aperturas psicoanalíticas

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revista internacional de psicoanálisis

Número 036 2010

Niños entrenados y/o educados para matar y para morir

Autor: Gachnochi, Georges

Palabras clave

Niños entrenados para matar, Niños soldado, Atentados suicidas.


Niños entrenados y/o educados para matar y para morir

En contra de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, los niños continúan siendo utilizados en los conflictos armados, y esto sucede en numerosos casos. Resulta, pues, interesante observar que, mientras esta Convención define  “niño” como “todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”, existe una única excepción y es al artículo 38 que, precisamente, concierne a la participación en estos conflictos,  para adelantar a la edad de 15 años la posibilidad de alistar niños. Sea como sea, en numerosos conflictos armados que tienen lugar en el planeta se ignora totalmente este límite inferior de 15 años. Se sabe que las Juventudes Hitlerianas, que al principio concernían a los muchachos a partir de 14 años, prepararon durante la guerra a niños a partir de diez años. En 1945, la Volkssturm  movilizaba a menudo a niños de doce años.

Niños soldado: un desarrollo conmocionado

Actualmente, existen casos en los que, sin ser alistados o directamente utilizados,  niños todavía más jóvenes reciben una educación centrada en el odio y en la preparación para el sacrificio de su vida. África cuenta con el mayor número de niños soldado: en 2004, se estimaba que eran más de 100.000 . En Asia, se utilizó mucho a los niños en la guerra civil de Irak; en Nepal, las fuerzas maoístas reclutaron a miles. [1]

Los avances en el armamento y, especialmente, la multiplicación de armas ligeras y automáticas, favorecen hoy en día el aumento de la participación de niños en conflictos armados. Críos de 10 años pueden utilizar fácilmente kalachnikovs modernos o carabinas M-16.  Desde los años 80,  se han incorporado por millares[2].

Está muy claro que, si a pesar de su relativo poco vigor, los niños y adolescentes son tan “buscados” por los “señores de la guerra”, es porque estos sujetos son particularmente fáciles de subyugar, de dominar, de, literalmente, modelar psíquicamente.

Quisiera abordar aquí las consecuencias psicológicas de dichas situaciones, consecuencias que pueden enfocarse desde la perspectiva comportamental y desde la traumatológica.

La señora Mouzayan Osseiran-Houbballah[3] ha realizado un estudio excelente sobre esta cuestión a partir de casos de niños soldado africanos, pero, sobre todo, de la situación en su país de origen, el Líbano. Al hablar de “procedimientos iniciáticos” en los cuales “los jóvenes combatientes son adoctrinados en el odio, la amargura, la venganza, el fanatismo y la violencia a través de los medios de comunicación, los libros, las agrupaciones políticas y las exhortaciones religiosas”, ha sacado a la luz los efectos que produce en el caso de los jóvenes adolescentes la mezcla de la problemática propia de esta edad con la influencia de sus jefes, a veces con el apoyo de los padres, junto a la glorificación por el grupo y los semejantes. De este modo, es evidente que las problemáticas de identificación y de individuación aparecen distorsionadas porque se orienta a estos niños a identificarse con adultos que, a su vez irradian −si se me permite−  odio y violencia y en lugar de protegerlos, les obligan a correr los mayores riesgos; porque los ideales del yo que se les proponen son ideales de crueldad, de omnipotencia; porque estos niños, sometidos a adultos manipuladores que usurpan completamente el desarrollo de su personalidad, no pueden llevar a buen término una verdadera labor de subjetivación, proceso que, como dice Raymond Cahn[4], conduce  “al advenimiento de un sujeto que de ahora en adelante está en condiciones... de afrontar sus propios conflictos en su propio espacio”, mientras que aquí se manifiesta una “intrusión directa o indirecta por la psique del otro”. En otros términos, el joven adolescente se confronta a un modelo identificatorio que es portador de un dominio absoluto y que, por esta razón, no deja ningún campo a la dialéctica, puesta en evidencia por Freud en “Introducción al narcisismo"[5] y en “La disolución del complejo de Edipo"[6], que normalmente permite pasar de la elección de objeto narcisista a la identificación con el objeto: en  este caso, el objeto sigue siendo completamente impregnante y lo invade todo transformándose en modelo de identificación exclusivo. Pero, en realidad, tal y como lo subraya Otto Kernberg[7] en La personalidad narcisista,  la relación objetal es, de hecho, reemplazada por la proyección del self, e incluso en estos casos es la proyección de un self primitivo, grandioso y patológico sobre el objeto. Se produce en esta ocasión, en suma, una especie de cortocircuito entre sujeto y objeto, self y modelo de identificación, que desemboca en una incesante fuga hacia delante, en una espiral que es, a la vez, megalomaníaca y destructiva, y que la glorificación ofrecida por el grupo de los semejantes, que ya ha sido señalada más arriba, no hace más que estimular.

En efecto, el objeto/modelo identificatorio/soporte de proyecciones incita, porque da muestras de ello, a una desunión de pulsiones que permite que reine  incondicionalmente, para aquéllos que admiten su existencia, la pulsión de muerte, con sus derivados de crueldad y pulsión de dominio. Por su parte, Rosenfeld habla no sólo de desunión de pulsiones, cuando sobrevienen regresiones a las fases más precoces del desarrollo, sino de fusión patológica “a propósito de esos procesos en los cuales la fuerza de las pulsiones destructoras se fortalece extremadamente en el seno de la mezcla de las dos pulsiones, mientras que en la fusión normal la energía destructiva está moderada o neutralizada” [8].

