aperturas psicoanalíticas

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revista internacional de psicoanálisis

Número 074 2023

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La "situación presente" en el psicoanálisis contemporáneo: Pautas circulares y cambio psíquico

The present situation in contemporary psychoanalysis: Circular patterns and psychic change

Autor: Vargas Arreola, Roberto

Para citar este artículo

Vargas Arreola, R. (2023). La "situación presente" en el psicoanálisis contemporáneo: Pautas circulares y cambio psíquico. Aperturas Psicoanalíticas (74), artículo e3. http://aperturas.org/articulo.php?articulo=0001232

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Resumen

El presente artículo de investigación tiene el propósito de reflexionar sobre la noción de tiempo en el psicoanálisis contemporáneo, considerando como ejes de análisis los relatos y las experiencias que suceden dentro de una sesión psicoanalítica. Si bien el inconsciente es atemporal, sus derivados pueden registrarse como indicadores temporales sobre la vivencia del pasado, el presente y el futuro. Al respecto Stern nos dice que el momento presente entreteje las inscripciones del pasado como pautas circulares con relación al trauma y el futuro como el encuentro de nuevos significados que apuntalan hacia el cambio psíquico. La situación presente representa una función del psicoanalista contemporáneo, suspendido en una escucha “sin memoria y sin deseo” (de acuerdo a Bion). La capacidad para tolerar la espera y el “no saber” en la comprensión de un material psicoanalítico, de acuerdo con Casement; apreciar los cambios sutiles en la transferencia minuto tras minuto, en referencia a Joseph; conducirse por el impulso de la pregunta infinita, como lo mencionaría Bollas; y explorar nuevos significados dentro de un camino circular pautado son algunas formas que el psicoanálisis contemporáneo ha propuesto para trabajar analíticamente y propiciar el cambio psíquico. Finalmente, se presenta una viñeta clínica para ilustrar los aspectos referidos en un proceso psicoanalítico.

Abstract

The purpose of this research article is to reflect on the notion of time in contemporary psychoanalysis, considering as axes of analysis the stories and experiences that happen within a psychoanalytic session. Although the unconscious is timeless, its derivatives can be registered as temporal indicators about the experience of the past, present and future. In this regard, Stern tells us that the present moment interweaves the inscriptions of the past as circular patterns in relation to trauma and the future as the encounter of new meanings that support psychic change. The present situation represents a function of the contemporary psychoanalyst, suspended in listening “without memory and without desire” (according to Bion). The ability to tolerate waiting and "not knowing" in the understanding of psychoanalytic material, according to Casement; appreciate the subtle changes in the transfer minute by minute, referring to Joseph; be driven by the impulse of the infinite question, as Bollas would mention; and exploring new meanings within a prescribed circular path are some ways that contemporary psychoanalysis has proposed to work analytically and promote psychic change. Finally, a clinical vignette is presented to illustrate the aspects referred to in a psychoanalytic process.


Palabras clave

cambio psíquico, momento presente, psicoanálisis contemporáneo, tiempo, trauma.

Keywords

present moment, time, contemporary psychoanalysis, trauma, psychic change.


El pasado no muere con los muertos
Helo aquí atollado, pero en movimiento
Rueda hipnotizada
Roja homilía dispersa
Bajo el agua que sisea
Tiovivo que me ciñe
Como un abrigo de cristal cortado;
Éste es el lugar de la cita
Éste es el encuentro

 

– Marco Antonio Montes de Oca

 

La rememoración es un proceso natural de los seres humanos que nos permite historizar y constatar el sentido del tiempo. El pasado se cruza y entreteje las experiencias del presente, otorgando nuevos significados. Enríquez (1987) refiere que en todo ser humano hay una instancia subjetiva que lo empuja a la rememoración y a la investigación del pasado: "Desear conocer los comienzos, querer volver atrás para orientarse en el tiempo, recuperarlo, dominarlo, son coexistentes con la vida" (p. 102).

