una respuesta al referirnos al principio general de niveles de organización perteneciente a la teoría de los sistemas; según él, puede considerarse que las actividades co-creativas del cambio ocurren a diferentes niveles de organización dentro de un sistema complejo. Ese sistema puede comprender dos individuos, o dos partes del mismo individuo. El concepto de expansión diádica incluye la idea de la mente consciente y del inconsciente dinámico co-creando significado, como sucede con el insight. En este proceso co-creativo también puede existir conflicto entre los significados conscientes e inconscientes. Kate experimenta angustia a partir de dos fuentes relacionadas con el acontecimiento traumático: el conflicto inconsciente sobre la agresión (teoría psicoanalítica) y el miedo a que su organización psíquica se disipe si se abre al cambio (expansión diádica). El modelo de expansión ve conflictos entre significados desordenados en un único nivel, así como entre significados en diferentes niveles. De forma similar, lo que el psicoanálisis describe como elaboración podría considerarse una versión macroscópica de las interacciones repetitivas microscópicas que hemos destacado como parte central del proceso de otorgamiento de significado.

Sin embargo, los conceptos de estas dos fuentes teóricas no pueden integrarse sin principios generales compartidos que gobiernen el proceso de cambio. Refiriéndose a los principios generales de la teoría de sistemas abiertos, la expansión diádica considera que el cambio tiene lugar en un proceso interactivo en constante evolución de otorgamiento de significado desordenado, desorganizador, en el cual los significados nunca están fijos ni plenamente formados, sino que existen sólo en proceso. En la medida en que las teorías psicoanalíticas contemporáneas están de acuerdo con esta perspectiva, los dos modelos conceptuales pueden integrarse. Aún así, una integración abarcativa es un proyecto para el futuro.

Harrison usó tanto la teoría psicoanalítica como la expansión diádica de modo complementario para dar sentido a su experiencia clínica con Kate. A los dos años y nueve meses, los conflictos de Kate en torno a su hostilidad y agresión en la relación dependiente con su madre fueron catapultados a una nueva categoría de significado traumático cuando presenció por televisión el ataque a las Torres Gemelas en ausencia de su madre. Puesto que carecía de la presencia reconfortante de su madre, el sentido que Kate le dio a las imágenes de televisión la aterrorizó y dio como resultado síntomas de trauma. En su primera sesión analítica,  meses después del acontecimiento traumático, no se pudo lograr ningún insight real en sus conflictos intrapsíquicos, ni estos conflictos pudieron ser elaborados. Sin embargo, el modelo de expansión diádica nos ofrece un modo de entender el proceso microscópico de cambio, puesto que fue el proceso a “nivel local” el que ocasionó la emergencia del juego creativo e, incluso, un importante alivio sintomático tras la sesión. Sin embargo, el proceso a nivel local fue en todo momento inseparable de los procesos de otorgamiento de significado a otros niveles de organización; fue esencial que este proceso microscópico siempre estuviera enmarcado, tanto en el fondo como en el frente, por un sentido analítico de qué significados eran posibles y estuvieran disponibles para ser elaborados.

En este caso, el nuevo significado se crea como un estado de conciencia compartido por Kate y su analista, y desde este estado diádico de conciencia emerge un estado de conciencia modificado para cada una de ellas. Sus nuevos estados de conciencia conllevarán una “certeza impelente” distinta acerca del mundo. En el mundo antiguo, los niños de tres años tienen que aferrarse a la madre y evitar dormirse por miedo a terribles saltos. En el nuevo, hay lugares donde los niños son libres de saltar en forma segura libre y suavemente. En el mundo antiguo, el peligro de disipación es demasiado grande. En el nuevo, el peligro está modulado por el otorgamiento de significado diádico. En el momento de la sesión, la analista había focalizado en la observación de Kate sobre ser capaz de saltos “grandes” cuando estaba “dentro del patio”. Para ella, la observación de Kate significó esperanza para el futuro, de cambiar el terrible significado de saltar para permitir enfoques vitales más flexibles y adaptativos. Sin embargo, al mirar atrás, llamó su atención el uso de la expresión “más suave” por parte de Kate. En respuesta a la observación “Ah, porque el patio es más seguro”, Kate dice “Sí, y más suave”. Desde el punto de vista de la expansión diádica, el proceso co-creativo de otorgamiento de significado con Kate puede apreciarse de un modo diferente. A los tres años de edad, el sentimiento de Kate de “más seguro” se expresa bien con la expresión “más suave”. “Más suave” capta el sentido de un terreno suave. Por supuesto, si uno va a saltar desde una gran altura, el “más suave” no hará que el aterrizaje sea seguro, pero el pensamiento de Kate es adecuadamente ilógico para su edad. Al aportar su expresión “más suave”, Kate está participando activamente en abrir su significado problemático pero familiar, y su modo limitado pero familiar de otorgar significado, a un proceso incierto entre su analista y ella. “Más suave” como más seguro es un nuevo significado. Ambas participantes lo encuentran valioso, aunque ninguna entiende exactamente la contribución de la otra. Este nuevo significado es un trabajo en progreso, un paso alejándose de una posición hacia otra posición futura y todavía desconocida.

Así, el modelo de expansión diádica sostiene que el cambio se produce en psicoanálisis, al igual que en el desarrollo, cuando los estados de conciencia se comunican y se comparten, ocasionando que los estados de conciencia en cada individuo se abran al proceso desordenado e impredecible de otorgar nuevo significado e incrementar la coherencia y complejidad de cada individuo. El desafío para el modelo de expansión es hacer que sus términos sean psicológicamente significativos y que el marco de trabajo sea técnicamente útil en el marco psicoanalítico. Mientras progresemos hacia estos objetivos, estaremos creando las conexiones necesarias para una integración más efectiva de los dos modelos.

 

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[1] Valenstein (1973) “en la primera fase del desarrollo la representación de objeto y la  del self se unen más en torno a  los correlatos afectivos de la experiencia que en torno a su potencial cognitivo” (p. 374). Mientras que muchos analistas consideran estas conductas analíticas como parte de su repertorio, raramente son parte de la teoría clínica de un analista; se requieren nuevos conceptos y técnicas para traeros dentro de un modelo teórico coherente.

 [2] Mientras que muchos analistas consideran estas conductas analíticas como parte de su repertorio, raramente forman parte de la teoría de un analista clínico; se requieren nuevos conceptos y técnicas para integrarlos en un modelo teórico coherente.

 

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