Quizás justamente a causa de su inmadurez y de su influenciabilidad, los niños soldado a menudo se utilizan para participar en masacres, como fue el caso de los “niños lobo” de la RENAMO en Mozambique[9], en Uganda[10], en Sierra Leona[11] y en otros lugares. Varios autores, especialmente en Francia, se han interrogado sobre los fenómenos de regresión psíquica que actúan en los autores de estas masacres, y lo han hecho abordándolos desde el punto de vista de las pulsiones y desde el punto de vista tópico a la vez. Así, André Green[12] subraya, especialmente, para corroborar la desintricación, la “desmotivación libidinosa del objeto sobre el que recae la agresión”[13].  El pensamiento de  Denis Ribas[14] parece paradójico porque evoca, por su parte, una “pulsión de vida” desintrincada, fuente de una "identificación adhesiva" a un Yo-Ideal impuesto por el líder. Gilbert Diatkine[15] está de acuerdo con Ribas sobre el papel del líder en el origen de la regresión: “Es incuestionable, −escribe−, que la personalidad del líder desempeña un papel decisivo en la sobrevenida de masacres colectivas”.

Quisiera hacer hincapié en que otros estudiosos de la materia, sin admitir la existencia de la pulsión de muerte, han hablado, como es el caso de Jean Gillibert[16], de “locura de dominio”; o en el caso de Jean Bergeret[17], de “violencia fundamental”; o al igual que Janine Chasseguet-Smirgel[18], de “hybris”, con su violencia, su exceso, su desmesura, a la cual  asigna una puesto central en la organización perversa y sádica en particular.  Paul Denis[19] destaca precisamente que el dominio perverso sádico “suprime las diferencias para reemplazarlas por una diferencia de poder, sustituye la prueba de realidad por la prueba de fuerza”.

En cualquier caso está claro que semejantes configuraciones, de las que la película La caída de los dioses de Visconti es, en parte, metáfora, conducen, en un contexto homosexual, a actings heterosexuales exclusivamente violentos y destructores, provocando en gran número esas violaciones y mutilaciones que los relatos de las guerras civiles en África ponen en evidencia.

De este modo, como lo subraya la ya citada Mouzayan Osseiran-Houbballah a propósito de un paciente, los adultos matan de tal modo psíquicamente a  estos adolescentes, que en Mozambique, por ejemplo, son de un modo muy significativo denominados os instrumentalizados, lo cual expresa con claridad su categoría de simples instrumentos desposeídos de un psiquismo propio, a causa de la incitación a la sucesión de pasos a la acción que suplantan al pensamiento. Como comenta con respecto a ex-niños soldado que ella misma ha conocido, los sujetos están destruidos hasta sus propios cimientos.

Violentos traumatismos psíquicos y la inducción del odio

Todo esto nos invita a intentar abordar también la situación psíquica de estos niños y adolescentes desde el punto de vista del traumatismo. La propia barbaridad de los acontecimientos, los pasos al acto, la sevicia, las crueldades, −tanto las inflingidas como las sufridas por estos sujetos cuyo psiquismo se está desarrollando−, excluyen su elaboración, su historización, en resumen, que tengan sentido. Como lo recuerda, por ejemplo, Guy Laval [20] al referirse al Freud del Esbozo, “percepción y memoria se excluyen... Lo que sigue estando presente  en una paradoja lógica pero no clínica, queda excluido de la memoria... El trauma, experiencia vivida sin elaboración, no puede volverse ni inconsciente ni pasado...”  De este modo, estos “pasados” inelaborables continúan estando presentes para los sujetos y así engendran la necesidad de nuevos pasos al acto, en una especie de búsqueda inevitable de coincidencia de la alucinación con la realidad. Un informe de Naciones Unidas, elaborado por la Oficina contra la Droga y el Delito en 2005, indica que: “Cuando los chicos aprenden a usar la violencia y no tienen otros medios de subsistencia después del final del conflicto, corren el riesgo de convertirse en depredadores empedernidos” [21]. De hecho, decir “cuando... no tienen otros medios de subsistencia después del final del conflicto” es, probablemente, superfluo: la situación psíquica de estos niños soldados despedidos es probablemente suficiente para predisponerles a violencias extremas.

Ahora bien, a la inversa, y como lo señala Paul Denis en el artículo precitado, cuando el poder sobre los otros falla, no se excluye la depresión... De hecho, es una hipótesis relativamente favorable, que al menos deja un lugar para un futuro posible...

La cuestión de la posible culpabilidad de estos sujetos es, como mínimo, ambigua.  Mouzayan Osseiran Houbbalah cita especialmente la historia de Karim. Más que de una culpabilidad engendrada por un superego, derivado de la interiorización de prohibiciones parentales, existe en su caso lo que la autora llama “culpabilidad inconsciente”, que es, en realidad, una tendencia a eliminar la huella mnésica de sus fechorías, cometiendo otras similares si es necesario. Como para Lady Macbeth, se trata más bien, en todo caso, de lavar de manera obsesiva el rastro de sangre que de sentir una verdadera culpabilidad.

De una manera más general, los sentimientos de culpabilidad descritos después de la desmovilización frecuentemente aparecen más relacionados con la reprobación del entorno del ex-niño soldado, especialmente en su pueblo y, por tanto, con la vergüenza, que con verdaderos remordimientos: en Mozambique y en Angola, ceremonias de curación han “permitido reconocer y calmar los sentimientos de culpabilidad que tiene el niño”[22].

