aperturas psicoanalíticas

aperturas psicoanalíticas

revista internacional de psicoanálisis

Número 054 2017

Parentalidades y género: su incidencia en la subjetividad [VV.AA]

Autor: Valdez, Viridiana

Palabras clave

Parentalidad, género, Familias alternativas.


Parentalidades y género: Su incidencia en la subjetividad (XI Diálogo IPA-COWAP). Alkolombre, Patricia; Sé Holovko Cândida (Compiladoras)
Introducción
En el presente escrito se realiza una compilación sobre el trabajo de cuarenta y un psicoanalistas que se reunieron en Buenos Aires en septiembre de 2014 en el encuentro “XI Diálogos LatinoamericanosInterregional entre hombres y mujeres IPA-COWAP” que se celebra para el debate y la exposición de ideas psicoanalistas acerca de temas actuales como, en este caso, las Parentalidades y el Género. A lo largo de este recorrido abarcaré las ideas principales que expone cada autor, agregando comentarios y así finalizar exponiendo mis ideas sobre algunos temas.
La psicoanalista Cândida Sé Holovko plantea la discusión principal para el surgimiento de este libro: “…sobre el rol sociocultural e histórico de estas concepciones (masculino y femenino) a lo que se refiere a las fantasías y angustias parentales conectadas a nuevas maneras de hacer nacer un ser humano y criarlo… así mismo sobre la variedad de identificaciones sexuales hoy en día; paternidades, maternidades, funciones parentales,depresión puerperal, gestación adolescente, consecuencias subjetivas de las violencias de género, del incesto, adopciones, prostitución, psicodinámica de los transgéneros…” (2016, pag.17). Sé Holovkoa nombra a este conjunto de conceptos como “una develación de problemas contemporáneos” (2016, y pág.17), a lo que prefiero y propongo llamar una develación de cuestiones contemporáneas.
PATERNIDADES Y MATERNIDADES DEL SIGLO XXI
  • La liberación de la paternidad en el siglo XXI.  Mariam Alizade
Debido a los avances tecnológicos, en lo que se refiere a fecundación asistida, el concepto de función en la paternidad va más allá de los aspectos biológicos, ya que otro puede tomar ese rol y cumplir esa función.
Me parece fundamental, para hablar de la paternidad, encontrar qué significado de hijo tienen las personas, ya que se entiende que todos los seres humanos poseemos un hijo simbólico que va más allá de que se materialice o no.
Mariam Alizade introduce varios conceptos relacionados con la paternidad:
-                     Hijo simbólico
-                     EL hijo deseado (depositario de las fantasías de transcendencia, protección de la vejez, reparación).
-                     El hijo difícil (que enfrenta las expectativas narcisistas de los padres y que despiertan hostilidad).
-                     Identidad generativa (de Joan Raphael-Leff, 2003): se refiere a un rol, a una construcción psíquica de uno mismo como potencial progenitor y que desarrollamosincluso siendo niños.
Para poder relacionar estos conceptos la psicoanalista Alizade nos presenta dos perspectivas. La primera es que, dentro de las teorías del desarrollo infantil, son necesarias las postulaciones del triángulo edípico para que el niño pueda desprenderse de su madre y así establecer la narcisización en el desarrollo. La segunda es que, en el siglo XXI, tener un hijo y formar una familia es un derecho humano y que cada vez se expresa con más fuerza en las personas denominadas como “neosexuales” (homosexuales, transgénero, etc.). Estas nuevas parentalidades han orillado a replantearse qué condiciones saludables necesita un adulto para criar un niño, porque, en la actualidad, la heterosexualidad y el matrimonio dejaron de ser loprincipal. Alizade responde: “La capacidad de amor, el sacrificio y la responsabilidad ocupan el primer plano” (2016, p.27).
En mi opinión, el término “neosexuales” es un nombre incorrecto porque esta elección de sexualidad no es nueva en el hombre, sino que en la actualidad occidental las personas se sientes libres y conformes de expresarse sexualmente sin represalías legales.
Ahora bien, ¿qué fantasías se generan en las personas al saber que fueron concebidas con un vientre alquilado o por la compra de esperma? Según la Dra. Alizande, los conceptos de madre y padre adquieren un carácter plural, es decir, está la madre que alquiló el vientre, está la madre que vendió sus óvulos, está la madre que sostiene y cría; es decir, generan efectos imaginarios.
La autora nos expone que el deseo de ser padre o madre puede ser tanto saludable como patológico (un deseo tiránico y narcisista), y que la elección de no ser padres puede venir de un deseo maduro y saludable.
Un punto fundamental en este artículo que me gustaría destacar es que a un niño no lo criamos solo los padres,sino que también está la función familia, vínculos externos de la vida nuclear que moldean el mapa identificatorio y pulsional del niño. Lo son las personas, instituciones y grupos, y agregaría la política, la economía y los aspectos sociales que imperen en el país en el que se desarrolle el niño.
Esta liberación de la parentalidad produce y producirá muchas controversias, tendrá sus ventajas y desventajas, y concuerdocon que se requieren estudios libres de prejuicios acerca de las consecuencias psíquicas en los niños y en la sociedad.
  • La nostalgia del padre. ¿Función paterna o función tercera? Leticia Glocer Fiorini
A lo largo de la historia del mundo occidental, los hombres han sido los narradores de ésta y del establecimiento de políticas económicas, sociales y culturales, por lo que, desde esa perspectiva, hemos vivido en sistemas patriarcales, que han influido en los seres humanos. Ya lo dice la autora de este capítulo: “…la figura del padre del patriarcado, que tendrá a cargo a mujeres y niños para educarlos y delinear su destino.” (pag. 31)
La función del padre es heredada del Derecho Romano, que apoya la división jerárquica de los sexos y que promueve relaciones de poder-dominio.
Función paterna, cortes y separaciones. El padre, pensado como función, tiene el objetivo de separar al hijo de la madre donde ésta lo piensa como un falo y así el hijo podrá insertarse en un universo simbólico. Mas si esta función puede ser ejercida por otra persona que no sea el padre ¿por qué llamarla función paterna? Ante esta pregunta, la autora ofrece dos planteamientos:
a.           La intervención de la cultura en la relación madre e hijo puede servir de corte.
b.           La madre, como portadora de un deseo propio, puede ejercer esta función. La madre puede hacer esta función porque está en su naturaleza pura y porque tiene internalizada esta función de corte.
Concuerdo con que la maternidad implica siempre un sujeto deseante y simbolizante que tenga la capacidad de separar y cortar cuántas veces sea necesario. Agregaría, además, que la madre sana también desea, tal vez dentro de su narcisismo, rescatarse, adueñarse de nuevo de sí misma y salir de esta relación simbólica.
Ahora bien, si la relación que ejerce la madre con su hijo es de carácter narcisista y ve a éste como hijo-falo exclusivamente, será necesaria la introducción de “otro” para efectuar la función. Sin embargo, si la madre ha resuelto su propia problemática edípica, el hijo será un otro dotado de la posibilidad de separación gracias a la madre.
Función tercera. Cuando una mujer es madre, puede salirse de este campo narcisista y es poseedora de reservas simbólicas, sublimatorias y creativas, es ella quien puede realizar este corte. Sin embargo, es conocido que, si esta función simbólica la puede hacer la madre, es gracias a que ha introyectado en su psique la Ley del Padre. La propuesta de esta autora es interesante, ya que nos dice que si continuamos nombrando a esta función como función paterna es que seguimos instaurados en el campo universal e ideológico del patriarcado, por lo que propone renombrar esta función como función tercera, porque va más allá de quién la ejerza.
Ahora bien, si es el padre, el representante de la ley, el que corta la relación diádica de la madre con el hijo, entonces ¿qué sucede con los nuevos desafíos sociales? (familias distintas a las conocidas como nucleares, los avances biotécnicos, nuevas presentaciones sexuales y de género). La tarea de los psicoanalistas es ver cómo se pueden incorporar estas nuevas dimensiones en las teorías clásicas del psicoanálisis. Como parafrasea Leticia Clover a Michel Tort (2005): “…existe el riesgo de que el psicoanálisis encarne la nostalgia del patriarcado” (pag.36).
Apoyo las ideas de esta autora al invitar a los psicoanalistas a replantearse conceptos clásicos en el psicoanálisis que brinden una perspectiva con un lenguaje de igualdad de género.
  • Lo que vendrá: paternidades del siglo XXI. Jorge Kantor
En este artículo el autor nos brinda un viaje histórico de los cambios que han sacudido la historia del hombre. Como bien dice, las dos guerras mundiales y la bomba atómica reflejan con crueldad al ser humano su parte oscura y malvada. En este mismo siglo la vida comenzó a girar y a realizar cambios importantes que se trabajan a lo largo del artículo.
Para Jorge Kantor, con la introducción de la píldora anticonceptiva (1964) y el poder que ésta generaba en las mujeres para controlar su tiempo reproductivo, cambió sin duda la vida. Existió desde este momento un control de la natalidad, un control que no hace más que seguir evolucionando y transformándose.
En el siglo XXI estamos inaugurando una era de grandes cambios, sobre todo en las relaciones jerárquicas, en el registro sexual y la naturaleza del vínculo. En la figura del padre, que, hasta antes de esta época, había sido representante de la guerra, del orden, de la autoridad, de Dios, de la ley y de la patria. Ahora bien, ¿qué sucede y sucederá con el padre en los tiempos actuales y futuros? Jorge Kantor propone un experimento, recogido de Schrödiger, donde introducimos al padre en una caja cerrada que contiene una botella con gas venenoso y un dispositivo que sujeta una partícula radiactiva, con una probabilidad del 50% de desintegrarse y así liberar el veneno, pero existe un 50% de que el gas no se libere. Esto nos lleva a que existan dos posibilidades al abrir la caja, que a continuación se desarrollan. Una de ellas es que el padre esté vivo, que el padre continúe (padre continuo o relacional), y la otra opción es que no haya nada dentro (el padre obsoleto).
Si el padre está vivo/sobreviviente, existirá en la psique el “Edipo”, pero con desenlace distinto. Las ideas fijas deberán de replantearse porque no volverán a ser las mismas, crear nuevas a partir de las anteriores. Las funciones “maternas” y “paternas” dejarán de ser exclusivas a un sexo en particular. Ahora se percibirán como funciones sociales y/o de crianza, tal como cita el autor a Gerson (2004), quien denomina la función paterna como terceriedad evolutiva, en donde ambos progenitores realizan los cuidados primarios y de incorporar a los hijos a la cultura.
Y si el padre en el siglo XXI ha desaparecido, entonces tendrá que ser remplazado principalmente por la madre o por la familia extensa. Kantor cita a Mariam Alizade (2007) en los “escenarios masculinos vulnerables”, donde la autora explica qué factores hicieron que el padre finalmente sucumbiera, y son: la envidia primaria al vientre gestante, el temor y el deseo de ser mujer, la envidia al pene, la problemática homosexual (la cual no se explica en el artículo y se debería profundizar), las disfunciones sexuales y la hiper-masculinidad, el amor superficial y los deseos de poder.
Coincido que la función paterna, vista como ley, cada vez es menos evidente, sin embargo, creo que sigue perpetuada en nuestros días y el claro reflejo es el continuo de ideas de guerra, de xenofobia y de intolerancia. Lo que podemos observar en la historia del hombre, que ha sido dominada por los ellos, es que los resultados no son una expresión de salud colectiva.
  • Lo que falta en la formulación de la función materna. Emilce Dio Bleichmar
La propuesta de Emilce Dio Bleichmar es revisar el concepto de función materna que ha sido estudiado por diferentes autores:

Para la Dra. Bleichmar el apego es el resultado de diversos estados motivacionales que se activan en la madre ante su bebé y cada uno de ellos genera una reacción en el bebé.

El superyó maternal (Dio Bleichmar, 2013). Me parece enriquecedor este aporte que introduce la Dra. Bleichmar porque lo veo reflejado en el consultorio y en los grupos de maternidad que llevé un tiempo. Coincido, al ver que las mujeres no se sienten “suficientemente buenas”, en que tienen un modelo de madre ideal que es difícil de alcanzar y que esto hace que produzca ansiedad en las mujeres. ¿De dónde vendrá ese ideal de madre? En este artículo la Dra. Emilce nos brinda la respuesta: “En la literatura científica, entre los profesionales de la salud mental y en los medios y redes sociales las madres y sus conductas están en constante escrutinio y evaluación, lo que crea en las madres una gran paradoja: a mayor información, mayor obligación y mayor sentimiento de persecución.” (pag.53). Retomo esta idea sobre la presión que sufren las mujeres con los medios de publicidad y redes sociales acerca de lo que “debe ser” la maternidad, como algo perfecto, y hablando tanto del vínculo madre-hijo, el desarrollo del bebé y de la recuperación de los cuerpos esbeltos en el posparto.
Otro aspecto a destacar en este artículo, y que me resuena con totalidad, es que el psicoanálisis se ha dedicado a hablar de “ansiedades persecutorias” generadas por fantasías destructivas en los infantes, y dejan de lado a las madres y las ansiedades que les despierta la maternidad y el superyó.
La Dra. Emilce nos habla de que para muchas mujeres el sentir a su bebé indefenso y dependiente de ella genera ansiedad; nos dice: “El estado físico y emocional del bebé constituye un test permanente de su identidad como madre” (pag.53). Se ha visto, en estudios realizados en el campo de la neurociencia, que la angustia que experimentan las madres en su crianza deprime el nivel de oxitocina, afectando así a la suavidad, la cercanía y el contacto de una madre con su bebé.
La autora propone como proceso terapéutico aclarar las ansiedades maternas distinguiendo entre la sensibilidad/reactividad emocional contra los mandatos del superyó. 
PARENTALIDADES, TÉCNICAS REPRODUCTIVAS Y ADOPCIÓN.
