aperturas psicoanalíticas

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revista internacional de psicoanálisis

Número 054 2017

Potencialidad traumática de experiencias dolorosas y su relación con el funcionamiento reflexivo parental

Painful events? potential trauma and its relationship with parental reflective functioning

Autor: Schejtman, Clara - Huerin, Vanina - Vernengo, María Pía - Duhalde, Constanza - Leonardelli, Eduardo

Para citar este artículo

Schejtman, C., Vernengo, M.P., Duhalde, C., Huerin, V., Leonardelli, E. (Enero 2017). Potencialidad traumática de experiencias dolorosas y su relación con el funcionamiento reflexivo parental. Aperturas Psicoanalíticas, 54. Recuperado de http://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000973#contenido

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Resumen

El psicoanálisis señala la relación entre trauma y potencial psicopatológico. Sin embargo, se sostiene que los sucesos dolorosos no son en sí mismos factores de producción de patología, pero sí condiciones potenciales para ésta.
Este trabajo se enmarca dentro de un programa de investigación cuyos ejes son la regulación afectiva madre-niño, la autorregulación y diversos aspectos inter e intra-subjetivos, como el funcionamiento reflexivo parental (FRP).
Presentamos resultados del estudio de la relación entre el FRP y el registro del impacto emocional de  sucesos de vida significativos en 18 madres de niños preescolares, a través de dos modalidades de indagación diferentes: la Entrevista de Desarrollo Parental  (Slade 2005)  y el cuestionario Autoanálisis de Sucesos de Vida   (Casullo 1991).
Los resultados mostraron que las madres que presentan funcionamiento reflexivo materno bajo muestran una discrepancia entre el impacto emocional que reportan en la entrevista PDI y en el cuestionario de autoanálisis de sucesos de vida.

Abstract

Psychoanalysis proposes a link between trauma and potential psychopathology. However, painful events do not generate psychopathology by themselves  but they provide a dispositional   condition. 
This paper is part of a research program that focuses on mother-child affective regulation, self-regulation and inter- and intra-subjective aspects, such as parental reflective functioning (PRF).
We present results of the study of the relationship between PRF and the recording of the emotional impact of certain life events in 18 mothers of preschool children, through two different types of inquiry: the Parental Development Interview (Slade 2005) And the Self-Analysis of Life Events questionnaire (Casullo 1991).
The results showed that mothers with low maternal reflective functioning show a discrepancy between the emotional impact reported in the PDI and in the self-reported life events questionnaire.
 

Palabras clave

Cuestionario sucesos de vida, Funcionamiento reflexivo parental, trauma.

Keywords

Trauma, reflective functioning, life event questionnaire.