Es preciso destacar que las niñas son las grandes olvidadas entre las víctimas del alistamiento de los niños soldado. No obstante, representan a veces hasta el 40% en ciertos grupos de jóvenes combatientes[23]. Las niñas que forman parte de un grupo armado son, principalmente, víctimas de violaciones, de abusos sexuales[24].  “La vergüenza y el deshonor sentidos por las niñas que han estado asociadas a los grupos armados son las mayores razones que hacen que la mayor parte de ellas no se haya presentado para la identificación y la verificación que les habrían permitido acceder a los servicios ofrecidos por el programa nacional de reinserción”, explicaba así en febrero de 2007 el ministro de Asuntos Exteriores de la República Democrática del Congo (RDC), Raymond Ramazani Baya, en el transcurso de una Conferencia en París. Con mucha frecuencia las chicas son repudiadas por su comunidad de origen: “¿Cómo hacer que se acepten los hijos del enemigo? Es muy difícil. Lo mismo sucede con sus madres. Están manchadas para siempre”, se preguntaba preocupado Kristin Barstad, del Comité Internacional de la Cruz Roja. El resultado es obvio: las niñas evitan todos los dispositivos de censo. Además, “hay una especie de síndrome de Estocolmo: las niñas continúan unidas a los progenitores de sus hijos porque no tienen elección”, nos resumía el general Babacar Gaye, comandante de las Fuerzas de la Misión de la ONU en RDC, uno de los países en los que el reclutamiento de niños soldado ha sido el más importante y en el que la violación casi se ha transformado en un arma de guerra de lo sistemática que ha sido”[25] [26]

Asimismo, las niñas son con frecuencia utilizadas en los comandos suicidas[27]. A veces también es el caso en los “atentados suicidas” cometidos por adolescentes palestinas.

Los atentados suicidas

Aunque la cuestión de la preparación a la Yihad y a los atentados suicidas enlaza con todo lo dicho en líneas anteriores, sin embargo posee elementos suplementarios entre los que destaca de un modo particular la educación en el odio durante un largo espacio de tiempo que, incluso, puede comenzar muy temprano en la infancia.

Además, el contexto es específico puesto que la palabra misma de “Yihad” integra a los “participantes” en una lucha global que se produce bajo el signo del fanatismo religioso y que tiene consecuencias a escala mundial[28]. El paradigma de estos atentados suicidas está constituido, evidentemente, por los del 11 de septiembre debido a su carácter espectacular, masivo e imprevisible.

Se trate de niños, adolescentes o adultos, la idea misma de “hacerse estallar” al mismo tiempo que se hace “estallar” todo el entorno implica precisamente un paroxismo de odio hacia el conjunto de este planeta o, al menos –conscientemente- hacia la parte de este planeta que no practica la misma religión, incluso la misma forma de religión, porque son frecuentes los “atentados suicidas” perpetrados en países musulmanes que son demasiado “moderados” para el gusto de los terroristas (Al-Qaeda...), igual que entre suníes y chiítas, por ejemplo. Parece que esto no puede comprenderse si no es  pensando que al menos, por una parte, el psiquismo de estos sujetos está bajo el imperio de un considerable movimiento regresivo de posición paranoide con el clivaje del objeto que conlleva, así descrito por Mélanie Klein[29]. Es mucho más susceptible que ocurra dicho movimiento regresivo en la mente de adolescentes todavía mal estructurados o de jóvenes adultos muy inmaduros. Pero, ¿por qué tal descontrol? Como propone Béla Grunberger [30] con respecto al maniqueísmo, la proyección del Mal sobre el adversario permite al sujeto –en este caso al terrorista− restaurar un equilibrio narcisista amenazado. Al mismo tiempo existe una búsqueda de “pureza” absoluta: limpiar la tierra de los que la mancillan, es decir, de todos los “incrédulos”. El Ayatolá Jomeini [31] cita explícitamente, entre las once fuentes de impureza (la orina, las heces, etc.,) “el incrédulo”, con la siguiente glosa: “Todo el cuerpo del incrédulo es impuro; incluso sus cabellos, sus uñas y los humores de su cuerpo son impuros”. Según, por ejemplo,  Malek Chebel [32],  refiriéndose a una sura del Corán [33], la mancha es presentada como un mal absoluto del que hay que librar al creyente: “Dios no quiere otra cosa, en verdad, que hacer salir de vosotros la impureza...”

Por su parte, Elias Canetti escribía: “En el islam, la bipartición de la masa es incondicionada, separa el grupo de los creyentes del de los no creyentes. Su destino, que siempre estará separado, es combatir entre ellos. La guerra santa es un deber sagrado y es así que, a partir de esta vida, está prefigurada en cada batalla, aunque con menos amplitud, la doble masa del Juicio Final” [34].

De este modo, decenas de adolescentes, algunos con solamente 13 ó 14 años, han sido enviados a misiones suicidas. Muchos de ellos murieron y mataron en el transcurso de estas misiones. Se trata, por lo tanto, de llamadas no sólo a la violencia, sino al atentado suicida, al “martirio”[35].

Veamos en primer lugar algunos elementos, documentos y citas:

En Pakistán, los talibanes reclutan a menudo a sus combatientes entre los niños y  adolescentes que estudian en las escuelas coránicas.