  • Un mundo enigmático: nada es como era entonces. Janine Puget
Este artículo sugiere replantearse ciertos conceptos, desde su origen, como lo es el concepto de familia. Gracias a la tecnología, “la familia” ha sufrido ciertos vértices, porque lo que se entendía como familia conformada por dos personas de diferente sexo, como productora de un hogar, en la actualidad ya no lo es.
Actualmente la familia puede estar conformada por diversos sujetos y, aunque una pareja puede seguir teniendo peso, no es un factor indispensable para configurar una familia, por lo que concluye Janine Puget que cada familia es singular, pero que sí debe existir un sentimiento de filiación y, aspecto que me parece fundamental, un proyecto hacia el futuro, un compromiso de bienestar.
Puget retoma una conversación con la Dra. Emilce, quien se encarga de trabajar con el superyó materno, poco mencionado en el psicoanálisis, y observa que las mujeres se sienten en “falta” y las familias también están en “falta.”
  • Ser padres de otra manera: tener hijos de distintos orígenes. Patricia Alkolombre
Interrogantes teórico – clínicos.
Existen diferentes tipos de familia o proyectos filiatorios, como bien señala la autora, como pueden ser la homoparentalidades y las monoparentalidades masculinas y femeninas, que sacuden las referencias sobre identificaciones simbólicas conocidas hasta ahora. Éstas son: filiación, maternidad, paternidad e identidad sexual. Alkolombre, citando a René Kaës (2001), introduce así un tercer elemento que modifica las representaciones de la concepción: la técnica médica, que se introduce como una instancia fecundante y parental.
Otro aspecto que ha despertado la curiosidad de los psicoanalistas es el alquiler de vientre, que permite a la mujer/madre vivir su embarazo “desde afuera,” y su cuerpo ya no es el protagonista de su propio embarazo. No se tiene muy claro aún cómo podrá repercutir este aspecto en el desarrollo de los infantes.
La vida psíquica se apoya, para su evolución, en las funciones maternas y paternas, que van más allá de los factores biológicos y que pueden ser ejercidas de forma independiente del género de quien las ejerce. Propone la autora repensar qué lugar ocupa el “deseo” (de convertirse en padre/madre) y el “cuerpo” (vientre de alquiler).
Patricia Alkolombre acierta al precisar qué aspectos debemos trabajar, ya que el abanico de nuevas parentalidades es muy extenso y el puntualizar ciertos aspectos facilita su estudio y profundización; por ello los dos avances tecnológicos en que se centrará este artículo son: la donación de gametos y el alquiler de vientre. Estos dos avances invitan a pensar en dos aspectos: la diferenciación entre lo propio y lo ajeno del cuerpo y las nuevas categorías de parentalidad mujer/gestante – madre del deseo. A continuación se resumirán algunas viñetas clínicas que expone la autora y así definir ciertos conceptos:
- Desdoblamiento de la maternidad: Natalia y Guillermo deciden interrumpir su embarazo de cinco meses debido a una malformación. La cesárea se complica y tienen que extirpar el útero a la mujer, que la lleva a pensar casi de inmediato en un vientre de alquiler, y dice: “voy a tener un hijo así me tengan que abrir de la cabeza a los pies.” Una amiga se ofrece e inicia el embarazo.
Patricia Alkolombre resalta estos puntos significativos en esta viñeta clínica:
-                     Natalia, con su expresión “voy a tener un hijo así me tengan que abrir de la cabeza a los pies”, pasa del deseo de tener un hijo a la pasión del hijo (pasiones narcisitas “serás mía o de nadie”).
-                     El fenómeno del doble. La paciente refiere sentirse “chucky” porque se siente embarazada pero no lo está. Está “frente a su embarazo” pero no “en su embarazo.”
-                     El padre siente que la intimidad de dos (pareja) desaparece, ahora son 3 en la gestación (Carolina).
-                     Duelo no resuelto por el bebé perdido.
-                     Fantasías de castración ante la pérdida de no poder gestar con el propio cuerpo.
- Un ser de otro planeta: Pedro y Karina consultan porque se han embarazado por una ovodonación y las fantasías que se generan son:
-                     La idea de que el bebé es un alien, es como un ser de otro planeta, de un cuerpo de otra mujer. Elemento de la clínica que nos lleva a replantear el lugar de los orígenes.
-                     Karina teme los posibles hermanos, al ser una donante compartida, posibles relaciones incestuosas con éstos.
-                     Ella siente incertidumbre sobre qué tiene dentro, con qué genética.
Sobre los nuevos orígenes. Basándose en las viñetas anteriores, la autora refiere que, si bien hay una variedad de temas a tratar, ella por el momento se centrará en la procreación basada en las técnicas de reproducción asistida en donde queda disociada la sexualidad de la reproducción. Esta separación nos plantea que debemos relacionar de distinta manera los lazos de sangre, el parentesco y la filiación. Es importante, para clarificar las dinámicas en la reproducción asistida, la diferencia entre engendramiento (que está ligado a la biología-cuerpo) y filiación (ligado a un orden simbólico que inserta a la cultura y al parentesco). En este aspecto, se introduce un concepto fundamental para explorar en la clínica. La autora, refiriéndose a Leclaire (1992), establece que en la filiación también hay factores biológicos aunados a un deseo de orden simbólico e individual en cada sujeto: “cada hijo tiene una historia que lo precede, es la prehistoria por nacer producto de la elaboración de un deseo parental, que está marcado por lo que representará luego su existencia real para el inconsciente de sus padres y sus proyecciones” (Alkolombre, 2008).
Finaliza Alkolombre con dos puntos que no quisiera dejar atrás: A) estamos frente a nuevas formas de experiencias, que pueden tener dos caminos teóricos: uno, que esto nuevo se apoye en lo que conocemos, o dos, que todo sea radicalmente diferente; B) “ser padres de otra manera y tener hijos de distintos orígenes exige un trabajo psíquico adicional, <<un plus>> que parte de las nuevas formas de concebir a los hijos.” (pag.71).
  • ¿Estamos embarazados? Fantasías desplegadas en el proceso de transferencia de embriones. María Alejandra Rey
Este artículo ayuda a especificar algunas situaciones que se pueden encontrar en la clínica y, además, abre el debate sobre las fecundaciones asistidas y que éstas están desprovistas de legislaciones esclarecedoras.
Rey narra una viñeta clínica de una pareja heterosexual que decide recurrir a la reproducción asistida porque ella no ovulaba. Así concibieron a su primera hija, después quisieron embarazarse de un segundo hijo, y después del tratamiento se fecundan 8 embriones. El sentimiento de los pacientes en el momento de la fecundación, con la intervención del médico, es que la relación íntima ya no es de dos; hay un tercero en el acto (médico). Propone pensar sobre dos situaciones:
1.- Qué interrogantes se generan en las parejas que han decidido dar consentimiento para criopreservar los embriones. A pesar de que existe una diferencia entre pre-embrión (la unión de una gameta femenina con una masculina que espera a ser implantada en el útero) y el embrión (cuando este pre-embrión ya está implantado en el útero de la mujer), la representación que cada persona tenga de estos pre-embriones/embriones es individual. Hay un vacío legal sobre qué se debe hacer con los pre-embriones, porque no se sabe qué hacer con ellos en caso de una separación, es decir, ¿quién tiene los derechos de utilizar o decidir el destino de los embriones, la madre, el padre, el centro de fertilidad?
2.- Las personas que fueron concebidas por donación de óvulos quieren conocer a sus padres genéticos. Aquí Rey hace alusión al interrogante: ¿existe derecho o no a conocer la identidad de los padres genéticos donantes de óvulos y espermatozoides? La autora menciona que el derecho a la identidad de estos chicos se contradice con el derecho a la intimidad y anonimato de los donantes.
Parece distante y fría la referencia a Paula Sibilia (2005) en la que se apoya esta autora, al decir que estamos ahora en el terreno de la ficción, con Frankenstein, autómatas, robots y clones. Creo que justo poner un juicio sobre estos aspectos nos separa de las emociones que pueden llegar a vivir las personas que recurren a estos métodos reproductivos, y así pues, la mirada que tendríamos como psicoanalistas no sería de empatía ni de entendimiento.
  • La filiación: ¿qué significa tener un hijo? Fany Barebaum Moses
¿Qué sucede cuando a una pareja la diagnostican como estéril?: por un lado, hay un cuerpo que se niega al deseo y también se experimentan cambios en la pareja que afectan a la sexualidad, y por otro, hay un duelo por esa figura imaginaria de filiación biológica. Ahora, el camino que puede elegir la pareja es bien la adopción, bien la reproducción asistida.
A la adopción se puede llegar como primera opción o como última, y en este caso la autora lo nombra como el hijo de la “resignación”. Cuando una pareja adopta requiere de un acompañamiento terapéutico que le brinde ayuda en la elaboración de cómo incorporar a su vida “el hijo de otro.”
¿Por qué queremos ser padres? Puede existir un abanico de argumentos, pero en este artículo se puntualiza en la filiación explicada como “el hijo es la vida de uno que sigue a través de otro que es distinto” (pag.80). La autora parafrasea a Freud cuando habla del plasma germinal, “algo sigue y algo muere, muere en nuestro narcisismo el deseo de ser inmortales pero seguimos a través del otro”. La adecuada filiación es que el hijo represente la aceptación de nuestra finitud y que el hijo sea una continuidad de nosotros mismos, pero con diferente destino.
Para que una persona “nazca” necesita un cuerpo gestante que lo para (físicamente) y un alumbramiento de la palabra (el deseo de los padres por el hijo que viene). Cito el artículo, puesto que me parece esclarecedor y preciso: “Hemos sido el proyecto de otros, nos hicieron otros, nos han imaginado, antes de saber qué somos alguien lo ha hecho por nosotros, cuando venimos al mundo ya hay una sociedad que nos espera..(…)” (pag.81).
Una persona llena una ausencia gracias al niño que adopta, cumple su deseo y tiene que renunciar a su prolongación biológica. Así, un niño adoptado es la unión de unos padres biológicos que le dejaron venir a la vida y unos padres adoptivos que lo incorporaron a su vida, lo hicieron su hijo, le dieron filiación.
Abordaremos el tema de las madres monoparentales. Puede ser una madre “sana” que se vincule con su hijo, pero que le permita alejarse y mirar otro mundo. Pero también existen madres que se dedican a dar amor exclusivo al niño, creando así sentimientos de encerramiento, y la protección se vuelve una cárcel de la que se debe huir. Los padres hiperprotectores “dan tanto” que el niño está en deuda permanente. También está el apego invertido, donde la madre/padre buscan protección en el niño. Si bien, creo que estos planteamientos no son necesariamente exclusivos de las madres monoparentales.
En la homoparentalidad, nos enfrentamos a diversas cuestiones, por un ladoexiste el deseo de ser padre, pero se enfrenta a una herida narcisista, ya que su cuerpo biológicamente puede concebir pero no puede hacerlo con su pareja de forma natural. Existe aquí un duelo delque pocas veces se habla y que es necesario trabajar, según explica Barebaum.
  • Conflicto y déficit del apego y el narcisismo en la relación parento-filial (adopción, separación y divorcio). Patricia Morandini Roth
Hemos estado hablando en los anteriores artículos de la transformación de la familia clásica a una moderna, pero ¿qué es específicamente lo que nos encontramos en consulta? Es lo que nos responde Patricia Morandini: familias reconstruidas, monoparentales, familias de acogimiento, familias adoptivas que se enfrentan a estos retos/conflictos, como lo son separaciones, cambios de elección de objeto sexual de alguno de los padres, separaciones forzosas (mudanzas, inmigraciones, traslados, etc.), custodias de los menores, adopciones, técnicas de reproducción asistida, pérdidas. Todas estas cuestiones nos llevan a una dinámica psíquica que produce dolor en los niños, son vividas como “fallas ambientales” que los niños enfrentan organizando defensas primitivas (regresión/disociación), angustias de aniquilamiento, empobrecimiento/inhibición emocional, marcada distracción, ideas suicidas, hiperactividad y falta de respuesta emocional.
Apuntes en la clínica de la adopción española. Sería interesante que cada persona, cuando se formula la idea de convertirse en padre, tuviera la oportunidad de analizar la fantasía que tiene de un hijo y la fantasía que tiene de ser padre, aspecto puntualizado por Morandini retomado de Eva Rotenberg (2007).
Ahora bien, Patricia Morandini nos brinda un excelente resumen de la adopción que va desde las motivaciones de los padres para adoptar (como pueden ser: el deseo narcisista de aumentar la familia, hijos para salvar conflictos de pareja, hijo reparador, perpetuar el apellido, corroborar si la pareja puede ser buenos padres, etc), dificultades en la adopción (desconocimiento del proceso de adopción, parejas que no han resuelto su estado de infertilidad, fantasías narcisistas de la adopción), así como las posibles dificultades que se presentan en las parejas adoptantes por la falta de un seguimiento post-adopción que acompañe el proceso de construcción de una anidación afectiva.
La autora nos relata dos viñetas clínicas, pero solo abarcaré una de ellas para después puntualizar algunos aspectos generales:
María tiene 8 años y es gemela adoptada de latinoamerica. Sus padres se han separado hace dos años y la niña está muy triste cuando vuelve de la casa de su padre. Tiene dificultades en el colegio, por ello tiene profesores particulares. En las primeras entrevistas la terapeuta observa la rivalidad narcisista que hay entre ambos padres. La madre refiere que la niña solo se pone mal cuando le llama su padre por las tardes, ella no se lo comunica porque está en sus clases particulares y la niña rompe a llorar. La niña comenta que está muy triste porque no puede ver a su padre como quisiera y que no quiere vivir así. No tiene ganas de hacer nada y le muestra a la terapeuta las heridas que se ha hecho en las piernas en diferentes sitios, como la escuela o en el jardín. En la tercera entrevista la niña expone que su mamá tiene novia y que no sabe si va a tener dos mamás y en qué lugar está el padre, yrefiere que se quiere morir y que escuchó en las noticias sobre una niña que se suicidó.