Los comienzos de nuestra historia, las primeras inscripciones de la memoria y los registros de la vida inconsciente brindan pautas de contacto e interacción con el mundo e intervienen en la rememoración como constatación del tiempo. Eliade (en Enríquez, 1987), refiere que

…es preciso volver atrás y llegar hasta el comienzo del mundo, dicho de otro modo, recuperar el pasado a fin de conocerlo, impartirle sentido e impedir que intervenga en el presente salvo para significar que ciertos acontecimientos no sólo ocurrieron, sino que también han sido constitutivos de nuestra historia. (p. 103)

De acuerdo con Husserl, la experiencia del momento presente conlleva el registro del pasado y el futuro; para Heidegger la unidad extática de la temporalidad significa que las experiencias integran las tres dimensiones del tiempo (Stolorow, 2007). Stern (2004/2017) plantea que vivir subjetivamente el presente es complejo, dado que cuando tenemos un recuerdo, constatamos que la experiencia de recordar está ocurriendo ahora. Cuando rememoramos, el revivir se está produciendo en ese momento. Puede ser que tengamos expectativas sobre el futuro, pero éstas también son vivenciadas en el momento presente. Para el autor, el presente es una unidad ínfima de tiempo, en la que no cabe ningún hecho completo, es un punto móvil que va avanzando en el futuro y dejando el pasado atrás.

Wilfred Bion (1967, p. 273) escribe  “el psicoanalista debe aspirar a la exclusión constante de la memoria y el deseo” y así convoca a dejar a un lado los deseos y recuerdos para privilegiar la experiencia emocional del momento presente, entendido como el estado de inmediatez de lo que sucede en la sesión y que es registrado a través de la atención libremente flotante con el fin de transformar, a través de la función rêverie, la experiencia emocional en una experiencia sensorial pensable. En palabras de Casement (1990), el recuerdo activo de la sesión anterior, el deseo de curar o de influir y la ilusión de comprender en función de lo conocido por la teoría conspiran contra la apertura a la individualidad del paciente.

Situarse en el “momento presente” (Stern, 2004/2017) es una de las actitudes clínicas del psicoanalista contemporáneo que sugiere una rendición o entrega. Ghent (2014) refiere que esto no significa una derrota, sino una cualidad de liberación, de expansión del self y de “dejarse llevar”. En palabras del autor, la entrega o rendición es una experiencia de estar “en el momento” presente, donde pasado y futuro como dos tiempos que requieren una “mente” en el sentido de proceso secundario, han retrocedido de la conciencia. De acuerdo con Ghent (2014), en Occidente, la rendición tiene un significado de derrota; mientras que en Oriente tiene un significado de trascendencia o liberación. Para el autor, este estado tiene vinculación con “el área de fe” (Eigen, citado en Ghent, 2014, p. 68), como forma de experiencia que involucra todo nuestro ser, con todo hacia afuera, con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestro poder. Nos convoca a estar presente para el otro desde nuestra subjetividad y nuestra historia.

En sentido estricto, el momento presente involucra la reedición del pasado y el reconocimiento de nuevos elementos psíquicos desde donde se puede proyectar el futuro. Cuando existe un trauma, la experiencia se vuelve un marco congelado de eterno presente donde las experiencias futuras no alcanzan a generar nuevos significados, o condenan al sujeto a la repetición del evento traumático (Stolorow, 2007). El fenómeno de la repetición o patrón relacional implica la reproducción de un trauma o de una experiencia deficitaria. En este caso se puede apreciar la circularidad, la turbulencia y el agotamiento que trae consigo el evento repetido. El tiempo, por tanto, no es experimentado como lineal, sino en espiral por los procesos regresivos y progresivos que implica la experiencia emocional o como un tiempo paralizado debido a los momentos de detención en el desarrollo en donde un niño y un adulto coexisten en una misma persona.

El tiempo cíclico se caracteriza por percibir el tiempo en un espiral, bajo la premisa de que todo es un ciclo, todo vuelve y se va para volver, todo es el ciclo vida-muerte-vida, donde no hay vida sin muerte y donde la vida empieza a surgir en el momento en que algo muere. El tiempo cíclico lo vemos en la naturaleza, en la salida de sol, las fases lunares, las estaciones, los ciclos del agua, el nacer de los bebés y la muerte de la vida. Desde un punto de vista clínico, existen ciclos que se encuentran en un estado comprimido, dando lugar a que la repetición no sea atravesada o trastocada por los registros subjetivos; hay ciclos que involucran un estado de mayor despliegue subjetivo porque alcanzan a integrar elementos distintos que pueden alterar o modificar la pauta circular.