Bashir Bilour, un ministro que conoce bien la provincia de los territorios del Noroeste del país, anunció en julio de 2009 que las fuerzas de seguridad habían logrado recuperar 200 niños en Swat, con edades comprendidas entre los 6 y los 13 años, y que estaban formados para cometer atentados suicidas. Según las fuentes, los niños se habían hecho mayores. “Estos niños han sido hasta tal punto adoctrinados que ahora quieren incluso matar a sus propios padres”, dijo, añadiendo que, sin embargo,  ninguna droga les había sido administrada durante el proceso[36] . 

Según sus declaraciones, algunos niños estaban contentos de volver con sus padres. Pero algunos días más tarde, los padres volvieron para quejarse de que sus hijos les amenazaban con matarlos y se sentían inquietos. Por otra parte, parece que en Pakistán, los talibanes, a cambio de sumas que representan una fortuna para los padres, compran niños destinados a cometer, después de haber sufrido un adoctrinamiento[37], “atentados suicidas” en el propio país o en Afganistán.

Sin embargo, es en el marco del conflicto israelo-palestino en el que los niños son más sistemáticamente utilizados en atentados suicidas. Se puede comparar su utilización con “escudos humanos”.

En este último caso, se trataría de una tradición beduina “modernizada”: “En lengua árabe, el que muere en el combate es el que da testimonio de su fe y, al mismo tiempo, aquél cuya comunidad da testimonio de su muerte. Ése es el sentido  de las palabras chahid y istach’hada”.

El diputado de Hamás, Fathi Hammad en Al-Aqsa, el 29 de febrero de 2008 admitió en la televisión de Hamás, en Gaza, que Hamás utilizaba escudos humanos:

“Para el pueblo palestino, la muerte se ha convertido en una labor en la que destacan las mujeres y toda la gente de esta tierra: los ancianos destacan, los yihadistas y los niños... Por consiguiente, [los palestinos] han creado un escudo humano de mujeres, niños, ancianos y yihadistas contra la máquina de bombardear sionista, como si le dijeran al enemigo sionista: nosotros deseamos la muerte como vosotros deseáis la vida”[38].

Cuando Wajdi (14 años) murió, el periódico oficial de la Autoridad Palestina ensalzó su deseo de morir:

« El mártir Wajdi Al-Hattab, 9° año, ha respondido a la llamada de Alá y se ha convertido en mártir, como él deseaba. Decía a sus amigos: “Cuando me convierta en mártir, os repartiré tarta”, y ha realizado su deseo más anhelado. Ha alcanzado el cielo con Alá. (El profesor de gimnasia de Wajdi:) “Wajdi me ha pedido que reparta tarta cuando se convierta en mártir...” Sus compañeros de clase han jurado hacer lo mismo que él hasta la liberación de Jerusalén... » (Fuente: periódico oficial de la Autoridad Palestina Al-Hayat Al-Jadida, 9 de noviembre de 2000).

La televisión de Hamás ha difundido un vídeo en el que alienta la participación de niños palestinos en el terrorismo. El vídeo, que se centra en Ahmed Yassin, fundador y jefe religioso de Hamás asesinado por Israel, describe a los niños palestinos como la continuación de Yassin. En él, aparecen niños con uniforme que llevan fusiles y están participando en un entrenamiento militar. Los cantos hacen hincapié en la relación entre los niños y Yassin: “Aunque hayan matado a nuestro Yassin, el país producirá un millar de Ahmed” [39] (25/3/2007).

La incitación a los “atentados suicidas” no conoce límite inferior de edad. De este modo, el 21 de marzo de 2007, la televisión de Hamás difundió un vídeo en el que mostraba a la hija mayor, de cuatro años, de Reem Riyashi, una mujer bomba humana, cantando tras la muerte de su madre y jurando seguir sus pasos. Al final del vídeo, la pequeña cogía un cinturón de explosivos del cajón de su madre. [40]

En un vídeo musical difundido en numerosas ocasiones por la televisión de la Autoridad Palestina, un niño muere en un ataque a los israelíes y le entregan su cuerpo a la madre. Tras haber expresado su alegría, la madre le tiende el fusil a su siguiente hijo [41].

Un artículo de noviembre de 2000, escrito por Jon E. Dougherty y David Kupelian[42], célebre periodista y director de la página web WorldNetDaily.com[43], cuenta cómo las autoridades religiosas ensalzan el “sacrificio” de niños. Entrevistado por el periódico Al Ahram al-Arabi,  el muftí de Jerusalén, Cheikh 'Ikrima Sabri, nombrado por el Presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, exalta a los “mártires” palestinos y, en particular, a los niños que son empujados hacia las primeras líneas de los enfrentamientos con los israelíes, por padres orgullosos y otros combatientes. “Pienso que el mártir es feliz porque los ángeles lo conducen a su matrimonio con el cielo”, dice. “No hay ninguna duda de que los niños (mártires) permiten pensar que la nueva generación cumplirá su misión con determinación”, añade el muftí. “Cuanto más joven es el mártir, más lo estimo y respeto... Se escribe su nombre incluso antes de que muera: “el mártir, un tal”... En el bolsillo de cada mártir, hay una nota que lleva su nombre. Él mismo se condena al martirio incluso antes de convertirse en uno”.