Ambas viñetas presentan estos puntos en común: rivalidad narcisista intensa parental, confusión del lugar que ocupan los padres como padres divorciados, confusión sobre la homosexualidad de uno de los padres, ideas suicidas con experiencias constantes de autodestrucción, etc.
NIÑEZ Y ADOLESCENCIA: NUEVOS ORÍGENES, ¿NUEVOS ENIGMAS?
  • Katy y la sopa de hacer bebés. Relato clínico. Mónica Zac
La propuesta que nos expone Mónica Zac es una revisión basada en la procreación con tratamientos de fertilidad asistida y las fantasías del origen de la vida en los niños. Para ello expone un caso clínico.
Katy es una niña de 8 años que es derivada de su pediatra por su mala alimentación desde bebé; los padres refieren que la terapeuta seguramente no encontrará nada psicológico en este síntoma. Relatan el desarrollo, que parece normal de la niña salvo por sus dificultades con la comida. Para la segunda consulta los padres dicen haber olvidado algo que contar que parece que sí es importante. Cuentan que unos familiares tuvieron dificultades para embarazarse y después de un proceso largo decidieron adoptar. Los padres, al ver que en dos intentos no quedaron embarazados, se hicieron un estudio hormonal y el esperma salió “muy mal” (pag.98). Deciden ir a un banco de semen y así se quedan embarazados, aspecto que es desconocido para la niña. En la primera entrevista, la niña (delgada y alta, triste, callada y “correcta” en su trato) refiere que sabe que va a terapia por sus dificultades con la comida, aunque ella quiere que la ayude porque va mal en el colegio y no se habla con nadie. Así que la terapeuta decide comunicar este motivo de consulta a los padres y estos aceptan e inician una psicoterapia. Katy establece la “rutina” de trabajo, ella dibuja y espera que la terapeuta le haga alguna intervención, pero al no ver respuesta por parte de ésta, Katy comienza relatando su dibujo, en el que hay un restaurante, con forma de kiosco, donde hay una fila de mujeres (dibujadas de forma muy rudimentaria, con palos) y van al lugar porque hay una sopa que ayuda a las mujeres a hacer bebés, la toman y así quedan embarazadas. La terapeuta queda asombrada de que, a pesar de que a la niña no se le ha transmitido la verdad de su origen, ella lo representa de forma muy inconsciente. La terapeuta cita a los padres para contárselo y ellos siguen con la idea de que la niña no sepa nada. En las siguientes sesiones el dibujo se repite, pero con una mejor calidad en los dibujos. Katy puntualiza que las mujeres no pueden tener bebés en la panza, y la terapeuta interpreta que tal vez por eso ella no quería comer, porque tenía miedo de que le entrasen bebés a la panza. La serie de dibujos continúa y aparecen otros aspectos peligrosos, como robos de dinero en el restaurante porque las mujeres pagan mucho.
Algunos aportes teóricos. Para simplificar el contenido de estos aportes, los presentaré en forma de viñetas:
-                     Padres en una posición adolescente con una inseminación asistida impulsiva, saltándose los procedimientos médicos para no sufrir y lograr su deseo.
-                     El vínculo de Katy y su madre resultaba dificultoso y al iniciar el colegio parece que este conflicto se trasladó al colegio. Mónica Zac refiere sobre la introyección de un vínculo adecuado con la propia madre (curiosamente Katy y su abuela tenían una buena relación).
-                     En el Diccionario Psicoanalítico de Laplanche (1988), explica que gracias a los fantasmas originarios se estructura y organiza la vida fantasmática, y cualquier experiencia vale. Katy a través de sus propias teorías sexuales infantiles intenta dar una explicación a su origen y lo hace desde la perspectiva oral.
-                     Existe una barrera que impide la evolución de este tratamiento, la incapacidad de la terapeuta de ser sincera con su paciente, ya que como bien dice Mónica Zac “el conocimiento nunca debe ser cerrado.”(pag.102)
  • Las teorías de los niños acerca del origen. Virginia Ungar
La autora hace un recorrido sobre la idea expuesta por Simone de Beauvoir (1949) en el “Segundo sexo”: “No se nace mujer, se deviene” (pag.105), y lógicamente antecede, explica, al devenir padres. Es algo que se va construyendo.
Retoma también las ideas de como el avance tecnológico exige un replanteamiento teórico y sobre la diferencia entre engendramiento (de carácter biológico) y filiación (de carácter simbólico).
Uno de los aportes más enriquecedores de este proyecto es la propuesta de mirar con diferente lente la fantasía de la escena primaria, que tanto Freud (en el Historial del Hombre de los Lobos, 1929) como Melanie Klein (en el caso Rita) ven en que el niño percibe la escena como una exclusión edípica. Sin embargo, Virginia Ungar propone que el niño no sabía que se trataba de una unión sexual entre los padres.
Otro punto a destacar en este artículo es la idea, retomada de Meltzer (1988), de la latencia y cómo en esta etapa los niños perciben a sus padres omniscientes, poderosos del saber, peroque con la pubertad y adolescencia, vivida como crisis, estos modelos ideales de padres encuentran otro sitio.
  • El saber sobre el origen. Ayer y hoy. Graciela Woloski
A lo largo de los artículos que se han revisado hasta el momento se plantea la ruptura de las familias tipo, que fueron objeto de estudio en el psicoanálisis, y que en la actualidad, al coexistir diferentes modelos familiares, se despiertan en los psicoanalistas interrogantes. Uno de ellos es: ¿cuál es la función del padre en el niño? Woloski se apoya en Arminda Aberastury (1984):” todo niño necesita un padre para poder desprenderse de la madre, y también necesita de una pareja padre-madre para satisfacer, por identificación proyectiva, su bisexualidad” (pag.109).
Woloski abarca un tema interesante, que es el deseo de tener un hijo, y lo califica, a mi parecer, generalizando y exagerando, como “empecinamientos” por parte de las parejas que, ante la negativa biológica, deciden otras formas, como la adopción y las técnicas asistidas de fertilización. Sí es cierto que es importante explorar el deseo de ser madre/padre, que para la autora se forma desde la infancia y está ligado a la idea de “tener”, y que se experimenta en la fase edípica. En la niña, explica, este deseo está ligado al narcisismo infantil. Plantea aquí un punto importante, diferenciar entre: deseo de hijo (tiene que ver con lo edípico/tener) y deseo de maternidad (tiene que ver con el narcisismo, el hijo a toda costa, aunque falte espacio para anidarlo).
Apoyándose en el debate que ha generado la donación de gametos sobre el derecho de anonimato de los donantes y el derecho de saber de los hijos sobre sus orígenes, Graciela Woloski cuestiona, ¿qué es lo que quiere saber un niño? Y, recurriendo a Mannoni, dice que los niños se dan respuestas sobre sus preguntas en base a su vida imaginaria (como Katy, que “sabe” de forma inconsciente que fue concebida de forma distinta y, como no ha obtenido una respuesta verdadera de sus padres, en base a sus fantasías, genera la idea de la sopa que hace bebés).
Plantea la autora un punto a revisar sobre como puede ser vivida la escena primaria por un niño al ser concebido de forma asistida, como algo derivado de la  unión entre dos gametas, con cualidades científicas, y en dónde, se pregunta Woloski, queda en estas novelas familiares la sexualidad.
A fines prácticos, propone qué tipo de respuestas podemos brindar a los niños concebidos por la ciencia cuando pregunten sobre el origen de los niños. “…(…)a un niño de 2 ó 3 años: mami y papi pueden hacer bebés, pero algunas veces hace falta ayuda de otras personas…(…) los 5 ó 6 años diría: mamá y papá le faltaban unas células y en el laboratorio que se dedican a tener reservas de esas células se las dieron” (pag.113).
PARENTALIDAD Y GÉNERO
  • Parentalidad y género en un caso de intersexualidad. Teresa Rocha Leite-Haudenschild
El propósito de este artículo es revisar la forma en cómo reciben los padres la bisexualidad física de su hijo a partir de una bisexualidad psíquica por parte de los padres.
La posibilidad de asumir el género en un infante bisexual- físico está influenciada por la asignación inconsciente de los padres, que a su vez tienen fuertes cargas culturales. Lo ideal es que más allá de la definición sexual física se llegue a una meta en su desarrollo psíquico.
Se revisará el caso de Laura, de 52 años, que ha elegido ser mujer, pero mantiene su bisexualidad corporal.
Bisexualidad psíquica primaria: es en la relación con la madre en donde se va construyendo esta bisexualidad primaria. Cuando una pareja espera a un bebé, fantasea con un determinado género, y este factor ayuda, o no, al establecimiento de una bisexualidad psíquica.
Para explicar el origen de la bisexualidad psíquica la autora se apoya en Bion y la función de reverie, donde la madre está dispuesta a recibir, contener, traducir sentimientos y angustias del bebé. Así éste irá introyectando esta función, en pequeñas dosis hasta que la pueda realizar por sí mismo. Por otro lado, Teresa Rocha se apoya en Winnicott y en su idea de “el objeto es el sujeto”, en donde el bebé siente que el pecho de la madre es parte de sí mismo, es una continuidad, esta es una “ilusión primaria” que se establece con una relación de objeto femenino y así se establece un espacio de experiencia en donde simplemente se es. En un segundo momento puede relacionarse con elementos masculinos. Destaca Rocha que la aprehensión de la bisexualidad de la madre se puede corroborar porque la madre se puede abrir ante su bebé sin importar que sea del sexo opuesto al de ella.
Bisexualidad psíquica primaria de la madre y la receptividad en relación con la sexualidad de su bebé. Rocha opina que una madre que tiene una bisexualidad primaria psíquica bien constituida podrá ir haciendo un espacio de aceptación en su bebé intersexual y ayudarlo en el camino de asumir su cuerpo, pero antes de esa definición sexual debe formarse como un ser. Existen hospitales que se dedican a realizar operaciones a niños intersexuales con un equipo de profesionales que apoyan a los padres para tomar la mejor decisión para sus hijos. Lo ideal es que estos procesos sean largos.
El deseo de la madre y la designación del género. La madre de Laura tenía 16 años cuando se embarazó de ella y deseaba tener una niña, se sintió desilusionada cuando vio que Laura tenía pene. El cuidado de Laura estuvo a cargo de una tía materna que la adoptó. Se cree que la madre tomó hormonas durante el embarazo, pero no hay nada claro. Los padres adoptivos murieron y Laura comienza a tener relación con su madre biológica, después de 50 años de estar separadas. Laura elige ser bailarina como su madre biológica quería.
Bisexualidad psíquica secundaria. Se inaugura cuando el niño ve que la mirada de la madre tiene otro objeto que no es él, es el padre. Lo transgeneracional en este punto tiene que ver con el valor que le da la madre al padre, el valor que le da a la satisfacción de su relación y que está marcada a su vez por el valor que le dio su madre también y “que se marca indeleblemente en la estructura psíquica del niño” (pag.122). Tiene que ver con las vivencias edípicas y con objetos totales dentro de una posición depresiva.
Bisexualidad psíquica secundaria de los padres y su receptividad con respecto a la sexualidad de Laura. Laura antes de los 18 meses vivía aún con sus padres biológicos, percibió que la mirada de su madre iba dirigida al padre, y por ello, aunado al deseo de la madre de que fuera niña, desea ser niña, para así satisfacerla y tener su mirada. Los intentos de Laura no resultaron fructíferos puesto que la madre la abandonó, pero ella cree que si hubiera sido niña su madre no la hubiera abandonado.
Laura en busca de un lugar. A los 18 meses Laura se va a vivir con sus tíos, que tienen una hija que está a punto de casarse y que para Laura fue una hermana comprensiva que murió prematuramente. La tía era dominante en la relación con todos, con su marido, su hija y con Laura. La tía, le regaló juguetes de una prima, reforzando el deseo de ser niña ante el deseo de su tío de ser varón (tío ausente). Por comentarios de vecinas le retiran los juguetes femeninos y le regalan una pelota, pero ella veía con nostalgia en el estante sus muñecas. La madre la estimulaba para ser mujer, pero también le decía que hiciera ejercicios con el pene por recomendaciones médicas. Hasta los 17 años Laura fue tratada y nombrada como varón. El padre nunca le impidió expresarse como mujer y hasta el momento Laura no ha querido renunciar a su pene. A los 11 años su cuerpo se fue convirtiendo femenino, aunque no le vino la menstruación y no fue hasta los 17 años que Laura tuvo un tratamiento con hormonas femeninas. A los 22 años se fue a vivir a Europa y le obligaron a operarse los pechos puesto que tenía poco, pero ella refiere que se sentía muy incómoda. Es periodista, pero desde los 17 años participa en eventos cantando y bailando.
Designación de género e intersexualidad. Para Rocha “la designación de género se construye en la relación inicial entre el psiquismo de los padres y el niño, ésta debe prevalecer sobre los criterios simplemente físicos”(pag. 125). También es importante en la asignación de género en los niños intersexuales que se les acepte cultural y científicamente y que, más allá de los órganos sexuales físicos que tenga, se tome en cuenta para operaciones su identidad de género psíquica. Trabajo multidisciplinario que deben seguir los hospitales.
Laura: factores familiares (socio-culturales). Laura vive a su madre adoptiva como poderosa y como que la estimula para ser mujer, pero al mismo tiempo le dice que estire el pene. Para Rocha, esta madre es la madre fálica que describe Kafka E. (1992), que es una madre que tiene la fantasía omnipotente de ser mujer y hombre. Ésta es la explicación que da la autora sobre que Laura haya decidido no operarse el pene, porque manteniendo esa bisexualidad se siente poderosa, tal y como su madre se lo transmitió.