La perspectiva freudiana del psicoanálisis comprende que aquellos acontecimientos que se repiten no han sido recordados y elaborados, por lo que se manifiestan a través del vínculo transferencial; la relación presente contiene la relación pasada. La función de repetir, entonces, sería recordar; en otras palabras, integrar ideas y afectos que han quedado fuera de la experiencia presente. A pesar de que cada repetición trae consigo un evento que significamos de la misma manera, un análisis profundo de la interpretación de la experiencia podría repercutir en el registro de algún elemento nuevo que permita salir del camino circular pautado, abrir un camino, un cambio psíquico y un posicionamiento subjetivo distinto.

De acuerdo con Casement (1990), en la relación terapéutica existe la expectativa de que el presente se asemeje a una situación similar que pertenece a un conjunto inconsciente previamente formado. Esta impresión de similitud entre pasado y presente puede ser iniciada por el paciente o el terapeuta. La percepción equivocada de la similitud en tanto igualdad es lo que da origen al fenómeno de la transferencia, que consiste en transferir del pasado la experiencia previa y los sentimientos asociados, y experimentarlos como si fueran reales en el presente. Por tal motivo el fenómeno de la transferencia puede producir tal sensación de realidad e inmediatez, sugiriendo que el analista pueda esperar a tener una mayor comprensión del material del paciente, tolerar la incertidumbre y el no saber, hasta comprender mejor la secuencia del discurso y los contenidos que son similares o equivalentes. El rompimiento del ciclo repetitivo, de acuerdo con el autor, se genera a través de la interpretación sistemática de elementos que están configurados como patrones y que se ponen en juego en la relación terapéutica.

Desde otro punto de vista, Joseph (1993) sugiere una técnica que permite registrar minuto a minuto la transferencia, por medio de las asociaciones del paciente y la revisión puntual de la contratransferencia del analista. Para la autora, en cada sesión, existen cambios sutiles en el estado mental y emocional del paciente a través de la presencia de ciertas fantasías y de ciertos vínculos que se manifiestan a través de la comunicación verbal y no verbal. La expresión minuto a minuto conlleva la posibilidad de escuchar, con un alto grado de fineza, los matices afectivos de la sesión; lo cual permite que el paciente y el analista amplíen su campo perceptual a través de la exploración psicoanalítica.

Con base en lo referido, encontrar una salida dentro del laberinto del síntoma o la circularidad del trauma se puede alcanzar a través de la interpretación de contenidos similares que están configurados en patrones, como lo sugiere Casement (1990) o por medio de la exploración de los cambios afectivos sutiles que aparecen en la transferencia y contratransferencia, de acuerdo con el planteamiento de Joseph (1993). Sin embargo, con las conversaciones y narrativas compartidas, el paciente descubre y construye nuevos significados que empieza a reconocer alrededor de la circularidad traumática, algunos de los cuales se pueden convertir en los nuevos pilares de constitución psíquica y traer un respiro al síntoma, una perspectiva distinta de la realidad y un horizonte que empieza a dibujarse en el paisaje psíquico.

Al respecto, la función prospectiva es un término planteado por Jung y retomado por Atlas y Aron (2020) que hace alusión a una transformación de un designio en un destino, de una circularidad fantasmática a una pronunciación subjetiva. Los autores señalan que las metas, esperanzas y sueños inconscientes nos acercan a nuestro destino, dado que resguardan un valor subjetivo del deseo. Destacan, por otro lado, el modo en que anticipamos y ensayamos de manera inconsciente ciertos hechos para la conformación del futuro. Dejamos de ser objetos de suerte para convertirnos en sujetos con agencia. La función prospectiva a la que alude Jung, no se refiere a un asunto profético, sino al hecho de que inconscientemente anticipamos, visualizamos y construimos las posibilidades del futuro. Mientras que la repetición es circular, la función prospectiva inaugura cambios en los sistemas de organización emocional y mental.