Introducción
Diversas investigaciones han sugerido una asociación significativa entre la ocurrencia de eventos vitales estresantes y la presencia de psicopatología, tales como la depresión (Aszkenazi, 1991; Adams y Adams, 1993), así como una mayor incidencia si estos sucesos se dieron antes de los 18 años de vida de la persona (Trucco, 2002).
El psicoanálisis ha acentuado esta relación entre trauma y el potencial psicopatológico y ha sostenido que sucesos vitales dolorosos aumentan la probabilidad de vivencias traumáticas. Sin embargo, se sostiene que los sucesos dolorosos no son en sí mismos factores de producción de patología, pero pueden constituir condiciones potenciales para la misma (Benyakar, 2003).
Peter Fonagy y Mary Target afirman que la capacidad para mentalizar se ve debilitada en la mayoría de las personas que han experimentado algún trauma, y que estos individuos son más propensos a desarrollar trastornos de la personalidad (Fonagy & Target, 2008).
Cabe  preguntarse cuáles serían las determinaciones que llevan a que algunas personas produzcan patología a partir de sucesos de vida dolorosos mientras que otras no. Si bien es posible que este interrogante no tenga respuesta, sin embargo sabemos que factores tales como la constitución del yo, la capacidad de mentalización y de  elaboración de duelos tanto del sujeto como de su entorno próximo y social funcionan como factores protectores para morigerar el potencial insidioso de este tipo de sucesos. En este sentido, coincidimos con la idea de que el nivel del efecto traumático de un suceso vital depende de la intensidad disruptiva del suceso y de la capacidad de elaboración con la que cuenta el sujeto, como así también de la capacidad mediatizadora y metabolizadora del sujeto, de su medio próximo, pero también del entorno transubjetivo y del contexto sociocultural donde los sucesos se producen  (Benyakar y Schejtman, 1998; Aulagnier, 1977).
Desde hace varios años venimos trabajando en un programa de investigación que toma como ejes la regulación afectiva madre-niño, el pasaje de la regulación diádica a la autorregulación afectiva en el bebé, y diversos aspectos inter e intra-subjetivos, entre ellos el funcionamiento reflexivo parental (FRP),[1] en el ejercicio de la parentalidad. con el fin de relacionar el funcionamiento reflexivo con otros aspectos ligados a la interacción y la regulación afectiva
La capacidad de los padres o cuidadores de reflexionar productivamente sobre su propia experiencia mental se torna particularmente importante cuando los niños se ven expuestos a experiencias desfavorables (Fonagy y col. 1993).
Nos proponemos presentar un aspecto del programa de investigación en el cual uno de los proyectos se abocó al estudio de la relación entre el Funcionamiento Reflexivo (FR) y el registro del impacto emocional de determinados sucesos de vida en la población de madres de niños preescolares que estudiamos. El FR se evaluó a partir de una entrevista en profundidad con un psicólogo formado y el impacto emocional de los sucesos de vida se evaluó a partir de un cuestionario autoadministrado.  
Resultó interesante encontrar discrepancias entre las respuestas de las madres a ambos instrumentos y esto nos llevó a explorar más detalladamente estas discrepancias y a elaborar reflexiones que se presentan a continuación. 
MARCO TEORICO
Trauma, Psicoanálisis y sucesos de vida
Desde la teoría psicoanalítica, el psiquismo se organiza procesando y ligando representaciones y afectos, produciéndose así el trabajo de elaboración. Esta capacidad se irá desarrollando a partir de y como consecuencia de la relación con los objetos primordiales.
El concepto de traumaha sido abordado por diversos autores y con distintas características. Freud (1920) define traumacomo un aflujo excesivo de energía, ante el cual el psiquismo queda incapacitado para ligar y demorar la descarga. Cuando un evento tiene una fuerte intensidad disruptiva, impacta en el psiquismo inundando su capacidad de ligazón y elaboración, se produce así un desborde en el yo. Esto puede llevar al sujeto a recurrir circunstancialmente a mecanismos de defensa primitivos con el fin de recuperar la homeostasis; incluso, en un caso extremo, puede llegarse a desinvestir la realidad. El efecto traumático para el sujeto puede deberse a la magnitud del hecho en sí, a la acumulación de hechos penosos, o a una debilidad del yo en sí mismo. Cuanto mayor es la irrupción inesperada, mayor será el embate para el yo y más arcaicos los mecanismos que el yo implementará para recuperar el equilibrio de sus investiduras de objeto y narcisistas. De esta forma puede verse interferida la capacidad de pensar y elaborar las experiencias.