  • El deseo parental y la perplejidad ante lo adverso. Alejandra Vertzner Maruco
Este artículo comienza con la cita que hace la autora del libro “interdicciones” de Mauro Cabra (2009), autor intersexuado que expone con claridad la problemática que sufren y viven las personas en estas condiciones. Describe como han sido objeto de procedimientos violentos por clasificarlos en hombres o mujeres. También habla de la importancia para los padres y la sociedad de “clasificar” a las personas por géneros.
El tema de la asignación de sexos- Se citan ciertas puntuaciones que se retoman de la Red Transexual Argentina acerca de los intersexuales que merecen ser revisados: a) las operaciones de definición de sexo físico son violentas e innecesarias, b) éstas resultan ser una violación a la integridad de los cuerpos de los niños, c) se refuerzan así los estereotipos de género, d) se pueden realizar intervenciones terapéuticas que ayuden a reforzar un género, en vez de decidir como primera opción la operación, e) esperar a que el paciente decida si quiere operarse.
Es cierto que todas las decisiones que tomen los padres sobre el destino sexual de sus hijos están cargadas de prejuicios culturales, de fantasmas, deseos y temores propios. Alejandra Vertzner propone que un adecuado acompañamiento terapéutico consiste en la aceptación de un género sin que exista una operación que altere el físico.
El tema del secreto y la información- Se plantea en el artículo que las personas intersexuales muchas veces viven sin saber que lo son hasta la pubertad y que los padres cuando deciden realizar operaciones no cuentan con la información necesaria y se apoyan en el “supuesto saber” del médico. Por ello, propone la autora que los padres tengan una intervención terapéutica para explorar sus angustias conscientes e inconscientes. En relación a lo anterior, en el psicoanálisis las mentiras y el silencio aumentan las condiciones para que una experiencia sea traumática, e incluso para la sociedad, el ser intersexual es algo “vergonzoso.”
El tema de la corporalidad y el deseo- En la teoría freudiana la diferencia sexual es vivida de forma independiente para cada persona y más que en el aspecto físico se apoya en la libidinización de las zonas erógenas. Por ello, Vertzner retoma a Silvia Bleichmar, quien refiere que “las relaciones libidinales que marcan la sexualidad infantil son efecto de acciones realizadas por seres humanos que solo a posteriori serán reconocidas como portadores de diferencias sexuales” (2016,pag.135).
Propone Vertzner que en la consulta se debe abrir un nuevo diálogo con los pacientes porque nos enfrentamos a un discurso diferente en donde tenemos que analizar nuestros prejuicios y resistencias inconscientes. Si bien creo que el propósito en general del artículo es el poder visualizar la intersexualidad como una posibilidad más además de las clasificaciones sociales y médicas de hombre y mujer.
  • Padres del mismo sexo y pensar la génesis de la definición de género en los hijos. Eva Rotenberg
En este artículo, através de dos viñetas clínicas, se desea mostrar que el género de una pareja no determina la elección sexual y de género de los niños. También que la parentalidad “suficientemente buena” en padres del mismo sexo es igual que en padres heterosexuales. 
Padres del mismo sexo- Desde que la unión homosexual se reconoció legalmente, ha dejado de ser algo marginal. La autora propone que los psicoanalistas no deben olvidar la diferencia y sus efectos de subjetividad en la homosexualidad pero libre de prejuicios, y que pueden, al igual que los padres heterosexuales, crear vínculos perversos y psicóticos.
Niños/as que dicen sentirse de otro sexo- Me resultan interesantes las propuestas y puntos preocupantes en cuanto a las intervenciones terapéuticas que se hacen ante estas circunstancias. Describe la autora como en un congreso, una psicoanalista lesbiana, en relación a un paciente, sugiere a los padres que había que darle hormonas masculinas y cambiarlo de colegio. Es cuando Rotenberg utiliza el término usado por Julia Kristeva (1998) de abyección cuando Otro se impone al Yo del hijo, en donde no se le permite ser y donde los adultos se adueñan del cuerpo del niño porque en esta etapa el niño es incapaz de tomar esas decisiones. Propone, que entonces estaríamos hablando de perversión y psicosis.
Identificación- Este proceso se apoya en otros mecanismos como lo son: la imitación, la diferenciación, la filiación, el aprendizaje y la formación de esquemas cognitivos. Por ello, Rotenberg refiere que la identificación es “la manifestación más temprana de un enlace afectivo a otra persona” (pag. 142). Y nos propone diferenciar entre dos concepciones: “los otros en nosotros” y la “abyección de pertenecer al otro.”
Padres verdadero self.- Podemos decir, en base a lo que expone esta autora, que las identificaciones con crianzas “buenas” son aquellas que permiten estar disponibles para que el bebé pueda ir armando su mundo emocional paulatinamente en encuentros con el Otro y así ir reconociendo su propio ser. A diferencia de éstas, ubicamos las “identificaciones normogénicas”, que retoma Rotenberg de Badaracco (1985), que son patógenas y constituyen vínculos asfixiantes que obligan al verdadero self a encapsularse y buscar otro camino. Rotenberg cree que el Complejo de Edipo ayuda a la consolidación de la identidad de género porque el niño se posiciona en relación a la elección de objeto. Un punto a destacar es que la identificación no sólo tiene que ver con el progenitor del sexo opuesto, sino que está influenciada por diversos factores y funciones, con el inconsciente y con ideas trans-generacionales. Retoma así una idea de Fast (1981) al decir que los niños son bisexuales de nacimiento, más allá de lo biológico, y desde lo preedípico, los niños, al no tener una diferenciación anatómica incorporada, desean lo propio y lo del otro sexo.
Función de terceridad- Rompiendo prejuicios sobre si las parejas homosexuales afectan el desarrollo del niño, la autora nos afirma que las funciones parentales no tienen que ver con el sexo de los padres y que en la pareja debe existir Uno que pueda ocupar el lugar de “tercero” y que el Otro pueda “sostener”, y que éstas funciones se pueden alternar y compartir. Pero es importante que ambos padres, puedan reconocer al bebé como un tercero.
  • Los padres y la identidad de género de los hijos. Haydée Zac de Levinas
A nivel biológico, la diferenciación sexual primero es a nivel cromosómico (momento de la fertilización), segundo gonodal (testículos, ovarios), el tercero es la formación genital y el cuarto la psicosexual.
Para tener una claridad de conceptos es necesario hacer una diferenciación entre género, (que son aspectos psicológicos, sociales y culturales) y sexo (que son aspectos biológicos/anatómicos). Entonces la identidad de género es la combinación de ambos. También es importante distinguir que la práctica sexual puede ser distinta a los roles sociales asignados.
Existen también estudios que relacionan las respuestas de los padres con el sexo de sus hijos, es decir, que unos padres suelen describir a su hija como suave y pequeña; mientras que a su hijo varón suelen describirlo como robustos, duros, etc.
Las identidades de género son diversas y poco a poco se van aceptando en la sociedad, y por ejemplo, como menciona de Levinas, Facebook ha incorporado en su registro de usuario diversas identidades de género.
Haydeé Zac concluye que para la formación de la identidad de género en el niño interactúan varios aspectos como son, los padres (con sus respectivas historias familiares), los hijos, la biología y lo social.
  • La teoría y la técnica psicoanalítica frente a la diversidad. Francisco Kadic
Gracias a los cambios sociales y avances médicos, los psicoanalistas se encuentran en constantes reformulaciones teóricas. En este artículo se abarca el tema de diversidades sexuales desde cuatro puntos; a) Freud y sus anticipaciones, b) parentalidad, c) socialidad, d) el psicoanálisis frente a las diversidades.
Freud y sus anticipaciones. - En el agregado que hace Freud en 1915 a Tres ensayos establece que los adjetivos femenino y masculino son complejos y para llegar a una comprensión es necesario descomponerlos en tres direcciones: a) lo biológico, “es la presencia de óvulos o espermatozoides y las funciones que de éstos derivan” (pag. 156), b) lo sociológico, “no hallamos virilidad ni feminidad puras en el sentido psicológico ni biológico sino más bien mezcladas” (Idem), c) eje actividad/pasividad, c) la libido en acción como buscadora de objeto, así también denominada como pulsión de vida (tendencia a permanecer, amar, vivir) en contra de la pulsión de muerte (aislamiento/ autodestrucción).
Parentalidad. - Abarca en este punto una breve teorización del concepto parentalidad, que en psicoanálisis ha cambiado, puesto que antes se le llamaba funciones maternas. Este concepto varía desde la perspectiva que se le mire, como la social, legal o psicoanalítica.
Socialidad. - Me parece fundamental el punto que rescata Francisco Kadic porque define que, ante la diversidad de los grupos del colectivo LGBTIQA, las diversidades sexuales son más extensas, lo que orilla a una comprensión cada vez más particular/ individual, que en su opinión es una visión constante en el psicoanálisis.
VIOLENCIA Y PERVERSIÓN EN LA PARENTALIDAD.
  • Incesto materno y paterno: ¿vínculo maligno o solución a una difusión familiar? Estela Welldon
En este artículo se aborda el tema de la violencia sexual y la perversión de una sola persona o bien de una pareja hacia los niños.
Plantea que en la clínica se ha comprobado en repetidas ocasiones que en los niños que han sufrido abuso sexual por sus padres, éstos a su vez han sido abusados también por sus padres. ¿Qué une a las parejas perversas que utilizan como medio de satisfacción sexual a los niños? Pues bien, parece que existe una necesidad imparable de repetir esa sensación de poder y control sobre los menores para sentirse vivos. Para apoyar esta idea, la autora retoma a Freud en Más allá del principio de placer (1920), quién ligó los impulsos destructivos con la necesidad de repetir, de representar los resultados.
Welldon aporta el concepto de vinculación maligna y se refiere a una relación perversa entre dos personas que se vinculan a través de los actos sádicos y sexuales, que formulan entre los dos hacia individuos dependientes como los niños, sean niños propios o no. Lo que resultaría útil aclarar es si uno de los miembros de la pareja no participa activamente en los actos violentos, pero es consciente de que suceden, ¿también podría ser una vinculación maligna?
Aplicación al material clínico. - Me parece interesante el aspecto que retoma Welldon de Marucco (2007), quien también afirma la necesidad de la repetición monótona de estos recuerdos arcaicos y que se realizan como una petición de ayuda (re- petición). Concuerda la autora con Ogden en el aspecto de la erotización compulsiva que “como defensa en contra de la falta de vida, es usada para crear un sentido ilusorio de vitalidad.” (1996, pag. 166).
Se aborda también el término de transferencia perversa introducida por Etchegoyen (1978), donde el paciente crea una ilusión de unidad con el terapeuta y éste se siente impaciente y excitado, por ello Welldon advierte que en este tipo de relaciones es indispensable una segunda escucha, y que a través de la interpretación de esta transferencia es cuando se puede avanzar en el tratamiento, sobre todo de la transferencia negativa, que permite al paciente entenderse a sí mismo.
Para entender las conductas del maltrato en pareja Estela Welldon se apoya en las ideas de Filippini (2005), quien establece que el hombre participa, generalmente como perturbador y la mujer como víctima. Particularmente, en el artículo se desea resaltar aquellas conductas que realiza una pareja de forma autodestructiva y que van dirigidas hacia el exterior, en particular hacia infantes, en donde ambos participan dentro de un vínculo perverso que les genera excitación y erotismo.
Narcisismo. Se mencionan los conceptos introducidos por André Green (2002) sobre el narcisismo positivo (la investidura del sí mismo está alimentada, por lo menos parcialmente, a expensas de la investidura de objeto)  y el narcisismo negativo (cuando el narcisismo se combina con la autodestrucción provocando vacío, odio a sí mismo). Retomando el concepto de vinculación maligna, me parece importante destacar la propuesta de esta autora, en la que nos explica como, la persona provocadora de abuso sexual, está en una posición de “triunfante” sobre la escena primaria y así tiene el control de ella y ya no está más excluida, “… (…) recrea sus primeras experiencias dolorosas con esos chicos indefensos, viendo en la participación de ellos, su única forma de supervivencia (pag.168). ”
Estela Welldon revisa algunos casos. El primero de ellos ocurrió en Inglaterra y es el caso de Myra Hindley e Ian Brady, dos amantes que secuestraban chicos y juntos los torturaban y los violaban para después matarlos y enterrarlos en el páramo del norte de Inglaterra. La historia conmovió al país. En el juicio, el juez pensaba que la parte activa en esta pareja era él, pero nadie vislumbraba la malignidad de ella también.
Lo llamativo y preocupante, en mi opinión, es que Welldom revela que estos casos no son aislados, es decir, que a pesar de que la intensidad de perversión y violencia puede ser menor, a menudo se encuentra con casos así en la clínica. Denuncia también que el psicoanálisis rechazó, en un principio, que las denuncias sexuales fueran verdaderas, las consideró fantasías, hecho que ahora es imposible de seguir sosteniendo.
También se nombra en este artículo que debido a los avances tecnológicos, las personas que participan en estos actos violentos hacia los menores, los graban para repetir una y otra vez el llanto, el dolor, el pánico por el vacío y la sensación de muerte que viven.
La escena primaria por excelencia: Me parece importante esta viñeta en el artículo porque Welldom menciona que el cuerpo de la embarazada “representa la encarnación del deseo cumplido, el anhelo sexual por el Otro y la concreción de la unión representada en el nuevo ser. El cuerpo embarazado es una combinación única del poder de la unión sexual, tan envidiada, y de la vitalidad…(…)” (pag.174). También reconoce que esta capacidad de engendrar es poco reconocida en el psicoanálisis, que se centra más en la envidia del pene. Cita también diferentes autores que hablan de como el embarazo genera violencia física por parte de las parejas y de los extraños.