De acuerdo con Bollas (1989), en la literatura clásica se tiende a emplear como sinónimo “hado” y “destino”, no obstante, existen diferencias significativas en la interpretación de estos términos. El término “destino” dibuja un curso que es un potencial en la vida y se puede consumar si el sujeto es un tanto afortunado, resuelto y osado. El destino no interviene como un acto caprichoso de alguno de los dioses, el curso del destino puede ser alterado debido a la interpretación del héroe épico que se conduce por los designios subjetivos. Destino proviene del latín “destinare” que significa establecer, asegurar o afirmar; se liga a una acción más que a unas palabras.

El hado, por su parte, deriva del latín fatum que es el participio pasado de fari que significa hablar. Fatum es una declaración profética y fatus es un oráculo. Por tal motivo, el hado alude a un poder que presuntamente profetiza lo que va a ocurrir, suele ser pronunciado por un oráculo o por las palabras de una persona. selfEl hado conduce a la sensación de estar determinado por la historia. El propio ser-genuino no ha sido descubierto ni facilitado en una experiencia vivida. La persona subyugada por el hado no ha podido contactar con su idioma interior, vive un ser falso y una vida reactiva.

El impulso de destino, de acuerdo con Bollas (1989), es la fuerza inmanente al idioma del sujeto en su impulso por consumar su potencial de elaboración como persona. Puede hacer uso de objetos materiales y mentales, para enunciar un idioma personal que se articula a través de los encadenamientos de la experiencia. El impulso de destino configura la forma en el que el propio ser genuino se desarrolla; la noción genuina del ser, por su lado, es retomada de Winnicott (1986) quien planteó que el verdadero self se constituye de la transformación del potencial heredado, proviene del gesto espontáneo y de la idea personal, por ese motivo tiene una vida secreta. En opinión de este autor, solo el verdadero self es creativo y puede sentirse real, dado que procede de la vida de los tejidos y funciones corporales, incluyendo la acción del corazón y de la respiración.

            Una inquietud en mi formación como psicoanalista ha sido qué tanto el trabajo terapéutico consiste en descubrir o en construir el camino para transitar sesión tras sesión. Sin duda, hay consideraciones clínicas en cada uno de estos caminos. Descubrir alude a la acción de hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente en tierras o mares desconocidos. Construir implica la acción de fabricar, hacer o edificar a partir de lo dañado, lo agrietado, lo no brindado o lo negado, en alusión a la teoría del déficit. Considero que nuestro trabajo clínico implica un descubrimiento y una construcción de caminos para que el paciente pueda convertirse en sí mismo. Desde este punto de vista, no tiene mayor relevancia develar contenidos inconscientes ni formar estructuras psíquicas, si no repercuten en un estado subjetivo de integración.

Para Bollas (2013) vivimos dentro del impulso de una pregunta infinita que nos conduce a integrar aquellos contenidos que se encuentran en los márgenes de nuestra comprensión. Desde su perspectiva, por mucho que creamos que estamos resolviendo nuestros problemas, cada solución trae consigo nuevas preguntas que socavan nuestra certeza. Asimismo, las conclusiones filosóficas inevitablemente estallan en pedazos ante las nuevas preguntas porque, como sucede con todas las formas de pensamiento, las respuestas que nos permiten vivir nos conducen a nuevas formas de conocimiento (Bollas, 2013).

La noción de tiempo en psicoanálisis nos sitúa en el momento presente y en la circularidad de la experiencia traumática, abriendo caminos y posibilidades para otras maneras de ser y estar en el mundo. El sujeto del inconsciente, con sus inquietudes contemporáneas, experimenta temor hacia el futuro y desasosiego por los patrones que repite incansablemente. Sin embargo, con la pregunta mediante, intenta pensar en otras formas de respuesta donde pueda reconocer y trazar su lugar en el mundo. Desde este punto de vista, la pregunta nos abre un camino hacia el cambio dado que las respuestas nos convocan a formular nuevas preguntas. Algunas quedan sin responder, convirtiéndose en preguntas existenciales. Así, con los puntos suspensivos en la escena, en el cuerpo, en los vínculos y en las narrativas de la vida, nos mantenemos expectantes a lo que puede advenir.