El trauma puede tener un carácter imprevisto, insondable, asociado con una amenaza exterior inesperada, cuyo sentido no se comprende, y por lo tanto se torna insoportable (Ferenczi, 1932). O puede tener un carácter al estilo del trauma acumulativo de Massud Khan, el cual alude a un tipo de interacción patógena entre el cuidador primario y la persona a su cuidado (el infante); se caracteriza por un conjunto de tensiones que se viven en las interacciones precoces, la repetición de eventos, a veces silenciosos e imperceptibles, pero que se acumulan o se suman en el tiempo ocasionando traumas psicológicos, (Khan, 1964). Ambos atacan en el sujeto, la posibilidad de representar y procesar.
Moty Benyakar propone diferenciar “lo disruptivo” de “lo traumático”. “Lo disruptivo” alude a la capacidad potencial de un fenómeno de desestabilizar los procesamientos psíquicos, con cualidades y dinámicas singulares que determinarán mayor o menor potencial de disruptividad. “Lo traumático” se concibe exclusivamente como un fenómeno psíquico, provocado por un impacto externo que causa una falla en la capacidad de procesar (Benyakar M., 2003). Todas estas cuestiones nos permiten considerar la multideterminación de las posibles  patologías, ligadas a traumas.
El yo es donde impacta el trauma, pero también es desde donde se construyen los intentos de hacer frente al mismo (Yrigoyen y ot 1992). Este tiene la función de ligar y en este proceso reelaborar sus experiencias. La actividad de representación es fundamental  en los procesos de elaboración en tanto función del yo como mediador y moderador de las experiencias.
Más allá de las experiencias displacenteras o disruptivas, éstas sólo si entran en un orden donde puedan ser pensadas y representadas se ubicarán como parte del psiquismo. Estudiar la capacidad de mentalizar y elaborar tiene especial interés en la primera infancia ya que estas funciones son construidas a partir de la capacidad de los adultos significativos de transformar los estados emocionales (negativos) de los infantes (Winnicott 1965; Bion, 1962; Stern, 1985; Tronick, 1989). Por lo tanto, detectar dificultades en estos procesos es importante para el diagnóstico y las posteriores intervenciones tanto en el campo de la infancia como en el de la psicoterapia con adultos.
Piera Aulagnier (1975) sostiene que la constitución del yo, en tanto historiador, es esencial para poder interpretar y resignificar su propio escenario histórico vivencial. El yo es producto de los primeros enunciados identificatorios del discurso materno, pero también es activo. De ahí, su tarea de historizar. Una autentica historización supone una elaboración y metabolización del placer y del dolor, de lo que se tuvo y de lo que se perdió. La historización constituye la vía para integrar las experiencias vividas y sacarlas del circuito de la repetición. Esta capacidad, que forma parte de las metas de un análisis, permite que los acontecimientos traumáticos pasen a formar parte de la trama significativa del sujeto. En los casos en que el yo presenta fallas en su constitución, es probable que la capacidad de elaborar e historizar, se vea interferida.
Mentalización y funcionamiento reflexivo
Algunos autores, como Fonagy (Fonagy y ot 1991) pusieron énfasis en la capacidad de mentalización, ya que ésta se encuentra intrínsecamente ligada al desarrollo del sí mismo, a su organización interna, gradualmente elaborada y constituida en las relaciones con los demás. Es un proceso en el cual la mente mediatiza nuestra experiencia del mundo. La capacidad de mentalización, incluye un componente auto-reflexivo, permitiendo llegar a una percepción compleja del mundo interno, y a su vez un componente interpersonal ya que incide y se ve influida de manera permanente por los procesos de intercambio en el vínculo con los otros.