Dentro de las referencias que menciona están las del Real Colegio de Matronas y justo, en mi parecer, poco se ha estudiado el proceso violento que viven las mujeres en los hospitales tras parir. En España existe un Asociación que se llama “El parto es nuestro” donde mujeres realizan denuncias sobre los abusos que sufren en los hospitales de España [1]:
“El parto es nuestro” es una asociación sin ánimo de lucro, formada por usuarias, usuarios, profesionales, que pretende mejorar las condiciones de atención a madres e hijos/as durante el embarazo, parto y posparto en España. Nació en el año 2003 para prestar apoyo psicológico a mujeres que habían sufrido cesáreas y partos traumáticos”.
Realizando una hipótesis sobre el tema, tal vez las mujeres sufren violencia obstétrica porque justamente representan esa unión sexual tan envidiada que comenta Welldon.
  • Incesto verbal: soluciones masoquistas. Cândida Sé Holovo
En este artículo se revisa un caso clínico que ayuda a ilustrar el masoquismo. Para definir éste aspecto se hace alusión al autor Benno Rosenberg (1991), quien habla sobre el masoquismo erógeno primario, que es el placer ante el dolor, ya que la pulsión de vida reacciona para “aplacar” la intensidad de la pulsión de muerte. Al principio se hace alusión a la película “Azul” de Kieslowski, donde Julie regresa a casa después de salir del hospital tras haber sufrido un accidente en el cual perdió a su marido y a su hija. Camina por una pared de piedras raspándose su puño al frotarlos con éstas. Sé Holovo se pregunta qué es lo que puede llevar a una persona a infringirse dolor de esa magnitud, y responde que Julie necesita ese dolor en su cuerpo para alejarse del otro dolor de las pérdidas que su psique no puede procesar.
Presenta el caso de Luciana, una joven con ciertos rasgos físicos masculinos y que refiere como motivo de consulta un sentimiento de destrucción. En la primera sesión describe que la relación con su padre es muy cercana y que a ella le provoca gran satisfacción; en cambio a la madre la vive como melancólica, enferma. Relata que desde joven su padre le narraba sin pudor las relaciones sexuales que mantuvo con sus amantes y hacía referencias sexuales al cuerpo de Luciana provocando en ella excitación. Es así que el padre realiza un pacto con ella y la hace cómplice de estos actos dejando fuera a la madre. La autora se apoya en Mariam Alizade  (2011) quién nombra que en el incesto verbal padre-hija, la palabra erotizada tiene dos registros: como significado y como contacto corporal. “La palabra equivocada, plena de pulsión sexual de destrucción, impacta en el inconsciente, organiza representaciones de cosa y desarrolla efectos sensoriales desmedidos” (pag.177). Sé Holovo refiere que estos relatos, aunque no hubo un contacto físico, resultan una violación constante en el cuerpo y en la mente, generando así un trauma acumulativo y dejando al infante desprovisto de la función paterna.
¿Por qué un padre puede realizar estos actos incestuosos? Apoyándose en Tesone (2005), la autora nos dice que desde el punto narcisista y omnipotente del padre, los hijos son vistos como una prolongación del propio cuerpo y una negación de la triangulación edípica. Los niños pues, quedan como huérfanos, los desvitalizan, los confunden entre las generaciones.
Sé Holovko menciona que en una sesión Luciana llega avergonzada por algo que hizo. Una tarde fumó y bebió alcohol,perdió el control de ella, y cuando despertó tenía hematomas en el cuerpo hechos por ella misma. Relata que después de fumar y beber se puso a bailar en su casa, estaba sola y sintió ganas de masturbarse, pero era “un placer que no terminaba, en realidad, era más bien excitación que placer” (pag.179). Benno Rozenberg, al hablar del masoquismo mortífero, menciona que la excitación se mantiene constantemente y que existe un abandono hacia el objeto, por lo que habla de un “autismo masoquista”, porque es una excitación auto-erótica.
  • Desde los afectos a la perversión de la maternidad. Julia Lauzon
Desde el primer encuentro del bebé con el pecho de su madre comienza el entramado mundo de la sexualidad humana. El mundo externo/del otro en un bebé nace con la ausencia del pecho, puesto que el bebé se da cuenta de que no está presente siempre que lo necesite.
Concuerdo con la autora al decir que “los seres humanos debemos luchar sin cesar para definirnos, para adquirir una identidad” (pag.185), y que la resolución de una sexualidad sana o perversa dependerá de como se vivió/resolvió la bisexualidad y las fantasías de la escena primaria. Por ejemplo, en el acto perverso se reproduce una y otra vez una invención de la escena primaria con una sexualidad adictiva.
Ahora bien, la perversión la define la autora como “una atracción irresistible hacia una conducta sexual diferente o extravagante…(…) la persona no tiene otras opciones” (pag.186). Lauzon hace referencias a los estudios realizados por Estela Welldon, quien plantea que la perversión en las mujeres es distinta, y nos habla de la perversión en la maternidad y de que es difícil de identificar puesto que las mujeres están más reprimidas al hablar de su sexualidad y porque además están relacionadas con la sexualidad, con la frustración, inseguridad y soledad. Se presentan en mujeres de personalidad narcisista o trastornos de personalidad borderline con relaciones de pareja poco satisfactorias e inestabilidad laboral. Perciben que las exigencias que conlleva la maternidad son exageradas.
“La perversión de la maternidad es el producto final de abusos en serie y el abandono infantil crónico, teniendo en cuenta la transgeneracionalidad” (pag.187), es decir, que la perversión en la maternidad son actos de abuso, no sexual, dirigidos a los niños realizados por madres que a su vez sufrieron abuso por parte de sus madres y así una cadena de generaciones. Me parece importante, como hace Lauzon, retomar como funciona esta perversión en la mente. La angustia por el Yo es resultado del conflicto entre el Ello y el Superyó, cada una de estas instancias presiona al Yo; el Ello con una fantasía bizarra para corromperlo y el Superyó con una lucha contra el acting out. Es así como la angustia aumenta y el Yo acepta ser corrompido y así liberar la angustia sexual de una forma hostil. La hostilidad se relaciona con un trauma temprano asociado a la humillación de género y/o con tremendo temor de no ser capaz de mantener el control ante la pérdida del objeto primario. La sensación de bienestar es corta y se remplaza por una sensación de culpa, vergüenza, depresión y disgusto consigo misma.
La maternidad perturbadora tiende a ser simbiótica, generando temor en el niño de separarse-individualizarse, y los niños responden con defensas de escisión para no perder a la madre. En el caso de hijos varones, las madres no toleran que se separen y con las hijas se protegen mediante la fusión simbiótica. He aquí pues la cuna de los transexuales, hombres pervertidos.
Es interesante el planteamiento que se desarrolla en el artículo sobre este tipo de maternidad patológica y que genera en los niños una alteración en su identidad de género porque los hijos, en lugar de mirar su propio deseo, se centran en el deseo de la madre y así se quedan desprovistos de defensas estructurales. En este tipo de relación la madre no mira al bebé como un objeto total, es un objeto para manipularlo, para maltratarlo y a su vez para cuidarlo, pero desde un punto de vista simbiótico. Ataca a los objetos de su propia creación porque, como parafrasea la autora a Estela Welldon, en la maternidad se tiene absoluto control de ese bebé, y porque, en mujeres con historias de abuso de la madre, hacen que se reactiven los procesos inconscientes y se actúe con una relación abusiva y perversa.
A pesar de que las madres se prometen a sí mismas de forma consciente no repetir estos patrones hostiles, de alguna forma, de manera inconsciente se despierta esta hostilidad y sale a la luz de forma energética, apareciendo así culpa persecutoria.
Lauzon puntualiza que, tanto teórica y clínicamente, las perversiones femeninas han pasado desapercibidas porque se tiende a poner atención en las conductas perversas, más de los varones, y no en las estrategias de relación que son las formas en las que se expresa la perversión femenina.
  • Violencias vinculares hacia la mujer y sus demesuras. Alicia Beatriz Iacuzzi
En este artículo se brinda una reflexión sobre el trabajo que ha venido haciendo la autora sobre los feminicidios en cárceles, para así poder esbozar un tipo de “tratamiento.” Concuerdo con la autora con que los psicoanalistas en estos tiempos deben salir de su campo de consultorio y abordar temáticas desde otros escenarios puesto que, como en este tema de violencias hacia la mujer, las sanciones legales que se aplican a los agresores no son suficientes para bajar el índice de violencia; es por ello que se debe abordar desde otro punto.
Para entender un poco la dinámica que vive el agresor es importante destacar que el siglo XXI se caracteriza por el bienestar exclusivamente propio, una sociedad individualista. La mujer en esta sociedad es vista como “cosa”, como un objeto de pertenencia. Nos explica Iacuzzi que a pesar de que las “justificaciones” de los agresores son de índole tipo “no era su intención” o bien “la maté porque sin ella no puedo vivir”, nos revelan que este tipo de hombres prefieren muertas a sus parejas que libres. El apego inseguro/desorganizado juega aquí un papel fundamental al hablar del tipo de vínculo con el que nos enfrentamos. Es así que la hostilidad se despierta cuando de alguna forma el hombre percibe de forma real o fantasiosa perderá a la mujer, generándole así una sensación de desprotección y la co-dependencia que vive lo lleva a actuar de forma desequilibrada. “Pagar con la vida es el precio para amortizar la ofensa de haber desertado de una relación (o pretenderlo)” (pag.196).
En este tipo de relaciones existe una especie de alianzas inconscientes, contratos narcisistas y pactos denegativos, sostiene Iacuzzi. Estos acuerdos se realizan para mantener el ideal de virilidad, basado en el temor teñido por autosacrificio y altruismo por parte de la mujer. De hecho, llega a pensar que mágicamente se acabarán los golpes y hasta llegan a protegerlos. Cuando se realiza un acto violento hacia la mujer, el hombre siente un estado de júbilo por ver a un ser sometido y aterrado; resulta tan satisfactoria esta experiencia que tiene la necesidad de repetirla. Iacuzzi la define como excitación que fluye a manera de hemorragia, donde el sujeto sólo puede descargarse, y que además de la amenaza de destrucción hacia la mujer puede pasar en nada al acto.
Alicia B. Iacuzzi realiza una propuesta para comprender estos actos violentos. Lo hemos revisado en varios artículos anteriores, en como el imaginario de “hombre” en el siglo XXI está cambiando, de tal forma que el lugar que ocupaba en la cultura se debilita y está amenazado. Una forma de lograr no perder el lugar de “hombre” es ejerciendo el control y sometimiento a las mujeres.
La autora invita a que los psicoanalistas se aproximen al trabajo que se realiza en las cárceles con agresores, en este caso. Ella, por su experiencia, ha visto que el tratamiento es óptimo, tanto terapia individual como grupal.
  • El silencio: una violencia desestructurante. Olga Varela Tello
Este trabajo, a través de un caso clínico, se refiere al silencio como una forma de violencia; pero ¿cuál es el fin del silencio, por qué es violento? Pues bien, como responde la autora es porque se usa para “doblegar al otro, para dominarlo y de esta manera poder tener un poder sobre el objeto, es un arma que logra aniquilar al otro a través de sumergirlo en un mundo de angustia y desesperación hasta que el otro se colapsa psíquicamente o desea morir y muchas veces, finalmente muere” (pag.201). El “otro” pierde su autoestima mientras el que ejerce el silencio es un perverso-narcisista que encuentra valor al denigrar al otro.
Caso clínico. Mónica lleva una relación de 18 años con un hombre que era casado y con el que actualmente tiene un hijo de 15 años. Ella está deprimida, tuvo un intento de suicido que la marcó etiquetándola como “loca”, Marco, su pareja, la calma y la cuida, pero “ella no responde igual”. Después del intento de suicidio ella no responde bien y Marco le deja de hablar, semanas incluso, y ella se angustia y pide perdón sin saber por qué. La terapeuta describe la relación como perversa, en la que confirma la idea de que Marco la orilla a elegir ciertos roles y le absorbe su personalidad. Explica, que un perverso desea fundirse con el objeto y por ello es capaz de aniquilar la personalidad del otro.
Si vemos que por medio de la palabra se forma el psiquismo, puesto que ayuda recodificar, resignificar las emociones, entonces cuando no existe y aparece el silencio, vemos que ese “otro” calla por su propio bien, el objeto, no le importa.
  • Cuando el otro es peligroso. Sodely Páez
Sodely Páez realiza en este espacio una descripción de la violencia atroz y desmedida que vive el país de Venezuela desde que Hugo Chávez ejerció el poder. Me parece interesante y necesario replantearnos como educar y como explicar a nuestros hijos cuando la barbarie social ataca todos los días. Yo vengo de México, donde vivimos una violencia no muy distinta a la de Venezuela, donde nuestro gobierno también desaparece personas, desaparece maestros y no se deja huella de nadie, donde todos los días en los periódicos aparecen personas a pedazos. Tenemos en Europa los ataques terroristas, nos hablan de esta barbarie social, donde ya no importa si estás metido en asuntos de narcotráfico como en México, o ser opositor a las ideas de Maduro en Venezuela, simplemente por andar en el malecón en Niza en un día de fiesta puedes ser parte de esa violencia.
Interesante y necesaria la preguntas de Sodely Páez, ¿cómo traducimos esto a los niños y chicos?, ¿desde dónde intervenimos como psicoanalistas?
MATERNIDADES Y FEMINEIDAD
  • Parentalidad interrrumpida. Un caso de muerte neonatal. Teresa Lartigue, Maria Arrieta, Teresa del Bosque y Dolores Montilla
Existe un vacío social al reconocimiento de la muerte perinatal como si fuese una perdida que no tuviese el mismo valor que una pérdida a un ser con el que se convivió más tiempo. En España hay un organismo, Umamanita, formado por familias que sufrieron pérdida perinatal y se acompañan en éste proceso. Desde el reconocimiento legal y médico se debe de trabajar, darle un lugar social y legal a estas pérdidas sin duda ayudará a las personas a afrontarlo. Recuerdo el caso de una mujer en un hospital de México que por problemas médicos quedó inconsciente en su parto y la bebé murió; la mujer al despertar no tenía nada de su hija, quería una foto, algo que reconociera la existencia de esa bebé. En esta misma Asociación Umamanita existen mujeres voluntarias que tejen ropa pequeña para vestir a bebés fallecidos, pequeños, y así las madres puedan vestirlos, abrazarlos, despedirse.