Para Buechler, (2018), la esperanza es un ancla que nos coloca en el centro de nosotros mismos y que demanda la aceptación entusiasta de las paradojas de la vida. La esperanza emocional nos empuja a movernos hacia adelante. Para Erich Fromm (citado en Buechler, 2018) tener esperanza significa atreverse, pensar lo impensable sin dejar de actuar dentro de los límites de lo realistamente posible. La esperanza no es pasiva y tampoco es paciente; por el contrario, es impaciente y activa, busca toda posibilidad para la acción dentro del campo de las posibilidades reales. La esperanza, por tanto, es un valor de la clínica orientado hacia el cambio psíquico.

A continuación se presentará un caso clínico con el fin de abordar la situación presente en el espacio analítico, la circularidad del trauma y las manifestaciones de cambio psíquico. La aproximación al caso está atravesada por sueños y metáforas como formas de ilustración de los procesos psíquicos involucrados. La capacidad de proveerse un lugar en el mundo, habitarlo y estar en conexión con otros han sido los principales ejes del proceso psicoterapéutico.

Alicia

Alicia es una mujer de 43 años, soltera, mexicana, docente universitaria, trabaja en un organismo encargado de realizar evaluaciones para el sistema educativo, cuenta con estudios doctorales en Reino Unido. Al llegar a consulta por primera vez, lleva un par de meses en México después de regresar del extranjero y de haber terminado una relación amorosa con un hombre británico, siete años mayor que ella. Su demanda de tratamiento se circunscribe a ser escuchada por un psicoanalista, dado que su hermana le comentó que la podía ayudar.

El relato sobre la relación amorosa que sostuvo en Reino Unido sugiere una situación de abuso en donde ella se hacía cargo de la mayor parte de los gastos debido a que su pareja no obtuvo una beca a la que estaba aplicando y tuvo que estudiar su Doctorado sin apoyo económico. Por otro lado, a decir de la paciente, no mostraba iniciativa por la relación, lo cual hacía que Alicia se sintiera con dudas sobre el interés genuino que podía tener hacia ella. Viajaron a Madrid ya que a ella se le había acabado el dinero y él consiguió trabajo en España, sin embargo la situación de pareja no mejoró, por lo que ella decidió regresar a México.

Asimismo, en las primeras sesiones del tratamiento, la paciente habló de otra relación amorosa menos formal con un joven que había conocido en un lugar de baile. El vínculo duró poco tiempo ya que él le pidió dinero prestado y no le pagaba conforme a lo acordado. Con esos dos ejemplos de por medio, la impresión clínica que tuve en las primeras sesiones era que Alicia estaba envuelta en relaciones de confusión, ambigüedad, dudas, inseguridad y una sensación de dar más de lo que recibía.

Alicia proviene de una familia nuclear compuesta por sus padres y una hermana dos años menor. Sin embargo, gran parte de su infancia y adolescencia no creció con su padre debido a un problema fiscal que lo llevó a estar recluido en un penal de un estado de la República Mexicana. El contexto fue el siguiente: Su padre era un hombre dedicado a los negocios que junto con su familia tuvieron una época de prosperidad, sin embargo algunos manejos fraudulentos (evasión de impuestos) le costaron diez años de cárcel. Al parecer, el padre se sacrificó por su familia, ya que muchos de ellos también actuaban de manera ilegal y él fue el único detenido.

La madre de Alicia solía visitarlo y dejar encargadas a sus hijas con la familia extensa, en particular con una tía que radica en otro estado. Alicia recuerda que la familia materna le preguntaba a su madre si iba a apoyar a su marido a pesar de lo que había pasado y ella refería que sí, sin dudarlo.