La mentalización se relaciona con el desarrollo de la capacidad de un sujeto para alcanzar experiencias más profundas en la relación con los demás, y consigo mismo. Esto permite dotar de sentido emocional a las experiencias y creencias vividas, pero a la vez manejar su intensidad. Se produce así una conexión exitosa entre lo interno y lo externo. Una falla parcial en el logro de esta integración se vincula a los estados neuróticos; y en los casos de fallas de integración más profundas y extendidas en el tiempo, los pacientes pueden sentir que, desde el punto de vista emocional, la realidad carece de sentido. En estos desórdenes graves de la personalidad, el self y las otras personas se relacionan entre sí como cosas, y esta vinculación en sí misma sucede en un nivel muy concreto (Fonagy y col. 2003).
De esta forma, personas con déficit en la mentalización, tienden a presentar una incapacidad para expresar en palabras y en símbolos las experiencias emocionales que hacen al sí mismo. El proceso de mentalización involucra entonces diversos aspectos del yo función (Killingmo 2005). Se considera además que la capacidad reflexiva o mentalización influye sobre la cualidad de la realidad psíquica experimentada por una persona, y da cuenta de la riqueza y de la diversidad de la experiencia interna.
La capacidad de mentalizar fue llevada al terreno de lo directamente observable (Fonagy y otros, 1993) a través del constructo: funcionamiento reflexivo (FR), con la intención de incluirla en diversos programas de investigación, particularmente programas vinculados sobre FR adulto y su relación con el apego (Fonagy 1999).
El Funcionamiento Reflexivo (FR) se ha definido como la capacidad de percibir y comprenderse a sí mismo, tanto como a los demás, en términos de estados mentales, es decir: sentimientos, pensamientos, creencias, deseos. (Fonagy y col. 1993). Hace referencia a la aptitud para comprender que a las conductas o comportamientos de las personas subyacen intenciones y emociones que son inobservables, cambiantes y dinámicas. Además, consideraron al funcionamiento reflexivo como factor clave para comprender la organización del self (Fonagy y ot 1998) y la regulación afectiva (Fonagy y ot 2002).
Los estados internos deben tener un significado en función de comunicar a otros e interpretar a otros. Tanto pensamiento como lenguaje son pilares del funcionamiento reflexivo. Es así como éste se relacionará con el modo de organizar y significar las experiencias vividas.
Un aspecto particularmente importante en la consideración del funcionamiento reflexivo es la capacidad de integrar e interpretar hechos del pasado infantil como parte de un relato coherente que permita incluir los procesos mentales vinculados a las conductas propias y de las figuras parentales, así como ponderar los efectos de dichas experiencias sobre el desarrollo de la persona y su modo de vivir las experiencias actuales. En este sentido, la riqueza de la Entrevista de Desarrollo Parental (PDI) reside en brindar una articulación entre aspectos cuantitativos y aspectos cualitativos del Funcionamiento Reflexivo Parental, permitiéndonos una aproximación más amplia al estudio de la intersubjetividad diádica en los primeros tiempos de infancia.
Por ejemplo, se ha encontrado que las diferencias individuales en el Funcionamiento Reflexivo como capacidad para reconocer los estados mentales y emocionales, se correlacionan fuertemente con el tipo de apego de la persona, evaluado en su nivel representacional a través de la Entrevista de Apego para Adultos (Main, 1985). De modo tal que las personas con apego inseguro y/o desorganizado presentan niveles de Funcionamiento Reflexivo muy bajos (Fonagy y otros 1993). Asimismo, aquellas personas que obtienen puntajes altos en la Escala de FR, tienen una mayor probabilidad de tener niños cuyo apego con respecto a ellos sea seguro, que las personas que obtienen puntajes bajos de FR. La capacidad reflexiva ayuda al niño a distinguir entre la apariencia y la realidad. Los estudios en este ámbito señalan que en casos de maltrato o trauma, el funcionamiento reflexivo permite que el niño sobreviva psicológicamente, y alivia la presión por poner en acto la experiencia de manera concreta (Fonagy et al. 1998).