Es cierto que las pérdidas perinatales son marcas en la vida de las personas, donde, como bien explica la autora, los anhelos, las ilusiones, los planes y las fantasías de pronto ya no pueden ser. Existe pues un proceso de duelo descrito en Duelo y Melancolía de Freud (1917-15) en donde explica que al atravesar un duelo, las representaciones de ese objeto son traídas a la mente continuamente y que el dolor reside al enfrentar este recuerdo con la realidad en que ya no está ese objeto.
Uno de los aspectos que merece la pena rescatar en este artículo es el papel del psicoanalista en el acompañamiento en los procesos de duelo. Me parece fundamental la propuesta de Bleichmar (1997,2010) al establecer que es importante brindar al paciente confianza de que podrá resolver el duelo.
Las autoras refieren, “Un papel fundamental del psicoanalista en esta labor del trabajo del duelo es ser un intermediario, que recibe el dolor inasimilable del paciente y lo transforma en un dolor simbolizado y elaborado” (pag.217). También destacan las autoras la disposición distinta que debe tener el analista ante este tipo de pérdidas, como el acudir al hospital, estar disponible vía telefónica y lograr una “profunda empatía”.
Creo que las pérdidas perinatales merecen un estudio aparte y a profundidad, en donde la afección, como bien menciona el artículo, no sólo incumbe a los padres, sino a toda la familia, los hermanos, los abuelos, los tíos. Durante años las mujeres han perdido bebés y resulta fundamental que desde la sociedad los reconozcamos como seres existentes, que tienen un nombre, un lugar.
  • Sentimientos de culpa y somatizaciones asociados al “despegue” de la madre. Cristina María Cortezzi Reis
En este artículo se realiza, a través de un caso clínico, la relación muchas veces compleja y complicada entre una madre y una hija. Nos exponen el caso de Cintia, una mujer de 30 años que está casada y que tiene una relación de protección ante su hermana y madre. El padre es odiado por sus numerosas aventuras extramatrimoniales. La pregunta central en este artículo es pensar qué lleva a las mujeres a quedar atrapadas en esta relación madre- hija donde las madres irrumpen en la vida de las hijas como si fuera de ellas. Con el análisis la paciente pudo ir descubriendo el rol de “víctima” de la madre y logró negarse a ayudar a la madre y la hermana, con una culpa avallasadora, pero que la vivía como necesaria. Después de ese episodio Cintia amaneció con granos en la cara y era una forma de “pagar el precio” por rebelarse contra mamá. Poco a poco Cintia va pidiendo a su madre que la mire también a ella, que se preocupe por ella.
El soporte teórico que brinda la autora es, desde la perspectiva de Freud, la envidia de pene y la hostilidad; dejando de lado a autores más contemporáneos. Me parece fundamental, desde la perspectiva de este encuentro, abordar ideas nuevas desde una visión más incluyente de las mujeres y no desde una visión patriarcal por la que ha sido atacado el psicoanálisis.
Para esta autora, apoyándose en Freud, en las mujeres que viven siendo la propiedad de sus madres, nace su conflicto desde un momento pre- edípico en el que la relación más importante y única es con la madre y que incluso no pudieron hacer un cambio de objeto (padre). Por ello, en esta fase las niñas viven ambivalencia en la relación hacía su madre; por un lado, es una relación intensa y exclusiva, por otro lado, hay cierta hostilidad hacia su madre por darse cuenta de la diferencia de sexos y la falta de pene en ella, la madre es la culpable de no dotarla con pene. Así, este “resentimiento” hacia la madre hace que la niña mire a otro objeto, el padre.
  • Parentalidad adolescente en contexto social crítico. Ema Ponce de León Leiras
En este artículo la autora nos invita a realizar un recorrido del embarazo adolescente y los procesos psicodinámicos que conlleva a través de un caso clínico. Eva es la hija de dos adolescentes, Marcelo de 15 años y Mabela de 16 años, que se conocen en una institución. El rol de Marcelo es dominante, con dosis importantes de violencia hacia su pareja y hacia el bebé, y por ello se le propone a Mabela realizar un trabajo individual con la autora, a lo que accede, Marcelo no quiso. La psicoanalista los conoce a través de una ONG en un Taller Posparto.
Marcelo refiere su deseo temprano de ser padre y las oportunidades que le ha brindado su hija, como el dejar las drogas. Es un chico amable y participativo en los talleres de la ONG.
Mabela, en terapia, cuenta que perdió a su madre y padre por SIDA cuando ella tenía un año y medio, se quedó a cargo de su abuela y la pareja de ésta la violaba. Una historia llena de violencia. Sucede que Marcelo roba la pensión de la niña y se la gasta en drogas; este hecho desconfigura a Mabela totalmente. A pesar de estar en un centro de acogida con su bebé, se escapa y decide entregar a su hija a su hermano y cuñada. Regresa a las calles a fumar porros para olvidar a su hija. Después de un año y medio de estos encuentros, Mabela busca a la terapeuta y le cuenta que vive con una persona mayor que ella pero que la cuida, que tiene un trabajo por primera vez en su vida y que puede ver más seguido a su hija.
Se plantea en el escrito como funciona a nivel psíquico el proceso de la paternidad en la adolescencia, que me parece interesante rescatar. La autora refiere a Philippe Gutton (2006), quien menciona que la “la paternidad arcaica” es una forma de acelerar el proceso de identidad que brinda la adultez y también una forma de identidad social. Además, en su etapa inicial existe una especie de “idealización” de la parentalidad, que se ve reflejada en la viñeta clínica donde Mabela realiza un vínculo amoroso con su bebé. El problema surge cuando en el proceso de la parentalidad se debe hacer una asimilación de lo heredado por los padres y madres para integrarlo y reproducirlo en la propia vivencia de parentalidad “afiliación”, término retomado por Konichekis (2006). Proceso que a juicio de Ema Ponce no pudieron realizar la pareja adolescente debido a que en la historia de cada uno existen un sinnúmero de vivencias que no se tradujeron, que no fueron simbolizadas, sumado a que, a pesar del esfuerzo que ambos hicieron, la repetición de los parámetros violentos ataca estos esfuerzos. Por ello, Ema Ponce refiere que las repeticiones de conducta involucran aspectos individuales pero también transgeracionales. Es decir, que cuando Marcelo roba a Mabela ataca la posibilidad de instaurar una función protectora, paterna en la relación, y así repite el patrón que viola, abandona, dejando desprovista a Mabela de ejercer su función materna.
Al final del artículo Ema Ponce rescata los avances que ha tenido Mabela y que a nivel de herencia trasgeneracional son importantes para Eva. Por ejemplo, que se encuentra viviendo con un hombre que la protege, ya no en la calle ni con parejas violentas; tiene un trabajo, y sobretodo que deja a Eva en un sitio donde puede ser cuidada y donde puede tener un hogar, no en la calle.
Rescato la cita de Winnicott que menciona la autora sobre la función materna, que después de este artículo se puede comprender de otra forma: “una madre suficientemente buena, es la que surge creativamente para adecuarse a las posibilidades reales e internas de cada sujeto en las distintas circunstancias de la vida” (2016, pag. 232). Por ello podemos decir que Mabela fue una madre suficientemente buena, porque, con su realidad y sus recursos, pudo configurar un mejor futuro para su hija.
  • Posmodernidad y embarazo. Laura Mejorada de la Mora
Se plantea un tema importante en este artículo sobre el acompañamiento terapéutico que se debería hacer en los casos de reproducción asistida. Me parece fundamental que en este trabajo terapéutico se profundice sobre la idea de concebir al “hijo imposible”, como cita la autora a Marie Magdeleine Chatel. Si bien es cierto que gracias a estas técnicas de reproducción asistida los conceptos de frustración, castración y duelo por no poder procrear de forma natural aparecen de distinta forma, en este punto difiero totalmente con la autora, al decir que no existe tolerancia a la frustración en estos casos, porque se “necesita tener un bebé y se puede.” Creo que poco aporta generalizar en estos casos, como bien lo vemos en cada caso, cada persona trae una historia detrás. También difiero en que en este artículo se refiere que la procreación asistida puede ser una “maternidad fría” y que los hijos no son concebidos en un acto amoroso. Justamente veo que cuando una pareja se somete a estos tratamientos atraviesan por una serie de dificultades, de ilusiones, de pérdidas, de encuentros, de desencuentros que o bien fortalecen las relaciones o bien llegan a la separación. Por ello percibo que este camino distinto al procrear no debe ser visto como frío, verlo con esos lentes nos separa como analistas del sufrimiento de las personas y crea juicios y poca empatía. Concuerdo con la idea que nos expone la autora sobre que el ritmo de la ciencia, y en este caso de las técnicas de reproducción asistida, es mucho más rápido que el ritmo que necesita el psiquismo para elaborar ciertos hechos; por ello es indispensable que las personas que desean someterse a un tratamiento estén acompañados por un terapeuta.
El caso que se plantea en este artículo es acerca de Georgina, de 30 años, que, por una serie de complicaciones, perdió a un bebé extrauterino y además le impidió procrear de forma natural. Ella llega a terapia por medio de un Instituto de reproducción asistida. Georgina se embaraza por medio de una inseminación in vitro que le despierta sensaciones oscilantes entre aborto-locura. Tiene la sensación de que ha sido fecundada por un hombre que le producía asco (el médico). El embarazo está al borde de un estado psicótico, se siente extraña con su cuerpo, escindida, donde las mínimas sensaciones de su cuerpo eran vividas como posibles abortos y como que su bebé naciera deforme a pesar de que los médicos le decían que tenía buena salud. Vive a su hijo como algo siniestro, antinatural. Por medio del tratamiento se observa que la misma madre de Georgina vivía con el temor de que su hija muriera al contraer fiebre escarlatina. La madre tampoco deseaba que ella naciera.
Este artículo me hace reflexionar sobre los aspectos que se deberían legislar en los casos de reproducción asistida. En una charla que tuve con la Dra. Leyla Arroyo, neonatóloga del Hospital de Perinatología en México, acerca de las reproducciones y de que en este hospital público son subsidiadas por el gobierno, lo que permite que parejas con pocos recursos económicos y con problemas de fertilidad puedan acceder a este servicio, el problema que planteaba la Dra. Arroyo es que en estos procesos de reproducción es frecuente que los embarazos sean múltiples y que las parejas no tienen los recursos necesarios para hacer frente a los gastos económicos que generan los bebés.
  • Madres e hijas, analistas y analizadas. Julia Kristeva hoy. Graciela Cardó Soria
A través de un caso clínico la autora propone exponer algunos conceptos de Julia Kristeva acerca de la melancolía, la no-separación con la madre, lo semiótico y lo abyecto. Se habla también de las “nuevas enfermedades del alma” y cómo éstas tienen su origen en las primeras relaciones tempranas.
El caso es de una niña, Alma, de 2 años y 9 meses, que sufría severos problemas de la piel, diagnosticada como dermatitis atópica; padecía también severos problemas de estreñimiento y berrinches. Se presenta a consulta con pantalones y camiseta de manga larga a pesar de que era verano. La analista siente que no la va a poder ayudar. Le brota sangre de una herida y la analista decide acudir a la madre que tiene medicamentos especiales para parar el sangrado. La madre refiere que cuando no se cumple lo que Alma quiere se araña para sangrar y hacerse daño. El padre está ausente puesto que trabaja mucho.
La madre, Ana, comenta que varios amigos de ella y su pareja murieron en un accidente en el que ellos estaban y sobrevivieron, refiere episodios de depresión desde la adolescencia y recientemente fallece el padre de ésta. Vive el embarazo de Alma con dificultades ya que los médicos le habían diagnosticado como “alergia al feto.” El parto fue una cesárea programada con un posparto difícil puesto que se le abrió dos veces la herida y estuvo en riesgo su vida; por ello no pudo estar con la niña seis meses.
Graciela Cardó narra en este artículo lo que la niña le despertaba, como piel de momia, piel muriendo, sarcófago, capullo. En la primera sesión la niña se tapa con una manta y pide a la analista que haga lo mismo y a las muñecas también. Parece todo un capullo, refiere la analista. También explica que en su experiencia clínica los problemas de la piel y el estreñimiento son más frecuentes en mujeres y tienen que ver con problemas de separación y reencuentro con la madre.
Retomando a Kristeva, en este artículo explica que “el sufrimiento se aferra al cuerpo…somatiza.” De ahí desarrolla el concepto de lo semiótico, que es el sitio donde representamos los aspectos somáticos del lenguaje, y el problema que emerge de estas patologías, como las de la piel, la imposibilidad de representar, y recuerda que para representar algo primero hay que perderlo. Por ello en Alma, debido a la ausencia física de su madre y a su duelo no resuelto, no brindaron la posibilidad de que la niña pudiera elaborar el proceso de separación bien, y tampoco hubo una madre que ordenara, le diera sentido a lo vivido. “El dolor corporal y psíquico de la niña, nos lleva a territorios narcisistas, negándose a aceptar la pérdida de lo que inicialmente estuvo ausente” (pag.246).
Apoyándose en Kristeva y Mahler, la autora refiere que, en el proceso de separación de la madre y así el nacimiento del psiquismo, el sentimiento de odio que ayuda al infante a separarse de la madre se retiene en el cuerpo del infante y así se ataca a sí mismo. Cita a Annie Anzieu (1993), la ausencia produce un “exceso de lo materno” y así se presenta como incapaz de ser procesado.