Debido a estas ausencias, Alicia se sentía sola, abandonada, sin entender algunas cosas y con la necesidad de hacerse cargo de su hermana menor. En ese contexto, fue abusada sexualmente por uno de sus primos. Su relato, al respecto, da cuenta de la idea de un “sacrificio” para que no le hicieran daño a su hermana. Cabe señalar que Alicia suele ser protectora con ella, aunque por momentos se siente cansada de ceder su lugar y ponerse en situaciones de abuso para que esta no salga lastimada.

Así como ha relatado situaciones de abuso por parte de sus parejas, Alicia refiere una conducta de acoso por parte de uno de sus jefes y una relación sexual forzada por una persona que tenía intenciones amorosas con ella. En suma, entre el abuso, el acoso y el forzamiento, Alicia ha tenido experiencias vinculares que le han dejado poca seguridad y confianza en los hombres. Estos le han fallado en repetidas ocasiones, sin embargo, cuando inicia una nueva relación es porque reconoce que algo le llama la atención sobre la forma de actuar de su pareja, algo que intenta comprender y acomodar dentro de su “catálogo” de conductas esperadas. En la medida en que los conoce, identifica aspectos que pueden cambiar y los plantea abiertamente con el fin de que hagan los cambios esperados. No obstante, nuevamente aparecen decepciones cuando no cumplen con la expectativa de cambio.

A lo largo del tratamiento, Alicia ha propuesto diferentes metáforas para pensar en sí misma y en el contexto que la rodea. La primera alude a una escena en la que está frente a un gigante que le impide salir de una habitación quedando atrapada entre el silencio y el endurecimiento de su mirada. En ese contexto, busca la manera de salir siendo atenta y complaciente, con una sonrisa que sugiere que “nada pasa”, o que prevalece la tranquilidad en medio de la amenaza. El gigante, al parecer, es del tamaño de sus miedos y refleja el tipo de relación que ha tenido con un padre impositivo, especialmente en los tiempos de convivencia familiar donde se tenían que hacer las cosas que él decía. Un padre absorto en contradicciones entre la aceptación y la trasgresión de las reglas, y entre la búsqueda de satisfacción personal y el sacrificio hacia su familia.

En suma, Alicia ha imaginado guardar su mundo interno en una “cajita”, donde al meterse pueda ser ella misma, escondida de la gente, del bullicio, de los juicios y de las ideas o creencias que tienen comúnmente las personas. Cabe señalar que por momentos refiere que ella misma puede caber en esa pequeña caja y pasar desapercibida. Desde ese lugar contempla el mundo, entra y sale conforme a sus necesidades de interacción, aunque a veces es tan agobiante tener que interactuar con la gente que anhela regresar a su mundo privado y olvidarse de los demás.

En relación con este punto, Alicia plantea la idea de las “construcciones”, las cuales se conforman de ideas, juicios y creencias sociales que opacan o diluyen el pensamiento individual y anulan la capacidad que tiene una persona para tener su propio criterio. Refiere que la mayor parte de las personas se conducen por sus construcciones, ella misma reconoce que por momentos se encuentra ante a un funcionamiento así, sin embargo intenta hacerlo consciente y pensar fuera de lo que establece el sistema dominante. Como ejemplo de ello, Alicia está interesada en conocer cómo piensan las personas y hace preguntas encaminadas a entender su cosmovisión del mundo, sin embargo identifica cuando el pensamiento del otro está teñido de construcciones y se esfuerza por saber si piensan eso realmente o su criterio está basado en una opinión externa.

Por otro lado, Alicia ha planteado la idea de apagar todos los switches o interruptores cuando el agobio y el cansancio por la situación social es mayor al deseo de interacción. Esta imagen guarda relación con el anhelo de volver a su cajita. Al apagar todos los switches, nadie la molesta porque no saben que existe, ella misma se encarga de escabullirse cuando alguien está a punto de encontrarla. Si tuviera un poder mágico sería el de desaparecer. En ocasiones, también, ha hecho alusión a apagar los switches de las personas con las que no desea tener más interacción y con ello refiere que el nivel de afectación es menor, simplemente se trata de subir y bajar un switch, como representación de hacer “aparecer” o “desaparecer” a una persona.