En este sentido, creemos que la capacidad de mentalización podría colaborar en la elaboración de sucesos de vida dolorosos y potencialmente traumáticos; y en este trabajo nos proponemos estudiarlos a partir del análisis comparativo de las respuestas de las madres de nuestra muestra frente a indagaciones sobre sucesos estresantes de su historia vital con los dos tipos de instrumentos que se ha trabajado en la investigación.
 Metodologia
Se trata de un estudio empírico, cuantitativo, descriptivo mediante encuestas y entrevistas, según la denominación propuesta por Montero y León (2007). La muestra estuvo conformada por 18 madres ( entre 19 y 39 años de edad)  de niños de entre 4 y 5 años. Por los objetivos del programa de investigación las madres debían tener estudios secundarios completos, no haber registrado problemas de salud importantes durante el embarazo y puerperio, según el médico pediatra derivante al estudio. Las características generales de la muestra se pueden observar en la Tabla n° 1.
Las 18 madres fueron entrevistadas con el protocolo de la Entrevista de Desarrollo Parental (Slade et al., 2005). Finalizada la misma, se les solicitó que completaran por sí mismas el cuestionario Autoanálisis de Sucesos de Vida (Casullo 1991). El análisis estadístico descriptivo e inferencial de los datos se realizó con el programa SPSS 18.0.
Entrevista de Desarrollo Parental (PDI)  (Slade et al. 2005)
Es una entrevista clínica semiestructurada de aproximadamente 90 minutos que explora la visión de la madre acerca de su historia vital, de sí misma, de su hijo y de la relación entre ambos. La entrevista fue realizada por investigadores del equipo, todos ellos psicólogos clínicos formados en psicoanálisis. La entrevista despierta fuertes emociones  que son contenidas por el entrevistador. Si bien el entrevistador no interpreta ni señala asociaciones respecto de los temas tratados, mantiene una actitud continente que lleva a que habitualmente las madres muestren una fuerte conexión afectiva.
Evaluación del Funcionamiento Reflexivo Materno
La transcripción verbatim de la Entrevista de Desarrollo Parental fue utilizada para evaluar el nivel de Funcionamiento Reflexivo Materno (FRM). Este análisis fue realizado por dos codificadoras certificadas, A. Zucchi y V. Huerin, entrenadas y supervisadas por la Prof. Arietta Slade en City University.
Este análisis permite determinar el nivel de Funcionamiento Reflexivo Materno, clasificándolo en:
a- FRM Cuestionable o Bajo (3):
nivel rudimentario de referencias a estados mentales y su impacto en la conducta no son explícitas.
b- FR Alto (5-7).
FR Ordinario (5): capacidad reflexiva clara y bien integrada. Se observan limitaciones para comprender aspectos más complejos de las relaciones interpersonales.
FR Acentuado (7): conciencia clara de los estados mentales, integración original de sus propios estados mentales con los de su hijo. Formulaciones originales que muestran detalles sobre pensamientos y sentimientos.
Cuestionario Autoanálisis de Sucesos de Vida (SV) (Casullo1991)
Es un cuestionario autoadministrable que consta de una lista con experiencias de vida importantes, de las cuales se debe identificar si algunas de ellas le han ocurrido a la persona, asignándole un valor entre 1 y 5 según el grado en que se vio afectada (1: nada; 2: poco, 3: algo, 4: bastante, 5: mucho). Se evalúa si se reportó el suceso como vivido y cuál fue el grado de impacto emocional que le produjo.
Un evento vital es considerado estresante cuando es perturbador e indeseable, y también según el grado de adaptación personal que exige, y de angustia que provoca. (Casullo 1991).
Se realizó un análisis sistemático de las respuestas brindadas en ambos instrumentos (Sucesos de Vida y PDI) con el fin de cotejar si había coincidencia entre los sucesos reportados en SV y el nivel de impacto relatado en PDI. También se estudiaron omisiones (sucesos no reportados en SV y sí mencionados en la PDI) o rectificaciones (la puntuación respecto al nivel de impacto del suceso en SV es diferente al relato acerca del mismo evento en PDI)  en el reporte de sucesos de vida y su nivel de impacto en el cuestionario autoadministrado, y en la entrevista semiestructurada PDI. 