Como respuesta a la pregunta del periodista: “¿Es por eso por lo que las madres lloran de alegría cuando les anuncian la muerte de sus hijos?”, Sabri respondió:

« Ellas sacrifican voluntariamente sus retoños por amor a la libertad. Es una grandiosa manifestación del poder de la fe. Las madres participan en la gran recompensa de la Yihad, que es la liberación de El Aksa... He hablado con un adolescente que decía:... “Quiero casarme con las (hermosas) mujeres celestiales de ojos negros”. Al día siguiente, se convertía en un mártir. Estoy convencido de que la alegría de la madre era total ante la idea de ese matrimonio. Un hijo así se merecía una madre como ésa ».

“Inculcamos a los niños palestinos, desde su más tierna infancia, el odio hacia los judíos y la glorificación de la Yihad (guerra santa) –hasta la muerte y el ‘martirio’- y eso forma parte fundamentalmente de su cultura”. Como lo relataba el WorldNetDaily[44],  una emisión televisiva llamada “Club de niños” (Children’s Club) que presenta espectáculos de marionetas, canciones y un personaje de Mickey, ensalza la violencia y el terrorismo, enseñando a los niños canciones como “Cuando entre en Jerusalén, me transformaré en una “bomba viviente”. En una grabación de vídeo de esta emisión, se ve igualmente a chiquillos cantar canciones en las que se habla de coger una “ametralladora” para dirigir “la violencia, la cólera, la cólera, la cólera” contra los israelíes[45].

El 27 de octubre, Gerald M. Steinberg, periodista del Jerusalem Post, señaló reacciones chocantes tras la muerte violenta de algunos niños palestinos:

“Entrevistados por periodistas después de las (recientes) tragedias, los padres de estas jóvenes víctimas, hablan de sus hijos como de ‘shahid’ (mártires) cuya vida ha sido ofrecida, voluntariamente y con orgullo, a la causa palestina, combatiendo al odiado enemigo sionista”.

“En una escena increíblemente impactante, una madre se vanagloria de haber educado a su hijo sobre esa cuestión, mientras el padre se jacta de haberse ocupado de su entrenamiento. Los padres también recibirán una ‘recompensa’ financiera bastante importante de la Autoridad Palestina”, añade el periodista.

Sin embargo, no todos los padres palestinos están de acuerdo con sacrificar a sus hijos a la “Yihad” contra Israel.  Pero con demasiada frecuencia les resulta imposible poder expresarse.

Recientemente, una periodista árabe pro-palestina del periódico árabe-londinense Al Sharq al Awsat, ha condenado la explotación de niños en la lucha contra Israel:

“Algunos dirigentes palestinos... dan órdenes conscientemente para que los niños pongan fin a su infancia, incluso si eso significa acabar con su vida”, escribe Houda Al Husseini en la edición del 27 de octubre.

“Quisiera saber por qué nosotros, los árabes, insistimos en morir por nuestra patria en lugar de vivir por ella”, declara esta periodista. “Si estos niños no tienen nada que perder y piensan que el entrenamiento es... un juego, ¿debemos continuar a empujarles a ello con hipocresía y un entusiasmo estúpido hasta que se dejen la vida en ello? ¿Hemos agotado todos los medios y todos los argumentos, hemos agotado... nuestros cerebros para no encontrar nada mejor que hacer que jugarnos la vida de nuestros hijos y empujarles a luchar contra Israel? ... ¿Qué clase de independencia construimos sobre la sangre de niños mientras que los dirigentes (palestinos) viven seguros, al igual que sus hijos y sus nietos?”, se interroga. “¿Es que sólo los miserables son conducidos a la muerte cuando está comenzando su vida? Es probable que estos niños jamás, en su corta vida, hayan saboreado un trozo de pan fresco, dormido en una cama bien caliente, tenido la felicidad de llevar puesta ropa nueva o llevar a la escuela libros no deteriorados...”

Basándose en el hecho de que “la época de Arafat y las personas que lo rodean ha alcanzado su declive”, la periodista y militante palestina ataca la cultura dominante de los palestinos hoy en día:

“Antes de nada, estos niños merecen vivir antes de que nosotros los empujemos a morir. Ahora bien, ¿qué les hacemos? Matamos su inocencia, les proporcionamos toneladas de piedras, mientras nosotros estamos sentados en un despacho y pronunciamos su sentencia de muerte. Después aceptamos una invitación a un almuerzo o a una cena de trabajo y hablamos de estos niños que murieron con piedras en las manos, niños que, probablemente, tenían hambre”[46].

La exaltación institucional de los atentados suicidas ante  los niños

Podemos leer, por ejemplo, en la prensa palestina del 2008[47] que un campamento de vacaciones recibió el nombre de Dalal Mughrabi, que en 1978 atacó un autocar israelí y provocó la muerte de 37 personas mientras que en la clausura de otro campamento de vacaciones, el coordinador del comité de jóvenes insistía en la voluntad de los jóvenes de continuar en el camino del shahid (martirio) [48] . El periódico Al-Hayat Al-Jadida (Fatah) del 30 de julio de 2002 nos informaba de que el nombre de la misma “shahida” le ha sido puesto a una escuela para niñas de Hebrón, por cierto, subvencionada  por los Estados Unidos. El mismo periódico nos hacía saber (30/5/2001) que este mismo nombre le había sido puesto también a un jardín de infancia. Ocho escuelas, de las cuales seis de primaria para niñas, han recibido el nombre de Al Khansa,  una mujer que en la tradición islámica, celebró la muerte de sus cuatro hijos en una batalla[49].

Por otra parte, veintidós escuelas, incluidas las primarias, recibieron el nombre de diferentes “shahids”.