Alicia, finalmente, relata un sueño en el que sus padres, su hermana y ella viajan en una combi que era propiedad de la familia, mientras otro coche se empareja y comienza a disparar hacia ellos. Entonces detienen el auto y logran que poco a poco los miembros de la familia vayan bajando, siendo la primera su hermana, después sus padres y Alicia es la última en bajar. Posteriormente, en su sueño, su hermana la salva de un nuevo ataque y ambas caminan por la calle donde se encuentra la casa de los padres, viéndolos caminar a lo lejos. En ese instante, observan cómo un coche se empareja nuevamente en donde caminan ellos y les dispara.

Alicia asocia el sueño con la reclusión del padre, debido al sacrificio que hizo por su familia de origen y la situación de amenaza que dejó en la familia que él creó. La paciente misma tuvo que desarrollar una fantasía omnipotente para salvar a los suyos y quedarse al final en términos de valor e importancia. Este patrón de relación ocurrió con su papá y su familia que, sacrificándose por ellos, estuvo diez años recluido; también ocurrió con su mamá al visitar a su marido en el Reclusorio, con la implicación que tenía descuidar a sus hijas; asimismo, con Alicia buscando proteger a su hermana ante la ausencia de sus padres y, de acuerdo con el sueño, con su hermana menor en la acción de salvar a Alicia de un nuevo ataque.

Alicia, desde este planteamiento, es la protagonista de una historia dramática teñida de fantasía. En lo personal me recuerda al personaje de Alicia en el país de las maravillas, una niña que persigue a un conejo blanco, vestido con un chaleco y con un reloj en la mano que le dice que va tarde a su destino, por lo que intentando alcanzarlo entra en una madriguera hacia un mundo fantasioso en donde, entre otras cosas, tiene que tomar un frasco para hacerse pequeña y entrar por una puerta diminuta en búsqueda de su objetivo. Alicia también ha tenido que entrar en un mundo de fantasía y hacerse pequeña, o incluso invisible, para que la realidad sea más soportable. La soledad y el abandono, en contradicción con la invasión de su intimidad, le ha dejado desencuentros en la interacción con los otros, por lo que en diversas ocasiones ha preferido desaparecer y entrar en su mundo privado donde no puede decepcionarse, ni esperar nada de nadie.

Últimos apuntes

Las sesiones de Alicia sugieren ejercicios de metacomunicación donde los encuentros y diálogos que sostiene con las personas son analizados a detalle. Al sobrepensar las cosas que le ocurren, su discurso impresiona como racional o analítico, aunque en realidad no deja de ser espontáneo. La particularidad del discurso es que la paciente asocia ideas por caminos que mentalmente ya recorrió, aunque siempre hay oportunidad para identificar un tren de pensamiento que no ha cruzado y eso le genera interés por contemplar ideas nuevas o que no había considerado. Alicia presenta un nivel de ansiedad importante ya que imagina situaciones futuras y evita conversaciones incómodas, identifica los patrones vinculares de las personas, sus formas de dirigirse hacia ella y sus dolorosas omisiones.

Recientemente, su pareja británica reapareció, volvieron a tener una relación que nuevamente terminó debido a la falta de coincidencia en los planes a futuro, él al parecer no mostraba una actitud clara y contundente sobre compartir una vida juntos y, por el contrario, había una necesidad anaclítica de que Alicia se hiciera cargo de él. Cabe señalar que durante el tiempo de reencuentro tuvo un accidente grave que lo incapacitó por un tiempo prolongado y que requirió rehabilitación física y cognitiva. En la actualidad, Alicia tiene una relación de pareja con otra persona, a quien evalúa conforme a los estándares del cambio, ella ha planteado su necesidad de que modifique ciertas cosas y él se encuentra en el proceso de determinar qué tanto está dispuesto a realizar lo que Alicia le pide, o en su defecto, negociar las actitudes que desearía que ella también modificara.