Además se relacionó el nivel de FRM con  las respuestas de las madres en ambos instrumentos[2] . Nuestro objetivo fue explorar si existía relación entre el nivel de funcionamiento reflexivo de las madres y el número de los sucesos de vida reportados y por otro lado establecer el nivel de asociación existente entre el nivel de FRM de las madres y el número de discrepancias registradas entre los dos reportes.
Resultados
Los sucesos reportados más frecuentemente en el cuestionario de Autoanálisis de Sucesos de Vida (SV) fueron: enfermedad física del padre, enfermedad psíquica de la madre, serios problemas económicos familiares y mudanzas, aunque este último tipo de suceso se distingue de los anteriores por presentar una valoración en cuanto a su impacto claramente inferior al resto de los sucesos. Los sucesos puntuados con máxima valoración y de manera uniforme (entre 4,7 y 5 puntos de promedio) en su nivel de impacto son: enfermedad psíquica de algún hermano o de la madre, muerte de madre o de un amigo, abusos de alcohol o drogas en padres o en pareja (siempre con máxima valoración posible) y graves conflictos familiares y divorcio o separación personal. En contraste, aparecen con bajo nivel de valoración de impacto emocional: enfermedad física personal importante, embarazo no deseado, mudanzas, dificultades para conseguir trabajo, confusión vocacional, cuyos promedios no superan los 2,5 puntos.
Resulta interesante resaltar que encontramos falta de coincidencia entre algunos sucesos tal como son reportados en el cuestionario autoadminstrado de SV y en la PDI. En este punto aparecen 11 omisiones o rectificaciones parciales en SV. La dispersión de las mismas a lo largo de 10 tipos distintos de sucesos impide sacar una conclusión que asocie la omisión o rectificación al contenido del suceso, pero alerta sobre el límite de la validez del auto-reporte. Encontramos que las omisiones o rectificaciones parciales –es decir la falta de coincidencia entre ambos reportes-  se concentran en cinco de los 18 casos.
De esos cinco casos, cuatro son madres con funcionamiento reflexivo (FR) bajo. Nótese que las madres con funcionamiento reflexivo (FR) bajo son 8 en total (tabla nº 2).
Los siguientes tres ejemplos pertenecen a entrevistadas cuyo funcionamiento reflexivo (FR) es bajo:
La Sra. R en el cuestionario Sucesos de Vida (SV), reportó la muerte de la madre con bajo impacto, y en la PDI, comentó que su madre había fallecido cuando su hijo era bebé, haciendo referencia al gran impacto que fue para ella. En otro caso, la Sra. P, no marcó en SV la enfermedad y muerte de la madre, y en la PDI habló sobre este tema con angustia. Por último, en el caso de la Sra. M los sucesos ligados a la infancia, como por ejemplo la separación de sus padres y los conflictos que hubo por esto y el impacto que tuvieron para ella, fueron registrados y puntuados en SV y ratificados en la PDI, pero sucesos vitales de importancia más recientes -mudanza y estar separado de un ser querido- fueron omitidos en el cuestionario. En la PDI mencionó que, debido a un trabajo, estuvo separada de su hija por unos meses cuando ésta tenía 2 años, y que fue muy duro; también hizo referencia a una mudanza reciente de la familia.
En el otro extremo, de las diez madres con FR promedio o marcado, nueve tuvieron coincidencia en la mención del suceso como ocurrido y en el grado de impacto que implicó para ellas y la mención o relato de dicho suceso en la PDI.
Por ejemplo, la Sra. L, cuyo FR es promedio, señaló en el cuestionario SV la muerte de su madre e indicó que el impacto de la misma había sido bastante significativo. En la PDI hizo referencia a este evento contando que su madre había fallecido cuando la hija mayor tenía un año, que fue un período de mucha angustia para ella, y que le apenaba que no hubiera conocido a sus hijos menores. Por otra parte, señaló en el cuestionario la muerte de su padre, puntuándola con 2 en su nivel de impacto (no tan significativa). En la PDI relató que cuando él murió, ella se lo “veía venir hacía meses, ya no se relacionaba con el afuera, estaba muy metido para adentro; conoció y no conoció al nieto”… Mientras que respecto al reporte en el SV de la enfermedad de Alzheimer que padecía su padre, fue puntuado con mayor impacto.