Lo abyecto en la obra de Kristeva es aquello que invade sin respetar espacios, ni tiempos; es aquello que ayuda a delimitar el cuerpo. Graciela Cardó lo relaciona con el estreñimiento, donde explica que Alma y su cuerpo se quedan atrapadas dentro de la madre, como en una especie de matruska, y que el impulso de salir de este encierro es lo que daña la piel.
Otro concepto que introduce es el de la jorá, que Kristeva lo explica como un “espacio matricial, nutricio, innombrable, anterior al Uno, a Dios.” Alma entonces lucha por conservar este espacio.
Me resulta interesante el planteamiento que plantea la autora de Kristeva (1995) acerca de que la labor del psicoanalista es ser más que una madre, porque es necesario darle sentido a lo que se dice y así “comprender la lógica de los afectos congelados y de las identificaciones fallidas, podría el ahogo salir de su cárcel” (pag.249).
  • Melanie Klein: opacidad y brillo. Nohemí Reyes Partida
El objetivo de este artículo es explicar diversos aspectos de la parentalidad a través de la biografía de Melanie Klein. Comienza Nohemí Reyes explicando la importancia que en la actualidad se da al deseo de los padres por el hijo que está por nacer y que este deseo es estructurante para la formación del self, siendo importante que seamos hijos de deseo. En la biografía de Klein hecha por Grosskurt, se explica que no fue deseada y que incluso el embarazo de su madre había sido recibido como por sorpresa.
La madre de Klein era una mujer culta y controladora, quien despertaba que en la familia se jugaran los roles de envidia y culpa. Con un padre ausente que se mantenía distante de las dinámicas familiares, la madre, se encargó de desprestigiarlo con los hijos y era un ser al que no se le amaba.
Tanto en la teoría de Klein como en la de Winnicott, la actitud de la madre debe transmitir el poder dar y reparar libremente sin culpa, para la expresión de los impulsos por parte del niño, y así generar más estabilidad en el infante. Aspecto que según la autora no se estableció en la familia de Klein, donde más bien la culpa era parte de la trama familiar.
La relación de Melanie Klein con su madre Libussa estuvo permeada de una relación simbiótica, con cargas de culpa y envidia. Libussa estuvo siempre celosa y hacía sentir culpa de las nuevas oportunidades que tenía su hija con su juventud, su matrimonio con Arthur, por ejemplo. Sin embargo, tuvo diversos episodios de depresión que la madre utilizaba para separarla de su marido. Entre más triste y depresiva se encontraba Melanie, la madre triunfaba. Cuando Melanie se embarazó depositó en su madre la función materna, la hacía sentir inválida, sin capacidades. Libussa formaba relaciones perversas, por ejemplo con Melita, la hija de Melanie, a quien transmitía lo impedida emocionalmente que era su madre y que ése era el motivo por el que la abandonaba, generando en Melita odio hacia su madre. Por otro lado hacía que Melanie se apartara de sus hijos. Melanie no ejercía su función materna, era otra hija más.
Después de varios estados depresivos por parte de Klein y que uno terminó en un internamiento, la familia se mudó a Budapest y Libussa con ella. La relación intensa de ambas terminó en una fuerte crisis que ahora afectó a Libussa, quien después de un año falleció. Melanie al poco tiempo se separó de Arthur y empezó a interesarse en el psicoanálisis. A pesar de que emergieron de nuevo estados depresivos, también surgieron episodios creativos en los que empezó a teorizar acerca del psicoanálisis.
Nohemí Reyes explica que, gracias a que se rompieron los lazos con la madre, debido a su muerte, Melanie Klein pudo redescubrirse en la vida, logrando teorizar con ideas propias y vanguardistas sobre el psicoanálisis sin temor a ser desaprobada.
  • Reflexiones teóricas y clínicas al respecto de la prostitución femenina a partir de un caso clínico. Edoarda Paron, comentario de Jaime Lutenberg
En este artículo se narra el caso de una mujer que ha ejercido la prostitución como una forma omnipotente de sacar de la pobreza a su familia. En la actualidad está casada con un hombre mayor que ella con el que tuvo una hija y a raíz de este embarazo atravesó con una depresión posparto. Cuenta que de pequeña vivía en una situación de pobreza de la cual ella quería salir, empezó a trabajar desde pequeña, a los 11 años cuidando niños, y después trabajó como empleada doméstica hasta que conoció a una amiga prostituta que la introdujo en ese sector. Desde que empezó a ganar dinero se volvió una obsesión para ella ganar dinero para sacar de pobre a su familia y lo logró. La nombraban en su familia como la “santa.”
Se casó con un hombre en Budapest, en donde estuvo trabajando como prostituta, y regresó a Brasil para poner un negocio conjunto con su marido, el cual fracasó y también la relación. En esta época es cuando empieza su terapia, siendo formal y puntual, pero con cierto grado de distancia emocional. Debido al fracaso de su negocio decide dejar la terapia y la retoma después de siete años. Al retomar la terapia narra que conoció a un empresario en Turquía que se encargó de mantenerla a ella y a su familia. Al poco tiempo se embarazó y se mudó a Canadá, donde sufrió una depresión posparto, y decide irse unos meses a Brasil, donde retoma la terapia. Acuerdan paciente y terapeuta que pueden llevar a cabo el tratamiento a distancia. La autora menciona diversos logros que se hicieron en terapia, como por ejemplo, que al embarazarse sintió que perdía el control de su cuerpo, que durante mucho tiempo lo tuvo bajo su control como prostituta, y logró la paciente ver que su cuerpo no era sólo para mantener a otros, sino que era un cuerpo que sentía, que dolía, que sentía placer. Me parece fundamental que se profundice sobre los estados mentales que produce el embarazo, porque como bien se expone en este caso, un embarazo ofrece la oportunidad de reconocer el cuerpo humano sin barreras de razonamiento y pensamiento, y creo que es un momento lleno de espacios abiertos para trabajar.
Jaime Lutenberg nos habla sobre los procesos de transferencia y contratransferencia que se desarrollan en esta viñeta clínica. Este psicoanalista nos invita a hacer una reflexión sobre “las verdades psicoanalíticas del paciente” y que justo se generan en estos dos procesos mencionados.
Nos habla también de las pacientes borderline combinadas con drogadicción y las “neosexualidades”, en las que incluye a la prostitución, en las cuales se detecta un “vacío mental estructural”. Para Lutenberg este tipo de pacientes, además de tener una perturbación en el flujo de sus representaciones mentales, también tienen una dificultad para contener estas representaciones.
Explica también que la sexualidad perturbada, como la prostitución, es una forma de compensar el “vacío mental”. Retomando a Bion, existen dos beneficios, el primario, que esta forma de “neosexualidad” es el encuentro fusional con el objeto que neutraliza el terror sin nombre, y el secundario, que es la descarga sexual.
Resulta interesante el planteamiento de Lutenberg acerca de las “verdades” que podemos encontrar en terapia, pero la que se debe buscar es la verdad dentro de la transferencia, donde encontraremos interpretaciones trascendentes.
NUEVAS CONFIGURACIONES FAMILIARES
  • Nuevas familias: entre la tradición y la innovación. Irene Meler
En este artículo la autora narra su experiencia en el estudio que realizó sobre familias ensambladas. Comienza planteándonos la idea de que en este tipo de familias la inclusión de cada uno de los integrantes sobre quienes conforman su familia es distinta para los hombres, mujeres e hijos. Muestra de ello es el ejemplo que pone sobre que un padre considera que tiene cuatro hijos (dos de su matrimonio anterior, una de su actual esposa, un niño de él y de su actual esposa) y la madre contesta que dos (una niña de su anterior pareja y un niño de ambos).
Si bien, es cierto, y lo hemos revisado en varios artículos, que la parentalidad hoy en día está fragmentada en varios sujetos, es decir, en el padre biológico y padre cotidiano.
El estudio que realizó Meler sobre familias ensambladas nos revela cierta información, por ejemplo, que los conflictos en este tipo de familias son mayores que en las familias nucleares y que la razón de esta problemática es la asimetría de poder que existe entre hombres y mujeres, es decir, que desde una visión de relaciones de género, existe una dominación social masculina.
Algunas tendencias observadas. Existen cada vez más casos de mujeres jóvenes que se unen a hombres, mayores que ellas, con hijos de su primer matrimonio, en donde la mujer en general atiende con cariño a los hijos de éste, teniendo una maternidad tranquila y segura, con una dependencia económica hacia éste.
Otro tipo de familias son las conformadas por mujeres con hijos que, después de un divorcio y de vivir de forma monoparental, logra formar un segundo matrimonio. En ocasiones el cónyuge discrimina a los hijos de ella, viviendo la madre dificultad para defender a sus propios hijos. Explica Meler que finalmente los hombres poseen la fantasía de posesión sobre las mujeres y los hijos de éstas les recuerdan que no poseen esa exclusividad anhelada.
Meler concluye que la conyugalidad está en crisis y que esto se puede comprobar porque la edad de unión se posterga cada vez más, y que existe una tendencia en las personas a no tener hijos y, si lo hacen, sobre todo las mujeres, deciden una maternidad en solitario.
  • Nuevas configuraciones familiares: ¿tiemblan las creencias? María Lourdes Rey
Esta psicoanalista nos habla de los nuevos modelos de mutaciones con respecto a la diversidad sexual y como éstos despiertan ciertos fantasmas, y que se han desarrollado teorías que alejan el conocimiento y comprensión de las singularidades.
Inicia con la pregunta ¿qué nos lleva a ser padres? Por un lado, “el deseo de parentalidad expresa y condensa fantasías y anhelos narcisistas de prolongación y trascendencia, a partir del reconocimiento de la castración, entendida en forma ontológica, de incompletud” (pag. 280).
Es interesante la idea que retoma Rey de Piera Aulagnier, quien hace una distinción entre desear a un hijo y desear convertirse en padre. Si bien, son las expectativas, las fantasías, los fantasmas, la historia transgeneracional, la carga familiar, son un conjunto de diversos factores con los cuales recibimos y acunamos a un bebé.
Retoma también a Mariam Alizade (2002), quien introduce una cuarta serie complementaria en el desarrollo: la cultura, los aspectos sociales y políticos, que hoy en día pueden ser las guerras y los miles de refugiados que existen en europa. Menciona también que la función familia engloba a todo aquello que produce efectos en el infante (como un grupo, una institución). Siguiendo con esta autora, vemos que el aspecto fundamental en esta nueva parentalidad que deja atrás los aspectos biológicos, es la capacidad de amor, sacrificio y responsabilidad.
Concluye Mariam Alizade al decir que tanto los niños adoptados, como los niños concebidos de forma asistida o los, niños con familias homoparentales tienen, de alguna forma, una marca relacionada a su forma de nacimiento.
  • El psicoanálisis y las nuevas parentalidades. ¿Procusto o Babel? ¿Narcisismo de muerte o narcisismo terciario? Olga Montero Rose
Como ya lo hemos revisado en otros artículos, las nuevas sociedades y nuevas formas de parentalidad plantean retos dentro de las teorías psicoanalíticas.
Olga Montero cuestiona qué papel juega el psicoanálisis dentro de estos cambios; para ello remite a dos mitos, el de Procusto y el de Babel. Revisemos primero el de Procusto (que significa “el estirador”), que era hijo de Poseidón y era grande de tamaño. Tenía una posada en la que hacía que se acostaran sus huéspedes en una cama de hierro, y a los que no cabían, por ser grandes, les cortaba los pies y, por el contrario, a los que la cama les quedaba grande los estiraba de las piernas. De los autores citados por Montero, Zukerfeld & Zukerfled (2013), retoma el término de Procustianismo para definir al momento en que se fuerzan los datos clínicos para que sean respaldados por la teoría, lo que se debe a una no comprensión de lo observable y, al forzarlos, se niega la posibilidad de encontrar nuevos descubrimientos.
Así mismo se revisa el Mito de la Torre de Babel. En el que se explica que los descendientes de Noel querían construir una torre tan alta que alcanzaran el cielo. Al ver esto Dios, pensó que eran un pueblo unido pues hablaban el mismo idioma, quiso Dios bajar y confundirlos a todos brindándoles de idiomas distintos para que no se pudieran comunicar, y así se dejó de construir la torre y así le llamaron Babel, que significa confusión. Este mito resulta interesante ya que recuerda a los seres humanos la capacidad y oportunidad que tienen de recibir lo ajeno, lo extranjero, como puede ser una nueva lengua, que parte de la diferencia, y que a partir de ésta podemos modificar esquemas conocidos. La autora propone “…un psicoanálisis que respete su tradición y sea capaz de traducir la diversidad de otras experiencias, tanto para descartar como para incorporar otras ideas que ayuden a reinventar las propias”. (pag.286). Por ello es necesario hacer un diálogo con lo nuevo, y yo agregaría que este diálogo se abra, no sólo a las nuevas parentalidades, sino también al cambio social, donde las mujeres jugamos un papel más activo y creativo, para que no sólo se limite la formación de nuestro ser como un espejo del hombre o como envidia de éste.
Me parece acertado el comentario de Olga Montero al decir que “la perversión del psicoanálisis sería que su propia teoría dificultara su escucha libre…” (pag.288).
  • Autoridad materna y paterna: las nuevas parentalidades. Anna Lucia Melgaco Leal Silva
La autora nos habla de que actualmente la figura de autoridad de padres a sus hijos se ve afectada por diferentes situaciones, la primera de ellas es como los padres separados ven difícil poner límites con tan poco tiempo de convivencia, la segunda es el fortalecimiento del matriarcado con un ascenso de las mujeres al mercado laboral y la última, que va muy de la mano de la anterior, que la crianza se pone en manos de cuidadoras -canguros.