Por otro lado, los sueños, metáforas, fantasías, imágenes y escenas que aludían a fenómenos y situaciones esquizoides en la paciente han tenido menos presencia en su vida psíquica. Se encuentra más dispuesta a hablar de lo que necesita y a interactuar con la gente a pesar de las dificultades que reaparecen. Si bien, siempre ha sentido amor por los suyos, así como deseo de contacto y comprensión, el cambio terapéutico que ha sobrevenido radica en que anteriormente prefería pasar inadvertida para que no se percataran de sus sentimientos y salir lastimada; y ahora suele exponer más sus estados emocionales para hacer una solicitud expresa de lo que necesita.

En recientes fechas adoptó de manera temporal a un niño a través del programa “Hogares de corazón” que pertenece al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). El plan surgió por una interrogante sobre su posibilidad de ser madre, lo que trabajó en sus sesiones de terapia durante varios meses. Sin embargo, la experiencia de la adopción no fue la que esperaba ya que percibía que el niño que adoptó, que por entonces tenía ocho años, era excesivamente demandante con ella y a pesar de contar con el apoyo de sus padres en sus cuidados, no lograba satisfacer por completo sus necesidades. El descuido a su persona, la escasez de tiempo, la falta de apoyo por parte del programa del DIF y la dificultad para saber cómo criar y educar al niño, quien además fue diagnosticado con TDAH, fueron las razones por las que prefirió devolver al niño al programa para que pudiera encontrar otra familiar u otra institución de acogida.

Actualmente vive en un departamento que está en el mismo edificio donde viven sus padres, por lo que convive con ellos regularmente. Sin embargo, ella suele ser evitativa con algunos temas (personales, de pareja) con sus padres ya que suelen ser intrusivos en sus relaciones y sus decisiones, pero al mismo tiempo, los percibe despreocupados por las cosas que emocionalmente le pasan, como su estado de salud. Al respecto, en últimas fechas se ha realizado estudios médicos debido a que ha presentado síntomas como migraña, mareos y problemas estomacales. En los estudios salió una alteración de la hemoglobina en la orina, por lo que sospechó de problemas renales. También ha sospechado de hipertensión, aunque su presión se ha mantenido estable. Ella desearía que sus padres fueran más atentos con su estado de salud y le preguntaran cómo se siente, sin embargo, nuevamente se queda suspendida entre la expectativa y la resignación.

El trabajo sobre la situación presente nos ha llevado a quedarnos suspendidos en aquello que aparece sesión tras sesión o que está próximo a ocurrir, sin apelar necesariamente al pasado conformado por su historia de soledad y abandono, o por el futuro en términos de las expectativas de cambio que puede tener hacia las personas. Es la forma que hemos encontrado para no quedar atrapados en el mundo privado de la paciente, en una decepción inerte o en una conclusión definitiva sobre los hechos que pasan. No ha sido un trabajo sencillo, por momentos las decepciones nos alcanzan y no podemos salir de un estado emocional de desesperanza. No obstante, el retorno a ella misma, más allá de las construcciones y el anhelo de comunicación y comprensión en sus relaciones interpersonales han sido los principales ejes para para mantener el trabajo de co-creación en el espacio terapéutico.

El cambio que procuramos en el consultorio nos permite trazar una pauta diferente, un camino que se define conforme avanzamos y que solo a través de una mente prospectiva se puede distinguir de una sensación de circularidad y revuelta. En Alicia, estos indicios o manifestaciones de cambio son bosquejados por sus propias relaciones, su forma de vincularse, de intimar, de sentir, de hablar y de poner límites. Son pronunciamientos de su self que le han permitido salir de su cajita más a menudo y entregarse al momento de encuentro con las personas. Así, deja atrás un patrón relacional de evitación y aislamiento que la dejaba desconectada del mundo y absorta de nada, en medio de una contemplación vacía.

 El psicoanálisis requiere la conformación de una mente prospectiva que preserve la esperanza por un futuro mejor, que trabaje por una mente más integrada, vitalizada y amorosa, por personas más sensibilizadas y conscientes, que tengan mayor sentido de agencia, de responsabilidad en sus actos y de posibilidad de encuentro. Para ello, el psicoanalista contemporáneo se guía por sus propios cambios, por sus ensoñaciones y por su transformación, dado que la pronunciación subjetiva del analista convoca a que el paciente pueda ser pronunciado y habite su propia mente.

Referencias

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