Se realizaron diversas pruebas tau con el fin de evaluar si la presencia de omisiones/rectificaciones se debía a que reportaban haber vivido más sucesos traumáticos, pruebas que arrojaron coeficientes de correlación bajos y negativos (ver tabla nº 3).
En cambio, sí se encontró una correlación moderada, inversa y significativa entre el FRM y la proporción de omisiones/rectificaciones sobre el total de sucesos (ver tablas 4 y 5; tau b= -.515; p< .01). Es decir, que a mayor FRM, se dan menos omisiones.
Esto respalda la idea de que la correlación inversa encontrada entre FRM y omisiones/rectificaciones es independiente de la cantidad e intensidad de los sucesos vividos. Es decir, la cantidad de sucesos desagradables o penosos vividos, al menos tal como los recoge la escala SV, no guarda relación con el nivel de FRM. 
Discusión
Los resultados muestran que las madres con FRM bajo mostraron mayor discrepancia en sus reportes acerca del impacto emocional de determinados sucesos de vida entre las dos modalidades de abordaje de la investigación, la entrevista en profundidad PDI y la escala de autoanálisis de sucesos de vida (SV). Es importante señalar que no se encontró relación entre el FRM bajo y la mayor frecuencia de sucesos penosos o desagradables. Esto nos permite inferir que la cantidad e intensidad de sucesos desagradables no se relaciona directamente con un FRM bajo, sino apuntar a una mutideterminación más compleja. Al mismo tiempo, el hecho de que no se encuentre tal relación entre la cantidad de sucesos desagradables y el FRM y sí se halle una relación entre el FRM bajo y la discrepancia entre las dos modalidades de indagación, nos da pie a considerar la particular elaboración que los hechos penosos potencialmente traumáticos poseen para el sujeto.
Si bien es necesario tener en cuenta el número reducido de la muestra considerada, este resultado y el análisis que se puede realizar respecto del mismo podrían ser de utilidad con el fin de configurar posteriores estudios que permitan corroborar estos hallazgos y extender las inferencias ligadas a los mismos.
En este sentido, tomando en cuenta como se señaló, que la muestra es pequeña, se puede comenzar por considerar que la menor discrepancia entre los dos tipos de reportes de las entrevistadas con FRM promedio/alto podría relacionarse con una mayor capacidad de registro y elaboración de acontecimientos potencialmente traumáticos. Esto coincide con los mencionados planteos de autores psicoanalíticos. La actividad de representar es el instrumento con el que cuenta el sujeto para hacer frente a los embates internos y externos. Cuando a través de su capacidad de representar y ligar, el yo puede funcionar como mediador y organizador de las vivencias, tiene más posibilidades de asimilar y elaborar las mismas. El yo tiene la tarea de construir un proyecto identificatorio, con el cual sostener la cohesividad y la continuidad. Una de las premisas de este trabajo, es la posibilidad de interpretar y dar sentido al pasado así como investir un tiempo futuro  (Aulagnier, 1975).
La mentalización se relaciona con la función mediadora del yo. Déficits en la capacidad de mentalizar, podrían traer dificultades en contactarse con las emociones de forma significativa, experimentar los afectos como propios o relacionarse consigo mismo como agente de sus experiencias. El tomar contacto con estos afectos “negativos” puede desencadenar angustia y poner en riesgo la sensación de “seguridad”, por lo cual puede favorecer una tendencia defensiva a no registrarlos. El funcionamiento reflexivo se relaciona con la capacidad de elaboración de sucesos potencialmente traumáticos, en el sentido de poder alojarlos en la trama de la historia vivida por el sujeto. Sabemos que el sobreponerse a situaciones críticas puede tener, a grandes rasgos, una salida progresiva que implica un trabajo de duelo (trabajo de historización, elaboración, y restablecimiento de la continuidad entre pasado y futuro para no repetir); y  salidas regresivas que pueden dar lugar a procesos de desorganización o de sobreadaptación (Irigoyen y col. 1992). En estos últimos, no hay un trabajo de duelo y elaboración que permita integrar las vivencias y colocarlas como parte de la historia, por lo cual en general no son registradas o son minimizadas. Justamente, es probable que un FR bajo se relacione con tendencia a utilizar mecanismos defensivos más primitivos y con menor plasticidad en los mismos. Pueden aparecer mecanismos como negación, proyección o desmentida.