En lo que concierne a los manuales escolares, Hillary Clinton declaraba en una conferencia de prensa en el Senado en febrero de 2007: “Estos libros de clase no educan a los niños palestinos, los adoctrinan. Al ver este informe junto a otros medios de comunicación a los que están expuestos estos niños, obtenemos una visión más amplia que es inquietante. Es inquietante en el plano humano, me perturba como madre y me perturba como Senadora de los Estados Unidos porque envenena de manera fundamental y profunda las mentes de estos niños” [50].

Efectivamente, el dibujo de un niño mártir muerto aparece en los libros de las escuelas palestinas de séptimo curso[51] con el siguiente poema que glorifica al mártir:

El martirio,  por Abd El Rahim Mahmud :

“Tendré mi alma en mi palma
Y la arrojaré en el abismo de la destrucción...
Veo mi muerte,
Me precipito hacia ella...
El sonido de las armas me resulta agradable
Y mi alma se alegra del mar de sangre...
Así es la muerte de los hombres de verdad
Y para los que buscan una muerte noble, aquí la tenéis...”  

Este poema aparece también en el manual  Nuestra lengua árabe para el quinto curso.

Los libros escolares animan a los niños a no temer a la muerte enseñándoles que la muerte está predestinada y que vale más el martirio que cualquier otra muerte. “El musulmán se sacrifica por sus convicciones y lleva a cabo la Yihad (guerra santa) por Alá. Nada lo detiene porque sabe que la hora de su muerte está predestinada y que vale más morir como mártir en el campo de batalla que morir en su cama ...” (Educación islámica, 8° curso, página 176[52])

Un vídeo palestino producido en 2000[53] anima a los niños a convertirse en mártires. Su protagonista es el personaje de Mohammed al-Dura, el niño que ha dado lugar a una de las más gigantescas y mortíferas falsificaciones mediáticas de la Historia[54]. En la cinta, al-Dura llega al paraíso, en el que se ven playas, cascadas y una noria de los parques de atracciones. Al-Dura se dirige a los niños palestinos y les dice: “No os saludo con la mano para deciros adiós. Os saludo con la mano para deciros que sigáis mis pasos”.

Más tarde, un extracto muestra un niño y una niña que depositan sus juguetes en el suelo y juntan piedras. En la banda sonora se canta una canción: “¡Qué agradable es el perfume de los mártires, qué agradable es el perfume de la tierra, la tierra enriquecida con la sangre, la sangre que se vierte de un cuerpo fresco”.

Podemos observar aquí directamente de qué modo se utiliza a los niños palestinos y se les empuja al “martirio” para servir a los fines de la propaganda palestina.

Esta misma propaganda utiliza e instrumentaliza sin ningún reparo el tema del Holocausto con un mecanismo que es, a la vez, de negación y de proyección: según un artículo aparecido en Al Ayyam, “El Comité nacional de protección de la infancia contra el Holocausto” ha inaugurado sus actividades con una exposición sobre el Holocausto. En ella podemos encontrar un gran horno en el que se quema a niños pequeños. La imagen superior habla por sí sola”[Al Ayyam, 20 de marzo de 2008]. Niños palestinos de Gaza han asistido, en efecto, a una exposición que presenta a Israel quemando a niños (palestinos) en un horno crematorio. En dicha fotografía, se pueden ver niños alrededor de muñecas situadas en una maqueta que reproduce un horno de cremación[55].

Todo esto no puede sino recordarnos las “Pasiones” de la Edad Media tras cuya representación solían producirse pogromos [56].

En otra parte de la exposición, puede verse un estrado que lleva la frase: “¡Detened los holocaustos de Israel!” [Al Hayat Al Jadida, 20 de marzo de 2008].

La televisión de la Autoridad Palestina (Fatah) ya había hecho creer que Israel había quemado niños durante el Holocausto. (!!!) En un fragmento del vídeo de esta representación musical, se ha podido ver, sobre un fondo de fotos de hornos y de figurantes representando el papel de niños muertos, un actor que declama:

“Son ellos [Israel] los que perpetraron el Holocausto... Abrieron los hornos para nosotros, para asar seres humanos... y cuando un horno dejaba de quemar, encendían otros cien” (Televisión de la Autoridad Palestina, 25 de marzo  de 2004) .[57]

Las consecuencias psicológicas

Hemos visto que no se trata solamente de una “vocación para matar”, sino también de una vocación “para morir” inducida por la educación y alentada por las presiones llevadas a cabo sobre ciertos adolescentes para cometer atentados suicidas.

Por  tanto, tenemos que tratar no sólo con una completa negación, con una inversión “loca” de realidades históricas, como lo hemos visto más arriba, sino con un clivaje total del objeto, bastante comparable al que provocaban los pogromos, excepto que, si en ambos casos, el objeto malo es el Judío, en el caso de los jóvenes palestinos, el objeto idealizado no es una imagen dulce y pacífica como Jesús o María, sino el Asesino. No es Cristo que muere para salvar a los demás el modelo de identificación, sino el hombre que se mata él mismo para matar a los demás. La distancia entre el Asesino, contemporáneo del sujeto, y el sujeto mismo es muy pequeña; de hecho, el objeto de idealización es el propio sujeto proyectado en el futuro, una vez que haya matado judíos y, eventualmente, accedido al martirio, habida cuenta del discurso de los padres, las madres y los líderes tal y como a veces tenemos ocasión de ver. En cierto modo, el sujeto se convierte en su propio ideal del yo, un ideal del yo que coincide rápidamente con un yo ideal muy mortífero y megalomaníaco.