Melgaco menciona la familia divina, donde la palabra del padre era irrevocable, y la de hoy en día, donde, debido a los cambios en las estructuras familiares, la autoridad se diluye y no queda claro quién la ejerce. Por ejemplo, dice la autora, para una madre que se comunica a la escuela para que le digan a su hijo que tiene que hacer los deberes, entonces ¿quién es la autoridad?
También los casos de familias recompuestas, donde existe un padre real ausente y la madre ha recompuesto su vida con alguna pareja, cuestionamos quién tiene la autoridad.
En este artículo se plantean diversos e interesantes ejemplos actuales sobre lo difuso y confuso que es el papel de la autoridad en nuestra sociedad, sin embargo, creo que lo importante en la clínica es detectar este vacío y cambio, porque ya no es ejercido sólo por el padre, e identificar en los pacientes su singular modelo de autoridad.
“No hay patrones universales en la forma como padres y madres ejercen su autoridad y no importa quién la conduce, lo importante es que se manifieste con amor y entendimiento para que realmente tenga legitimidad” (pag. 296).
PSICOANÁLISIS Y GÉNERO
  • Psicoanálisis y género. 35 años después, entre la esperanza y el desencanto. Mabel Burin
Mabel Burin nos ofrece en este artículo un relato personal y a la vez histórico de lo que ha sido para ella la introducción del estudio de género, el feminismo, la palabra de la mujer relatada por las mismas mujeres, dentro del psicoanálisis, y si bien concluye que esta relación ha estado permeada de desconfianza, hoy en día empieza a ceder y dar un espacio más amplio dentro de esta teoría.
Desde los ´70, siendo ella psicoanalista de niños, comienza a percibir en las madres cierto malestar por el conflicto que les marcaba el poder de los géneros, a lo que ella denominó la crisis de la mediana edad. Esta observación la orilló a buscar teorías que se adentraran en este tema y, junto a más colaboradoras,formó el Centro de Estudios de la Mujer. En este centro se abrió el espacio de debate para hablar del género y poco a poco, como ella relata, se apoderaron de la palabra y así comenzaron a surgir ideas propias. Los temas que más se trabajaban eran la sexualidad, la maternidad y el trabajo.
Se toparon pues con un psicoanálisis rígido, donde el intercambio con otras disciplinas no era considerado como psicoanálisis, lo que las llevó a plantearse que en realidad su nueva identidad Psicoanálisis y Género era multidisciplinaria.
Curiosamente, llegados los ´80, los problemas que se traían a consulta ya no estaban relacionados con la envidia fálica y la maternidad, sino con el trabajo, el dinero y con los conflictos relacionados con una figura esbelta.
Si bien, Mabel Burin califica que estos 35 años de Psicoanálisis y Género han sido “luchas a veces dolorosas, y de grandes ilusiones de transformación, con sus pequeñas alegrías por avanzar en nuestros proyectos” (pag.306).
Sin duda, las contribuciones de estas mujeres, incluida la Dra. Emilce Dio Bleichmar, mencionada por la autora, son importantes, no sólo para el entendimiento más equitativo en cuestión de género dentro del psicoanálisis, sino porque son aportaciones universales para una sociedad más igualitaria. Mabel Burin pone énfasis en las nuevas generaciones y en lo personal.
Me parece sorprendente que en el sitio donde realicé mis estudios de Psicología en México, con un enfoque psicoanalítico, hace doce años, se mencione poco sobre estas mujeres vanguardistas y de los estudios de género dentro del psicoanálisis.
  • Género, historización y psicoanálisis. Judith Goldschmidt
En este artículo se develan algunos de los autores más transgresores del psicoanálisis y dentro de ellos están dos autoras que tuvieron su renombre en los setenta en el movimiento feminista. Las más duras críticas feministas que se le han hecho al psicoanálisis son: “la envidia del pene” como fundamento de la mujer y su frase “anatomía es destino.”
Judith Goldschmidt parte de una cita de Simone de Beauvoir (1949) donde refiere que las hembras devenimos siendo mujeres, es decir, que la sociedad es la que moldea y da un rol de lo que debe ser mujer. Para Goldschmidt esta visión marcó un antes y un después en la percepción del género y menciona, con gran acierto, que cada momento histórico está delimitado por la percepción de su interlocutor, por su momento histórico y su contexto social, y que desde esa visión singular es la que cada psicoanalista debe mirar.
Dentro de las autoras feministas de los ´70 están Germanue Greer y Kate Miller. La primera de ellas enfatiza que para conocer el grado de inferioridad que tenemos las mujeres en la sociedad es necesario conocer cuánto es ese grado, es decir, que invita a las mujeres a cuestionarse sobre sí mismas, que tan inmersas se encuentran en un mundo elaborado por el sexo masculino, y analizar los rasgos que las hacen ser mujer, iniciando por el cuerpo. Kate Miller por su parte habla de las relaciones de poder entre géneros y sobre la supremacía masculina frente a la sumisión femenina en la sociedad.
Por parte del psicoanálisis Goldschmidt realza el trabajo del psicoanalista Robert Stoller (1968), quien cuestionó temáticas sexuales inamovibles dentro del psicoanálisis clásico y puro. Quiso distinguir entre sexo (lo biológico) y género (lo psicológico y cultural), y sus formulaciones teóricas lo llegaron a concluir que la crianza era tan importante como los aspectos biológicos para la determinación del género.
Me resulta interesante revisar autores que se cuestionen temas tan inamovibles dentro del psicoanálisis y desde un punto más abierto.
  • Singularidad del goce. Juan José Falcone
El autor establece que los genes heredados no son los únicos que marcan el destino del hombre, sino también el lugar físico en el que nacemos, algo así como el espacio geográfico en el que nos desarrollamos, a lo que llama “segunda herencia.”
En el presente mes, en diferentes ciudades de México, ha surgido un movimiento en pro de la familia tradicional conformada por padre, madre e hijo (s). Dicho movimiento, el cual ha tenido una fuerte aceptación, rechaza modelos nuevos de familia, como son las familias homosexuales. Si bien, Falcone menciona en este artículo que en tiempos pasados los hijos de padres divorciados eran el foco de atención de estudios y prejuicios sociales acerca de los traumas que sufrían dichos niños por el único hecho de ser hijos de padres divorciados, y su comportamiento se miraba sólo desde esa etiqueta, actualmente, si bien el divorcio de los padres es un hecho a tomar en cuenta en la clínica, no es un factor único para trabajar. Tal vez en un futuro hablemos así de los hijos de parejas homosexuales.
Como bien puntualiza el autor, uno de los beneficios que se han desarrollado en la sociedad actual es el poder llevar a la luz realidades que estaban ocultas y no nombradas, como bien puede ser la homosexualidad y las personas transgénero. Es por ello que el término de “neosexualidades” no me parece correcto, porque en realidad son sexualidades que han existido desde siempre pero que han permanecido en la sombra, en lo no nombrado.
En el artículo se menciona la propuesta de LeGuen (1976) sobre la idea de diferenciar el sexo psicológico (constitución del sexo imaginario/imaginado) sobre el sexo genético. Explica que en la actualidad no existe un estudio que avale el porcentaje de familias heterosexuales con hijos homosexuales o viceversa; por ello Falcone asevera “que es más importante el devenir inconsciente de los padres del sujeto humano que la orientación sexual consciente o el modo de vida sexual que practican, el devenir inconsciente con el que pareciera que el sujeto humano se conecta con sus progenitores, más allá del devenir consciente”. (pag.313). Continúa mencionando los diversos teóricos que han hablado sobre la conexión intensa entre la madre y su hijo y la introducción de un tercero que va introduciendo lo “real”, y para Falcone, lo que determina la elección de un objeto sexual está más estrechamente relacionado con el sexo adjudicado de los padres de manera inconsciente o con la identidad sexual con la que se presentan los participantes en el triángulo edípico.
En el congreso de Fepal, Falcone desarrolló una participación que tituló “Hombres y mujeres de guerra”, en el cual explica que la forma que tienen los hombres de expresar sus angustias de castración es a través de un incremento de las angustias paranoides, que bien pueden ser uno de los motores de las guerras; y las mujeres, gracias a su capacidad de concepción, pueden desplazar parte de su líbido a sus hijos.
Concuerdo totalmente con esta última idea del autor, al mencionar que las mujeres poco a poco hemos ido retomando la palabra, aunque todavía existen muchos dejos de patriarcado, y que dentro de estas nuevas parentalidades podemos tomar en cuenta “la parentalidad materna, en cuanto a sus posibilidades de incidir sobre la realidad sin someterse a los dictados de la falicidad y el machismo, tan peligrosos por otro lado tanto para el hombre como para la mujer” (pag.316).
Conclusiones
Me resulta interesante que diversos psicoanalistas se replanteen ideas clásicas del psicoanálisis para adaptarlas a los cambios históricos que vivimos. Si bien es cierto, el psicoanálisis se creó en una etapa de la historia donde la moral era muy estricta y prohibitiva, esos aspectos hoy en día no son así. Ahora existe diversidad de elección de pareja, por ejemplo, la homosexualidad ahora es más aceptada, menos en países occidentales, donde poco a poco la sociedad les reconoce sus derechos como cualquier persona, desprovistos de etiquetas y diferencias. La participación de la mujer en la sociedad ha cambiado de manera significativa desde la época en la que se originó el psicoanálisis; es por ello que es fundamental que se celebren estos encuentros que actualicen las teorías psicoanalíticas.
A lo largo de mi formación como psicóloga escuché en repetidas ocasiones hablar del desarrollo del bebé y de la importancia de la madre en la formación de la psique del infante, pero pocas revisiones acerca de los estados que vive una mujer en el embarazo, parto y postparto. Por ello concuerdo con la Dra. Emilce en su participación en el presente libro cuando refiere que dentro de la literatura psicoanalítica se habla de “ansiedades persecutorias” generadas por fantasías destructivas en los infantes y se deja de lado a las madres y las ansiedades que les despierta la maternidad y el superyó. Nos olvidamos de las madres.
Dentro de mi experiencia como psicóloga he rescatado la importancia de trabajar con el parto en las mujeres. Mencionaré por separado a dos autores, Raquel Soifer y Michel Odent; así como la Fundación de “El parto es nuestro”, para después unir dichas directrices.
Raquel Soifer (2010) es de las pocas psicoanalistas que he encontrado que habla sobre este tema. Refiere que las mujeres en los partos están en estados confusionales con ansiedades de castración (como si le arrancaran algo) y de  vaciamiento para llegar al puerperio en un estado entre aquello que perdió (el embarazo) y lo que ha adquirido (el hijo/a).
El Dr. Michel Odent(2007) es un ginecólogo que está a favor de los nacimientos con poca intervención médica; en sus hipótesis menciona que las mujeres tenemos una capacidad arcaica y primitiva para parir sin ayuda, como cualquier otro animal mamífero. Dentro de nuestro cerebro tenemos el neocórtex y su función principal es controlar las estructuras primitivas del cerebro y, así, inhibir los procesos arcaicos como el proceso de nacimiento. El lenguaje, la luz y sentirse observada son elementos que activan al neocórtex y el objetivo es que esté desactivado para que así el cuerpo de la mujer,  active de forma natural, gracias a las hormonas, el proceso de parto. Describe Michel Odent que en un estudio para detectar los efectos producidos por la anestesia epidural, realizado por Kreinbiel y Poindron (1980) en ovejas, encontraron que las ovejas con anestesia epidural rechazaban a sus crías. Aunque los humanos desarrollamos diferentes medios de comunicación con nuestros hijos al nacer, algo de estas respuestas animales y mamíferas quedan en nuestro mapa genético y, a mi parecer, bien valdría la pena de estudiar.
Dentro de las denuncias que existen en la plataforma del “El parto es nuestro” https://www.elpartoesnuestro.es/, hay relatos de mujeres que han sufrido partos traumáticos, como son: procesos médicos sin autorización, mujeres a las que se les ha aplicado episotomía y les han cortado hasta el ano afectando su capacidad para tener relaciones sexuales y para defecar, mujeres que en el momento de parto son oscultadas por el médico de guardia, los médicos residentes y los estudiantes de medicina, donde la intimidad no existe, etc., un sin fin de quejas que se conjuntan para lo que hoy se conoce como violencia obstétrica.
Ahora retomo, las ansiedades de castración que viven las mujeres a nivel de fantasía, de las que nos habla Soifer, también son reales. ¿Y si esta intervención médica con anestesias y oxitocina sintética afecta de forma fisiológica el vínculo madre-bebé? Creo pues que estas postulaciones que menciono tienen que ser vistas y reconocidas para ser trabajadas y estudiadas. También observamos que la mujer que pare a un hijo está en un momento de su vida con cambios a nivel fisiológico, hormonal, psicológico, a nivel de fantasías, a nivel real. Es deber de los profesionales insertarnos en un campo multidisciplinario al servicio de un mejor nacimiento y un mejor futuro para la familia y no esperar que esas mismas familias concurran y demanden ayuda cuando la prevención ya no tiene cabida.
Quedan caminos por recorrer y prejuicios que quitar, como el calificar las fecundaciones asistidas como “frías”, porque he trabajado con parejas que intentan vivir esta experiencia con amor y compañía; a veces se olvida la singularidad de las personas. Los cambios en los modelos familiares y en las formas de venir al mundo existen, independientemente de la aceptación o no de la sociedad, y nuestro deber como profesionales es acompañar estos procesos.
Referencias
Alkolombre, P. y Sé Holvko, C. (compiladoras) (2016) “Paternalidades y género” Buenos Aires:Letra viva.
Odent, M. (2007) “La vida fetal, el nacimiento y el futuro de la Humanidad” España: Obstare.
Oiberman, A. (2005) “Nacer y después…aportes a la Psicología Perinatal” Buenos Aires: JCE Ediciones
Reichert, E. (2011) “Infancia, la edad sagrada” Brasil: La llave
Soifer, R. (2010) “Psicología de embarazo, parto y puerperio” Buenos Aires: Homé.