El estudio presente nos llevó a preguntarnos también si algunas de las omisiones o puntuaciones dispares en el cuestionario autoadministrado pueden leerse al modo de lapsus o actos fallidos en el sentido de manifestaciones del inconsciente, obviamente por situaciones conflictivas o no resueltas.
Volviendo a la reflexión acerca de la investigación, creemos que la propuesta de aplicar dos modos diferentes de recolección de datos, uno autoadministrado puntuado con una escala likert, y otro centrado en el discurso producido en la entrevista con un entrevistador entrenado en clínica psicoanalítica, puede ampliar la riqueza y complejidad al estudio, en consonancia con la complejidad de los fenómenos estudiados.
Los cuestionarios autoadministrados parecieran privilegiar la objetividad y la neutralidad respecto del entrevistador, mientras que las entrevistas con un psicólogo formado en psicoanálisis, apuntarían más a privilegiar aspectos de la subjetividad.
Es este punto que nos lleva a pensar acerca del papel del otro, como favorecedor del contacto emocional con uno mismo y sus experiencias. Desde el punto de vista terapéutico, en la clínica en general, la presencia y escucha empática del terapeuta abre la posibilidad de comenzar a registrar y nombrar estas experiencias. En el caso de la investigación de referencia, las variaciones en la mención y registro de sucesos dolorosos entre ambos instrumentos, podría considerarse también desde la perspectiva de los fenómenos transferenciales. La presencia de un entrevistador, en un espacio más prolongado permitió que este tipo de sucesos potencialmente traumáticos fueran mencionados, con diferentes estilos según el grado de funcionamiento reflexivo de cada persona.
En este sentido, nos parece interesante pensar sobre el papel del observador en la investigación. De alguna forma, el observador forma parte del objeto de estudio y está implicado. De allí el enriquecimiento mutuo entre la clínica y la investigación, especialmente en nuestro equipo donde todos los  investigadores a su vez, se dedican a la clínica, ámbito donde se toma en cuenta regularmente el vínculo entre paciente y terapeuta. Desde el psicoanálisis, el concepto de transferencia, que afecta tanto al observado como al observador, puede resultar útil. En lugar de ser un obstáculo insalvable para progresar, se convierte en una herramienta que sirve a los fines de la tarea (sea una investigación o tratamiento).
La inclusión de la incidencia del otro es condición ineludible. La alteridad, está siempre vigente. Es característico de las ciencias tener en cuenta en sus resultados la incidencia de los instrumentos y experimentadores. En el caso de las experiencias de observación, el observador y las condiciones de la experiencia van a generar condicionamientos y consecuencias (Peskin, 2008). Desde la perspectiva que toma este trabajo, basada en la psicología del desarrollo y el psicoanálisis, es importante aceptar en las investigaciones la presencia de esta influencia y estudiar sus efectos.
Al mismo tiempo se podría cuestionar el límite de la utilización de instrumentos autoadministrados pensados como más objetivos que aunque posean validez en su confección no llegan a considerar las posibles omisiones, propias de los procesos defensivos.
En cualquier actividad humana, la subjetividad va a estar implícita, aun en las formas experimentales más cuidadas. Es importante profundizar acerca de esta incidencia para ampliar el alcance de las conclusiones y detectar eventuales interferencias.
Quizás esto nos permite pensar en el valor de la integración en las investigaciones, de diferentes tipos de instrumentos, así como la realización de diversos niveles de análisis, combinando análisis cuantitativos, con otros cualitativos. Diferentes miradas y lecturas permiten enriquecer y tomar en cuenta las distintas dimensiones de los objetos de estudio.
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ANEXOS

Resumen