Pero el niño puede incluso percibirse como concebido en un acto de odio, engendrado para matar y para morir: “Haced diez niños, −dijo Arafat−, dos para vosotros y ocho para mí”. O esas madres de “mártires” que aseguran que son más felices en el entierro de sus hijos que en sus bodas (Emisión de televisión, France 3, 9 de octubre de 2000). En este caso, podemos hablar de identificación “explosiva” en todos los sentidos de la palabra puesto que las identificaciones recíprocas de los niños que rivalizan en deseo de muerte y de martirio realizan una auténtica explosión y recuerdan lo que en el Instinto Filial Imre Hermann llama el “torbellino del instinto” del cual señala que está sustentado por lo que él llama el “vector de muerte”.

Es en este punto en el que adquiere toda su importancia la cuestión evocada más arriba sobre la existencia o no de una pulsión de muerte: si existe realmente una pulsión de muerte susceptible de ser totalmente desintrincada, desligada de la pulsión de vida, estamos ante un desencadenamiento mortífero del que parece difícil saber lo que podría detenerlo, porque se mantiene él mismo. Si por el contrario sólo se tratara de un error mortífero de la pulsión de dominio en un contexto megalomaníaco engendrado especialmente por la complicidad pasiva[58] o activa[59] del mundo exterior, islámico o no, se puede esperar que un retorno a la razón pueda producirse, a condición de que la presión de la realidad sea suficiente, es decir, sobre todo, que cese la complacencia hacia estas manifestaciones.

“Nosotros amamos la muerte mucho más de lo que los judíos aman la vida”, declaraba en la misma emisión un coronel del Fatah, mostrando bien la similitud que existe entre el estado de ánimo inculcado a la juventud palestina, no con el espíritu de la Resistencia con el que algunos han tenido la vergüenza de compararlo, sino más bien con el “Viva la Muerte” de los fascistas españoles y más todavía con el culto a la muerte de las SS.

 



 

1 Ver, por ejemplo, los vídeos : "Les enfants soldats de Mogadiscio", en http://www.wideo.fr/video/iLyROoafYh2E.html

o: "Enfants soldats guerre en Afrique Liberia", en

http://www.dailymotion.com/video/x59imp_enfants-soldats-guerre-en-afrique-l_news

2 http://www.lemagazine.info/?Enfants-soldats-en-Afrique , 6/4/2005 

3 Mouzayan Osseiran-Houbballah,  L’enfant-soldat, Paris, Odile Jacob, 2003.

4 Raymond Cahn,  Adolescence et folie, Paris, PUF, 1991.

5 Sigmund Freud , "On Narcissim, an introduction", 1914.

6 Sigmund Freud, "The dissolution of the Oedipus complex", 1923. 

7 Otto Kernberg, Borderline conditions and pathological narcissism, New York, Jason Aronson, 1975.

8 Herbert Rosenfeld, "A clinical approach to the psychoanalytical theory of the Life and Death instincts: an investigation into the aggressive aspects of Narcissism", International Journal of Psychoanalysis, 1971, LII, N° 2 .

9 http://fr.wikipedia.org/wiki/Enfant_soldat

10 Loc.cit.

11 http://www.cvm.qc.ca/encephi/Syllabus/Histoire/Passecompose/enfantSierraLeone.htm

12 André Green, "la mort dans la vie", pp. 309-332, en La pensée clinique, Paris, Odile Jacob, 2002.

13 Ver p. 326.

14 Denis Ribas, "Chroniques de l'intrication et de la désintrication pulsionnelle", en Revue Française de Psychanalyse, 2002,  LXVI, 1689-1770.

15 Gilbert Diatkine, "Malaise dans la civilisation et désintrication personnelle", en Revue Franç. Psychan., 2002, LXVI, 1845-1851.

16 Jean Gillibert, "De l'objet pulsionnel de la pulsion d'emprise", en Revue Franç. Psychan., 1982,  XLVI, 1211-1243.

17 Jean Bergeret, "La violence fondamentale", en Revue Franç. Psychan., 1981,  XLV, 1335-1350.

18 Janine Chasseguet-Smirgel, Ethique et esthétique de la perversion, Paris, Champ-Vallon, 1984.

19 Paul Denis, "Emprise et théorie des pulsions", en Revue Franç. Psychan., 1992,  LVI,1295-1421.

20 Guy Laval, "Emprise et trauma", en Revue Franç. Psychan., 1992,  LVI, 1463-1472.

21 Criminalidad y desarrollo en África, Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Junio 2005.

22 www.rfi.fr/fichiers/mfi/education/1378.asp

23 http://www.genreenaction.net/spip.php?article5461

24 http://www.cvm.qc.ca/encephi/Syllabus/Histoire/Passecompose/enfantSierraLeone.htm

25 Christophe Ayad, Libération, 6/2/2007.

26 Sobre la utilización de la violación como arma de guerra por las fuerzas gubernamentales sudanesas en  Darfur, ver también: http://www.institutidrp.org/darfour.htm

27 http://www.cvm.qc.ca/encephi/Syllabus/Histoire/Passecompose/enfantSierraLeone.htm, loc.cit.

28 Lo cual era, por otro lado, verdadero para los niños soldado del Líbano, pero seguramente no para los que combaten en las luchas tribales africanas.

29 M. Klein, Notes on Some Schizoids Mechanisms, 1946.

30 B. Grunberger, Narcisse et Anubis,  Paris, éd. Des Femmes, 1989.

31 Citado por Bernard Lewis , The Jews of Islam, Princeton, Princeton University Press, 1984.

32 Malek Chebel, L'imaginaire arabo-musulman, Paris, Presses Universitaires de France, 1984.

33 Los Aliados, versículo 33.

34 Elias Canetti (1960), Masse und Macht, Hamburg, Hoffmann und Campe Verlag, 2003.

35 Recordemos la diferencia entre la acepción islamista de esta palabra (se accede al martirio matando) y la acepción habitual, fundamentalmente cristiana.

36 www.postedeveille.ca/2009/07/index.html

37 http://www.resiliencetv.fr/?p=4677

38 http://www.pointdebasculecanada.ca/article/799-le-hamas-avoue-utiliser-des-boucliers-humains.php. Ver también los comentarios de Ahmed Ghlamallah, "Femmes et enfants en boucliers humains : une tradition bédouine devenue islamiste", Riposte laïque, 12 janvier 2009, N° 71 (http://www.ripostelaique.com/Femmes-et-enfants-en-boucliers.html) .

39 http://www.pmw.org.il/asx/PMW_AhmadYassinClipKids.asx

40 Pueden encontrarse varios vídeos que muestran la incitación a los atentados suicidas en :

http://www.pmw.org.il/tv%20part3.HTML, loc. cit.

41 http://www.pmw.org.il/tv%20part3.HTML, loc. cit.

42  © David Kupelian, 2001 WorldNetDaily.com

43 Jerusalem cleric praises child "sacrifices"  (10 de noviembre de 2000). Este artículo puede consultarse en http://www.wnd.com. Ver también, en la misma página de David Kupelian, Palestinian TV urging children to kill, (17 mayo de 2001).

44 Loc.cit., 10 nov. 2000.

45 Grabación de emisiones de 1998, visibles en http://www.youtube.com/watch?v=zAHHjfUxERY.

46 (Las traducciones de la entrevista de Al Ahram al Arabi del 27 de octubre y del artículo de la periodista Huda al-Husseini han sido realizadas por el Middle-East Media y el Institut de Recherche MEMRI, organización no lucrativa e independiente que traduce artículos de los medios de comunicación árabes y de análisis e investigaciones originales sobre los acontecimientos en Oriente Medio).

47 Al-Hayat Al-Jadida (Fatah),  23 de Julio de 2008 et Al-Ayyam, 22 de julio de 2008.

48 Fuente: Al-Hayat Al-Jadida (Fatah), 12 de agosto de 2008.

49 http://www.palwatch.org/main.aspx?fi=608

50 http://www.palwatch.org/

“These textbooks do not give Palestinian children an education; they give them an indoctrination. When we viewed this report in combination with other media that these children are exposed to, we see a larger picture that is disturbing. It is disturbing on a human level, it is disturbing to me as a mother, it is disturbing to me as a United States Senator, because it basically, profoundly poisons the minds of these children”.

51http://74.125.113.132/search?q=cache:aQsgufw7LFAJ:www.amitiesquebecisrael.org/textes/abus.pps+%22notre+langue+arabe+pour+la+5e+année%22&cd=2&hl=fr&ct=clnk

52 Ministerio de Educación de la A.P., manual basado en un libro jordano.

53 Mohammed Al Dura Calls Children to Follow him to Paradise –. Clip emitido en varias ocasiones en la televisión palestina desde el 25/12/2000. http://unitedjerusalem.org/index2.asp?id=419102&Date=8/14/2007

54 Ver Gérard Huber, Contre-expertise d'une mise en scène, 1801, Le Mont-Pèlerin, Suisse, Éd. Raphaël,  2003. Ver igualmente de David Kupelian:  Who killed  Mohammed al-Dura?12-year-old Palestinian 'martyr' likely killed by his own people (4 de diciembre de 2000) Artículo  consultable en http://www.wnd.com.Ver también los trabajos de Philippe Karsenty.  Por ejemplo: "Il faut révéler l'imposture Mohammed Al Dura": marcoroz.over-blog.com/article-24373865.html.  Hay que precisar que Philippe Karsenty ha ganado dos procesos por difamación, uno en grado de apelación el 21 de mayo de 2008 en el proceso entablado contra él por Charles Enderlin y France 2 (Charles Enderlin había recibido el apoyo de una petición firmada por numerosos “intelectuales” alborotados por el periódico Le  Nouvel Observateur). El otro, el 11/6/2010,  que él mismo entabló con Canal + y la Sociedad de producción Tac Presse, que le habían acusado de falsificar la información.

55 Ver también la foto y el texto en http://www.pmw.org.il/Latest%20bulletin.html#oven190404.

56 El compositor israelí André Hajdu ha hecho de la violencia de los pogromos que nacía de esta confusión entre juego, fantasía y mito, el tema de su oratorio Ludus Pascalis.

57 Itamar Marcus y Barbara Crook, http://www.debriefing.org/26215.html

58 Ver Georges Gachnochi, “De la volonté d'emprise au syndrome de Stockholm : La civilisation en triste état ?”, Perspectives Psy, 2002, XLI, (N°4), 280-285.

59 Ver Janine Chasseguet-Smirgel, “ L'idéalisation de la terreur”, Perspectives Psy, 2002, XLI, (N°4), 276-279.